jueves, 18 de julio de 2013

Capitalismo corrupto



En los últimos años, y sobre todo en los últimos meses, estamos viendo en todos los medios de información las diferentes tramas de corrupción relacionadas con los partidos políticos, bancos y grandes empresas. La trama más reciente y sonada está siendo la del famoso ‘Caso Bárcenas’, que mete en el saco a toda la cúpula del Partido Popular y a otros tantos miembros no tan conocidos. 



Los españoles señalan ya hartos a esta gentuza, porque no se les puede llamar de otra manera, y piden por activa y por pasiva la dimisión del gobierno o la de los cargos públicos que estén involucrados en las corruptelas. A la vez, toda la oposición sentada en el semicírculo pide explicaciones, dimisiones, imputaciones, sanciones, cárcel… La oposición, totalmente partidista, no busca sino arrancar votos de un lado y de otro, a fin de aumentar el número de butacas del parlamento ocupadas por sus siglas. Y, probablemente, lo conseguirán.


Ahora el PP está envuelto en su totalidad en un velo de mentiras, trampas y delitos, y no era para esperar menos, pues se trata de una de las formaciones políticas más marrulleras del panorama español. Ahora bien, el pueblo español está preparando el castigo, que en las urnas lo veremos. Posiblemente, en las próximas elecciones, vuelvan a subir el PSOE e IU, y desalmados del calibre de UPyD y otros también mejoren sus posiciones. Probablemente el PP pierda su mayoría absoluta, quizás el gobierno… ¿quién sabe? Es posible que vuelva a gobernar el PSOE, solo o en coalición, incluso puede que hasta veamos a IU en la próxima corporación… Las matemáticas electorales pueden dar mucho juego cuando los 2 grandes partidos de nuestra limpia y pura democracia están de capa caída. Sin embargo, la gran mayoría del pueblo español, sabe que vote a unos, vote a otros, y tenga el gobierno el color que tenga, la corrupción, el robo, las mentiras, la demagogia, el oportunismo y el partidismo están asegurados, porque es esa la moral que está profundamente encastrada en todo el sistema político-institucional de nuestro país. Y todo ello mientras el pueblo sigue siendo expoliado de todo cuanto le pertenece.


Con todo esto, el confusionismo es tremebundo, porque los españoles ya están cansados, no saben qué hacer: el odio y el desprecio a todos los políticos va en aumento, ya casi sin pensar en los colores, y aunque veamos en todos los rincones de España manifestaciones de todo tipo, huelgas en todos los sectores y protestas de las formas más ingeniosas, al final el pueblo se resigna y vuelve a las urnas… o no vota y maldice al sistema y a todos los que forman parte de él mientras espera los resultados; pero tanto unos como otros se preguntan ¿hasta cuándo?¿qué tenemos que hacer?, ¿cómo paramos esto?


Ante esta enorme incertidumbre, los comunistas tenemos el deber de aclarar el asuntoy explicarle al pueblo llano la realidad: Si nos fijamos, nos encontramos con que los grandes partidos, tanto PP como PSOE, están metidos en el más profundo pozo de la fullería; las corruptelas e inmoralidades son componentes naturales de las dos formaciones desde que se les conoce en democracia, y la lista de tramas no es corta (Bárcenas, Gürtel, Yak, ERE’s, GAL, Flick, e infinitos etcéteras), hablamos de cientos de casos con sus nombres y apellidos. Por otro lado tenemos a los que pelean contra los dos titanes a fin de quitarles el puesto, como, por ejemplo, IU, que nos vende la moto de la honestidad y de que son amigos del pueblo, pero a la primera de cambio nos demuestran lo contrario, y la prueba la tenemos en Andalucía, que en cuanto han cogido sillones en la Junta aplican la política de recortes, reformas y rifas de siempre, diferenciándose del PP y del PSOE tan sólo en el nombre. Por otro lado, también tenemos a nuestra Casa Real, a nuestro campechano monarca y a toda su familia, que están igualmente de mierda hasta el cuello, pero que son intocables. Además, añadimos la complicidad que existe entre políticos, banqueros y grandes empresarios (nacionales o multinacionales), que entre ellos se hacen favores, se hacen regalos, se financian (legal o ilegalmente), se compran, se venden, se cubren, se aman… nacen, crecen, se reproducen y muren. Y como colofón, la justicia y sus tribunales, que exculpa y libra con sus paripés de poca monta a toda esta clase de aristócratas, plutócratas, ladrones, corruptos, mentirosos y detestables personajes enemigos del pueblo, lavándoles incluso la cara a las instituciones a las cuales representan metiendo en prisión a unos cuantos cabezas de turco (como Bárcenas o Urdangarín). Sin embargo, sí que sentencian penas desmedidas para los manifestantes, sindicalistas, trabajadores y demás pobres de la plebe, o firman desahucios que llevan al suicidio a muchos desamparados, y traspasan las deudas del suicida a sus hijos menores de edad; y casi que nos cuelgan de las plazas como no pagamos algún impuesto a su tiempo mientras financian bancos con nuestro dinero.



Este breve análisis, lo que intenta hacer ver, y que es necesario entender, es que los políticos, los banqueros, las grandes empresas y sus justicieros, forman todos parte del mismo club, de la misma clase social: son la burguesía. Nos desarrollamos en una constante lucha de clases: la clase burguesa vs las clases populares, y la burguesía nos gana por goleada porque son conscientes ello, saben que esto es una lucha y ellos son todos una única clase, por eso es que están unidos y funcionan y trabajan los unos por los otros y se salvan y se cubren entre ellos, aunque sus fallos humanos (porque recordemos que también son humanos) les cuesten a veces algunos cuantos años de prisión a unos pocos o algunos milloncillos de euros de la calderilla suelta.


El capitalismo, por naturaleza, se basa en el principio de la explotación del hombre por el hombre, de la apropiación por parte de unos pocos de lo que produce la mayoría. Es decir, la burguesía, una minoría frente las clases trabajadoras; se apoderan y viven la gran vidorra a base de que nosotros, los currantes, nos levantemos cada mañana a trabajar o a pasar hambre. Y para ello se sirven de toda la maquinaria estatal (político-institucional) que conocemos.



Así, pues, por muchas papeletas que echemos o dejemos de echar en montones de urnas, por mucho que protestemos y hagamos huelgas de brazos caídos o de hambre, por mucho que hagamos escraches y por mucho que acampemos en las plazas, no podemos esperar que la clase hoy dominante nos ceda su puesto por pura cortesía, o que les dé un golpe de conciencia y se vuelvan buenos, justos y solidarios todos a la vez y de la noche a la mañana. Lo que el pueblo tiene que asumir, igual que la burguesía lo tiene asumido, es que esto es una lucha de clases y nosotros somos la clase obrera, la más fuerte, la más numerosa, la que todo lo produce y a la que todo le corresponde, y sólo luchado podremos convertir este Estado burgués en un Estado Obrero en el que seamos nosotros quienes entonces ejerzamos el poder, donde sea realmente la mayoría del pueblo la que componga toda la maquinaria, eliminando a estos elementos parasitarios que nos están chupando la sangre. Y cuando decimos luchar, decimos organizarnos en órganos de poder popular dispuestos a encarnar la Revolución, a ocupar el lugar que nos corresponde y emanciparnos de una vez por todas del yugo capitalista que nos exprime en el presente y nos destroza el futuro. 


 FEDERACIÓN DE JÓVENES COMUNISTAS DE ESPAÑA

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