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Los verdugos de los trabajadores andaluces tienen rostro. |
El capitalismo es el culpable de la crisis. Aquellos que desde las instituciones del Estado capitalista, coadyuvan a mantener este régimen de opresión, falta de libertades, hambre y miseria para las clases trabajadoras son sus cómplices.
El capitalismo sólo beneficia a unos pocos, a los burgueses, pero estos burgueses saben bien como contentar a toda una pléyade de incalificables sujetos cuyo propósito es seguir manteniendo a los trabajadores bajo el yugo del criminal capitalismo.
Así, la función de estos cómplices es mantener las ilusiones de los trabajadores acerca de que en el capitalismo pueden tener una vida digna, que su opinión cuenta, o que el sistema está para satisfacer las necesidades del pueblo. En definitiva, nos mienten.
El capitalismo es el sistema socio-económico que favorece a la burguesía, a los que son dueños de los medios de producción: las fábricas, los centros de trabajo, las tierras, etc. El mismo Estado, sus instituciones, sus aparatos, está al servicio de los intereses de los capitalistas y en contra de los intereses de los trabajadores.
En Andalucía y en nuestra provincia, el partido del sistema mantenedor del capitalismo hegemónico es el PSOE. Enmascarado bajo unas siglas pretendidamente obreras, en realidad lo que hacen es servir a los intereses de los capitalistas. Son, junto con IU, la cara amable de un sistema capitalista cuya cara feroz y agresiva serían el PP y UPyD. A los capitalistas les conviene que existan, e incluso que gobiernen los primeros, pues el reaccionarismo del PP o UPyD es rechazado por los trabajadores. Necesitan que sus lacayos adopten una careta obrera, que finjan preocuparse por los intereses de los trabajadores, etc. Es el circo mediático de los partidos burgueses, unos y otros se apuñalan entre sí en un tragicómico paripé, pues unos y otros sirven a los mismos intereses: los intereses de los capitalistas y el mantenimiento del capitalismo.
¡Qué viene la derecha!, proclama con la cual nos pretenden asustar sobre la llegada al gobierno, que no al poder pues este reside en la clase dominante capitalista, de la facción más reaccionaria de la burguesía. Sin embargo, el capitalismo no puede venir porque nunca se ha ido. Este gobierno autonómico, y municipal en muchos pueblos de Sevilla es el cómplice del 37% de paro en la provincia, del millón y medio de andaluces sin empleo, de la miseria y el hambre que asola a las barriadas trabajadoras de nuestra provincia, y así podríamos estar siglos describiendo los nocivos efectos del capitalismo actual en la clase obrera y el conjunto de los trabajadores.
Su lucha se circunscribe únicamente a la dialéctica entre “izquierda” y “derecha”, ambas denominaciones burguesas alejadas de la lucha de clases, para conseguir más o menos poltronas en la instituciones del Estado. Ese Estado que es un órgano de opresión de una clase sobre otra, que es el instrumento del que se sirven los capitalistas para imponer su voluntad según las necesidades del capitalismo. Cada vez más trabajadores comprueban estas verdades: cuando los desahuciados acuden a los políticos del sistema y estos se posicionan a favor de los intereses de los bancos, cuando ven que no hay dinero para las necesidades del pueblo pero sin embargo se refinancia con cantidades millonarias a las empresas privadas y a los bancos, cuando el pueblo exige empleo pero estos “representantes” lo que hacen es elaborar leyes que recortan los sueldos, las prestaciones, aumentan las jornadas laborales, etc. En definitiva, legislan para los capitalistas. Unos con “rostro humano” como el PSOE-IU en el gobierno andaluz que os oferta engaños como el famoso “Decreto de la vivienda”, cinismo supremo por parte de aquellos que gestionan el Estado de los banqueros y empresarios. Otros con rostro reaccionario, pues el fascio ibérico del PP o de UPyD no concibe que mediante las dádivas a ciertos sectores privilegiados de la clase obrera es más fácil mantener el engaño del capitalismo.
Asimismo el PSOE y por ende su muletilla IU, es culpable de mantener, gestionar y legitimar el Estado capitalista, representado en Andalucía y Sevilla por la Junta y los ayuntamientos. Anteriormente explicamos el carácter de clase de todo Estado, por tanto, una vez más hay que repetir que todo estado, toda institución estatal tiene como fin el legislar a favor de los intereses de los capitalistas. Pero además, nos encontramos con que estos individuos se lucran gestionando el Estado capitalista a favor de los intereses de los patrones: dinero por cada ERE que se realiza, amiguetes y familiares que acceden a puestos públicos, desviación de fondos públicos, chanchullos y corruptelas tan variados y frecuentes que resulta hasta imposible que no estallen o salgan a la luz pública incluso en la misma prensa burguesa.
Más de 30 años de régimen en Andalucía, unos pocos más de ayuntamientos, y la clase obrera andaluza y sevillana se encuentra en el peor momento de la historia. ¿Y son estos los que nos mandan a Cuba o nos dicen que el capitalismo funciona? Poco aparecen por los barrios populares, por lo que se ve, a excepción de cuando toca pedirle el voto a esos trabajadores a los que abandonan los cuatro años anteriores.
Por tanto si los trabajadores sabemos que este no es nuestro sistema, que la corrupción es inherente al capitalismo, que tras cuatro décadas de monsergas acerca del “Estado de derecho” capitalista estamos en la peor situación de la historia, ¿no es señal de que el sistema no funciona para nosotros?, ¿no es señal de que no importamos para nada a este régimen capitalista, que como nos demuestra día tras día es el culpable de nuestras desgracias?
Si sabemos esto, y la vida diaria nos lo confirma cada día, es hora de poner fin al capitalismo, pues sólo poniendo fin al capitalismo se podrá poner fin al mangoneo y las corruptelas de los zánganos y parásitos que viven de gestionarlo, como el PSOE y su régimen en Andalucía y Sevilla.
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