En
época de inundación de santos y vírgenes no está de más centrar
el objetivo y no perderse en una lucha contra la religión como con
otros síntomas de la sociedad de clases, como lo es la desigualdad
entre hombres y mujeres. La lucha política de clase atraerá a los
obreros y al elevar su visión científica de la realidad podrán
ellos mismos desprenderse poco a poco de los dogmas religiosos e
idealistas que la sociedad burguesa le transmite 24 horas al día.
Recuperamos
este pequeño fragmento de Lenin que da una vez más en el clavo,
nunca mejor traído el término a estas fechas pías:
"El
marxismo considera siempre que todas las religiones e iglesias
modernas, todas y cada una de las organizaciones religiosas, son
órganos de la reacción burguesa llamados a defender la explotación
y a embrutecer a la clase obrera.
Sin
embargo, Engels condenó al mismo tiempo más de una vez los intentos
de quienes, con el deseo de ser "más izquierdistas" o "más
revolucionarios" que la socialdemocracia, pretendían introducir
en el programa del partido obrero el reconocimiento categórico del
ateísmo como una declaración de guerra a la religión. Al referirse
en 1874 al célebre manifiesto de los comuneros blanquistas emigrados
en Londres, Engels calificaba de estupidez su vocinglera declaración
de guerra a la religión, afirmando que semejante actitud era el
medio mejor de avivar el interés por la religión y de dificultar la
verdadera extinción de la misma. Engels acusaba a los blanquistas de
ser incapaces de comprender que sólo la lucha de clase de las masas
obreras, al atraer ampliamente a las vastas capas proletarias a una
práctica social consciente y revolucionaria, será capaz de librar
de verdad a las masas oprimidas del yugo de la religión, en tanto
que declarar como misión política del partido obrero la guerra a la
religión es una frase anarquista."
(Actitud del partido obrero hacia la religión, Lenin, 1909)
(Actitud del partido obrero hacia la religión, Lenin, 1909)
Secretaría de Propaganda del Comité Provincial de Sevilla del P.C.O.E.
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