A continuación
transcribimos la intervención de nuestro Secretario General el 2 de
junio en el 22º Seminario Comunista Internacional 2013 celebrado en
Bruselas y que en esta edición versaba sobre “Los
ataques contra los derechos democráticos y las libertades en la crisis
capitalista mundial. Estrategias y acciones de respuesta” :
En
primer lugar, en nombre del Comité Central del Partido Comunista Obrero
Español agradecemos al Partido del Trabajo de Bélgica la invitación
cursada a nuestro Partido para participar en este Seminario, así como la
posibilidad de expresarnos en esta tribuna.
Camaradas,
la primera apreciación que debemos hacer es la de ubicar el concepto de
democracia en su justo término, añadiéndole la condición de clase que
determina quién impone su dictado. La democracia burguesa, en su versión
más acabada, la república democrática, es la mejor envoltura política
de que puede revestirse el capitalismo. Por otro lado, la historia nos
ha demostrado la falsedad de que profundizando en la democracia burguesa
se puede alcanzar el socialismo – bandera enarbolada por el oportunismo
– sino todo lo contrario, cada vez se acrecenta más la reacción
tendiendo al fascismo, como se puede comprobar en múltiples países
europeos hoy. Y es que bajo el capitalismo y su democracia burguesa las
libertades y derechos reales únicamente existen para los burgueses, no
así para las clases laboriosas, para los que éstos son meras
declaraciones de intenciones sin efectividad alguna.
La
contribución de la crisis sistémica del capitalismo ha sido la de dejar
caer todas las máscaras que aún quedaban en pie y mostrar su verdadera
faz criminal. También ha acentuado todas sus contradicciones que,
objetivamente, nos llevan al umbral del socialismo, tal y como nos
enseña la ciencia marxista-leninista, de tal modo que:
-
La soberanía nacional es arrasada; siendo dirigido el mundo por agrupaciones imperialistas supranacionales, convirtiéndose los estados-nación en delegaciones lacayunas al servicio de los monopolios.
-
El aparato de los estados burgueses es reajustado para ser adaptado a las necesidades de los monopolios, de tal manera que se produce una centralización del estado. En el estado español se va a producir una reducción de la Administración Local que, según estiman los sindicatos de funcionarios, destruirán entre 100.000 y 115.000 empleos; se van a suprimir municipalidades, mancomunidades, Diputaciones, estando también en los planes de la burguesía la eliminación de la mitad de los diputados autonómicos, cuando no la supresión de las autonomías.
-
Las medidas adoptadas para resolver la crisis por parte de los capitalistas – conducentes a redistribuir la riqueza a su favor sobreexplotando y empobreciendo a la clase trabajadora- sienta las bases para acrecentar las dimensiones de la crisis en lugar de aminorarlas.
-
La lucha por los mercados emergentes de venta y las materias primas, unida al pinchazo de la de la burbuja especulativa y a la acumulación ingente de capital, conlleva la necesidad de ajustes que, por un lado, allanen el camino a los monopolios de la exportación de capitales – fundamentalmente a América Latina, el Magreb y Asia – y por otro les facilite destruir fuerzas productivas y reducir violentamente la producción para adecuarlas a la demanda solvente del país; acrecentándose el paro y, con él, caen en picado los salarios y se precariza el empleo; depauperándose las condiciones de vida del proletariado.
Mientras el Estado no
duda en sacar a flote a los Bancos y grandes Empresas, lleva a la ruina a
la pequeña empresa y a la clase trabajadora – que es quien paga la
crisis. Y mientras los ricos son cada día más ricos gracias al estado
burgués y su democracia burguesa, las leyes realizadas contra los
obreros, alentadas con la excusa de combatir la crisis que la misma
burguesía provoca, llevan a los trabajadores del estado español a la
siguiente realidad: Seis millones de parados; un 56,6% de paro juvenil,
recortes en sanidad y en educación, donde la tasa de fracaso escolar
supera el 33%; un millón 800 mil hogares obreros sin ingreso alguno; el
40% de los españoles sufre estrés; 3.285 trabajadores se suicidan en
España cada año a razón de 9 por día e intentan suicidarse 87.600 a
razón de 240 por día; se producen 180.000 desahucios al año a razón de
494 al día; el 30,6% de los menores de edad están expuestos a riesgos de
pobreza extrema y exclusión social; pensiones de miseria -siendo la
pensión media en España de 787,64 euros/mes y estando el 29% de las
mismas por debajo de los 600 euros/mes y el 81,86% por debajo de los mil
euros -, tasa de pobreza del 21,8% de la población y de desempleo por
encima del 26%, etcétera.
Si
las necesidades y los derechos básicos en el estado español no están
cubiertos para la mayoría trabajadora, como se puede comprobar por lo
expuesto hasta aquí, sus libertades políticas y sindicales como clase
están absolutamente castradas. La Constitución Española de 1978 niega el
derecho a la autodeterminación, no resuelve el problema de la tierra,
impone el sistema capitalista en su artículo 38 y otorga al Ejército la
obligación de salvaguardar dicho sistema, se niega al Pueblo la
posibilidad de revocar y de elegir a sus dirigentes, empezando por el
Presidente del Gobierno – que lo elige el Parlamento – o al Jefe del
Estado, puesto a dedo por Franco. Todos los instrumentos de
participación política, así como los medios de comunicación de masas,
están en manos de un puñado de burgueses, no teniendo la clase
trabajadora capacidad de intervención política ni mediática alguna,
salvo que cree sus propios instrumentos y rompa los existentes, todos en
manos del Capital. Así mismo, todo aquél que no provenga de familia de
la gran burguesía tiene cerrado el acceso a las altas instancias de la
Judicatura o del Ejército, concentrando esta clase social todo el
control del Estado.
El
pueblo trabajador vive bajo la influencia de la ideología burguesa,
pensando que cuando amaine la crisis se restablecerán las condiciones
previas a la misma. Pero esa ilusión colectiva no es más que una falacia
que cala, entre otras razones, porque el obrero no está recibiendo la
versión comunista de la crisis y de la situación. El cambio social se ha
producido ya, lo único que la dictadura de la burguesía puede ofertar a
las masas trabajadoras – ya sea en su fachada democrática o en la
fascista - es más sufrimiento, miseria y muerte por falta de comida y de
asistencia, aparte de represión. Ante esta situación el proletariado
sólo tiene una salida: El Socialismo y la implantación de la Dictadura
del Proletariado.
La única respuesta posible es el socialismo
El estado español reúne
los requisitos que, a juicio del marxismo, deben darse para luchar por
el socialismo. Registra un desarrollo medio-alto de las fuerzas
productivas que permiten al proletariado cubrir las necesidades de
dirección que precisará la nueva sociedad socialista. A lo largo de
estas décadas, a pesar de que cada vez con más dificultad, los hijos de
la clase obrera han accedido al conocimiento universitario – hay una
gran cantidad de ingenieros, licenciados, …-, multitud de titulados
universitarios que jamás ejercerán como consecuencia de la anarquía de
la producción que impide la planificación racional política y económica
de la sociedad, a lo que hay que añadir el aumento del número de
empleados técnicos y administrativos con altos conocimientos derivados
del desarrollo tecnológico, que hacen que el proletariado no necesite
apoyarse en la burguesía para dirigir a su estado, el estado socialista.
De hecho, hoy los grandes monopolios ya son movidos íntegramente por
asalariados, desde la producción a la gestión de los recursos humanos.
El burgués ni se presenta a la empresa, únicamente se lleva los
beneficios, consecuentemente es totalmente prescindible. Además, la
evolución cualitativa de las fuerzas productivas están frenadas por la
existencia de unas relaciones de producción totalmente incongruentes con
dicho desarrollo. Por todo ello, la única salida posible para el
Proletariado y demás clases populares es el Socialismo y la Dictadura
del Proletariado, sin ninguna fase intermedia. La concentración,
centralización y el monopolio requiere ser sucedido por la socialización
de los medios de producción; la anarquía de la producción debe ser
enterrada por la planificación. Pero para que esto sea posible, la clase
obrera debe estar unida, organizada y debe adquirir conciencia de clase
y conciencia de la misión histórica que le corresponde jugar. ¿Cómo
conseguirlo? El Partido Comunista Obrero Español tiene meridianamente
claro que:
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El sujeto revolucionario, el responsable del cambio mencionado, es el proletariado; pero sin su Partido de Vanguardia, su destacamento de clase, sin la ligazón entre el Partido y la clase, no habrá revolución. Por tanto, el desarrollo del Partido va vinculado estrechamente a la toma de conciencia de la clase y viceversa. Por ello, es tarea fundamental de nuestra organización esa vinculación a la clase, única vía para desarrollarse y fortalecerse.
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La unidad de la clase obrera debe desarrollarse desde el interior de la propia clase obrera y debe ser obra suya; pero para la construcción de dicha unidad es esencial el concurso de los obreros más conscientes, del Partido, teniendo clara la condición anterior. Nuevamente comprobamos que sin la existencia del Partido orientando y dirigiendo el proceso en los frentes de batalla económico, político e ideológico es inviable el desarrollo y la consolidación de ese proceso de unidad y de organización.
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La clase obrera ya tiene sus órganos de poder, los comités de Empresa, las asambleas barriales y vecinales, las asambleas de estudiantes, etcétera. Hay que unir las luchas, romper el aislamiento de la clase y dotar del contenido y la dirección política e ideológica a la lucha, que no es otra que la lucha de clases, la lucha por el Socialismo, siendo esencial la dirección del Partido.
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Tras la Gloriosa Revolución de Octubre de 1917, la expresión máxima de la lucha de clases y la contradicción fundamental se manifiesta en la lucha a nivel mundial entre el socialismo y el imperialismo. Olvidarnos de esta premisa en el estudio y en la consecución de políticas, cegados únicamente por la dialéctica nacional, no engarzando ésta en su justo entronque a nivel mundial, nos llevará a tomas de decisiones erróneas. Ello implica consecuentemente enarbolar la bandera del internacionalismo proletario y la necesidad de la reconstrucción de un Movimiento Comunista Internacional revolucionario y fiel a los principios del marxismo-leninismo, despojado de todos los vicios adquiridos desde la década de los 60s que condujeron a la caída del campo socialista y a su destrucción.
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Ninguna organización política en el estado español de las que hoy se reivindican revolucionarias y comunistas, empezando por la nuestra, tienen influencia sobre las masas trabajadoras, ni tampoco su reconocimiento.
En base a estos 5 ejes,
nuestro Partido desarrolla y trabaja en una política de masas con objeto
de desarrollar los órganos de poder que el Proletariado ya posee, pero
que no los interpreta ni los emplea como tal, y así como elevarle la
conciencia de clase y orientar la lucha de la misma en base a los tres
campos de batalla donde se libra la gran guerra contra la burguesía: el
campo ideológico, político y económico. Nuestra política de masas tiene
dos partes claramente diferenciadas: el plano sindical y el plano
político-social.
En el plano sindical el
PCOE trabaja por la Central Sindical Única cuyo eje fundamental sea el
reconocimiento de la lucha de clases como fuerza motriz del avance de la
sociedad; unido a ello, y en virtud del eje d) mencionado
anteriormente, nos alineamos con el fortalecimiento del sindicalismo de
clase, combativo y antiimperialista y que engloba a la fuerza sindical
que lucha contra el orden capitalista que es la Federación Sindical
Mundial (FSM). Nuestra organización participa activamente, a través de
nuestros militantes, en el proceso de reagrupamiento y unificación
orgánica del sindicalismo de clase en nuestro país, que se está
desarrollando en el seno de la Coordinadora Sindical de Clase (CSC).
Nuestra militancia engrosa las filas de la CSC y está comprometida con
dicho proceso de la construcción de la Central Sindical única que
necesitan los trabajadores del estado español, la CSC. Desde la CSC, y
en el sector informático donde nuestro Partido está presente en comités
de empresa y en secciones sindicales de CSC, se está desarrollando un
polo sindical junto a otras centrales sindicales; es un modesto ejemplo
del camino a seguir para construir una central única.
En el plano político-social, nuestra política de masas se desglosa en:
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La Federación de Juventudes Comunistas de España (FJCE), es la política de masas del Partido en el ámbito de la Juventud Obrera en los centros de estudio. Es el instrumento a través del cual el Partido lleva el marxismo-leninismo a dicho ámbito y organiza a la Juventud, cooptando a los mejores cuadros jóvenes para el Partido. En este sentido la FJCE ha estado presente en las huelgas estudiantiles, habiendo sufrido la represión tanto de las Fuerzas Represivas del Estado, como de grupos juveniles fascistas, en las huelgas en lugares como Alcalá de Henares, Sevilla, Jaén o Tarragona.
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Las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores son un movimiento sociopolítico cuyo objetivo es la transformación de la sociedad capitalista y que constituye la unidad de los comités de empresa, delegados y trabajadores activos en los centros de trabajo y que, por un lado, es la universalización de la unidad de los obreros en las empresas y, por otro, los órganos que deben dirigir la producción y que tienen en sus manos el control absoluto de ésta.
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El Frente Único del Pueblo, cuya columna vertebral son los obreros activos - Asambleas de Comités, Delegados y trabajadores – es el lugar en el que, no sólo debe unir a los órganos de dirección y planificación obreros de la producción, sino que los engarzará con el movimiento popular, con otros sectores del proletariado, así como con otras clases también agredidas por los capitalistas cuya única salida es el socialismo. Este Frente Único del Pueblo debe constituir un estado paralelo, un poder autónomo al burgués, los embriones de órganos de poder del futuro estado socialista. Hasta que nuestra clase no se organice de tal manera que sea independiente y supere la organización burguesa, su estado, está condenada a la derrota; nuestra misión es acudir al sujeto revolucionario, a nuestra clase, para contribuir a tamaña misión.
El PCOE es consciente de
la necesidad de la unidad de los comunistas, y consideramos que esta
unidad no se hará desde mesas camillas, sino que será el resultado de
este proceso práctico de desarrollo de los órganos de poder popular ya
existentes, yendo al sujeto revolucionario; proceso que fortalece a la
par el Partido y que propiciará pasos de gigantes en dicha unidad, y en
el camino para la consecución del Socialismo, la única salida posible y
honrosa del proletariado de nuestro pueblo y del resto de los pueblos
del mundo.
PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)
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