jueves, 25 de abril de 2013

Saimaza Dos Hermanas : ¡Lenin tenía razón!


El capitalismo en su fase imperialista exporta capitales. Es decir, para ganar más se llevan la producción a otros países donde pueden extraer una mayor plusvalía de la mano de obra. Esto fue teorizado por Lenin hace un siglo. Los voceros de la burguesía quieren hacernos creer que el leninismo está desfasado, que no tiene vigencia.

Que pregunten a los trabajadores de Saimaza en Dos Hermanas, cuya fábrica cierra por orden de la multinacional, del monopolio que la adquirió. Es una ley científica de desarrollo del capitalismo. Mientras la clase obrera no sea dueña de los medios de producción, la burguesía podrá hacer con ellos lo que le plazca, a pesar de que son los obreros los que producen esas mercancías y esa plusvalía con la que los burgueses obtienen sus ganancias.

Leemos en la prensa burguesa por ejemplo, que el grupo Mondelez International(antiguo Kraft Foods) concentrará la producción en las restantes fábricas en territorio italiano. Es decir, hará trabajar más a los obreros de dichas fábricas para obtener mayores ganancias. Esto es debido a la exportación de capitales, como decimos, característica de la fase imperialista en que nos encontramos. Y ante todo ello , ¿cual es la respuesta de los trabajadores? la mera lucha sindical, que es una lucha económica, que por esencia no rebasa los límites del marco burgués se muestra impotente de ofrecer a los obreros otro futuro que no sea el paro y la miseria. Es evidente que para hacer frente a todo esto hace falta la existencia de un Partido Comunista, el PCOE, armado con la ciencia del marxismo-leninismo la cual nos dice como actuar y prevé todos estos movimientos del capitalismo. ¿Acaso alguien le dijo a los trabajadores de Saimaza que los monopolios en el capitalismo exportan capitales? No. De ahí que ahora los trabajadores se encuentren perdidos y sin saber que hacer ante esta situación.
 
Los dueños de Saimaza, la burguesía, no tiene que rendir cuentas ante nadie a día de hoy, nos sorprende la actitud de los partidos que apuntalan el orden burgués, que están a las órdenes de los capitalistas por acción u omisión (PP, PSOE, IU, PA, UPyD)  de rogar a los burgueses que no deslocalicen la producción, cuando ellos mismos saben que esto es una necesidad intrínseca del capitalismo para desarrollarse, porque es un sistema que se basa en el robo al obrero(plusvalía) y cuando este robo es insuficiente, tienen que tender a robar aún más y destruir las fuerzas productivas que les son sobrantes. 

El PCOE tiene en sus manos la solución a todos estos problemas, la táctica necesaria para cumplir la misión histórica del proletariado: el poner fin a este orden burgués  capitalista que ya ha dicho todo lo que tenía que decir y no es más que una lacra para el desarrollo de la sociedad y para una vida digna para la clase obrera, haya o no crisis. 
 
La táctica del PCOE consiste en propugnar la creación de “Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores”(ACDT) que son los órganos de poder emanados de los centros de trabajo, que tienen como función ejercer el poder popular y controlar la producción. Estos órganos de poder tienen como función confrontar con los órganos actuales del poder de la burguesía: los parlamentos, las diputaciones, los ayuntamientos, y desarrollarán una lucha basada en la dualidad de poderes hasta que el poder proletario venza mediante la revolución socialista. Es la única alternativa que existe al capitalismo, la conquista del poder político, porque en una sociedad de clases todo poder beneficiará a la clase dominante.
En la época actual únicamente una lucha decidida por el poder proletario nos llevará a una vida digna. El futuro negro que nos aguarda es posible cambiarlo, si nos armamos con la ciencia del marxismo-leninismo, si nos dotamos de un Partido Comunista fuerte y organizado que debe ser el PCOE y si empezamos a dar la batalla a la burguesía más allá de la lucha por las reformas, más allá de las huelgas económicas, más allá del derecho al pataleo. 
Para ellos sólo somos mercancía, sólo somos fuerza de trabajo a pesar de que somos los obreros que hacemos funcionar la sociedad. A día de hoy los monopolios, los bancos, los empresarios, la burguesía en general sabe que puede realizar cualquier ataque a los obreros con la complicidad de los sindicatos amarillos y de los partidos del sistema. Pero cuando los obreros se unen a su Partido, cuando ese Partido lucha no por reformas sino por la conquista del poder político, los burgueses empiezan a tener miedo. Porque saben que los obreros están armados de una teoría que es el socialismo científico, de una praxis que es la lucha por el derribo del capitalismo y la contrucción de un orden mejor que es el socialismo-comunismo y empiezan a tener miedo, mucho miedo.  
Vosotros pues, los obreros, tenéis en vuestras manos la herramienta para que el miedo cambie de bando que es el PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL(PCOE)
 
A continuación reproducimos un fragmento de la obra de Lenin "El imperialismo fase superior del capitalismo" que confirma la rabiosa actualidad de su pensamiento y teoría revolucionaria, más allá de fechas concretas.


IV.  

LA EXPORTACIÓN DE CAPITAL

Lo que caracteriza al viejo capitalismo, en el cual dominaba plenamente la libre competencia, era la exportación de mercancías. Lo que caracteriza al capitalismo moderno, en el que impera el monopolio, es la exportación de capital.

El capitalismo es la producción de mercancías en el grado más elevado de su desarrollo, cuando incluso la fuerza de trabajo se convierte en mercancía. El incremento del cambio tanto en el interior del país como, particularmente, en el terreno internacional, es el rasgo característico del capitalismo. El desarrollo desigual, a saltos, de las distintas empresas y ramas de la industria y de los distintos países es inevitable bajo el capitalismo. Inglaterra es la primera que se convierte en país capitalista, y hacia mediados del siglo XIX, al implantar el libre cambio, pretendió ser el "taller de todo el mundo", el proveedor de artículos manufacturados para todos los países, los cuales debían suministrarle, a cambio de ello, materias primas. Pero este monopolio de Inglaterra se vio quebrantado ya en el último cuarto del siglo XIX, pues algunos otros países, defendiéndose por medio de aranceles "proteccionistas", se habían transformado hasta convertirse en Estados capitalistas independientes.

En el umbral del siglo XX asistimos a la formación de monopolios de otro género : primero, uniones monopolistas de capitalistas en todos los países de capitalismo desarrollado; segundo, situación monopolista de unos pocos países ricos, en los cuales la acumulación de capital había alcanzado proporciones gigantescas. Se produjo un enorme "excedente de capital" en los países avanzados.

Naturalmente, si el capitalismo hubiera podido desarrollar la agricultura, que hoy día se halla en todas partes enormemente atrasada con respecto a la industria; si si hubiera podido elevar el nivel de vida de las masas de la población, la cual sigue arrastrando, a pesar del vertiginoso progreso de la técnica, una vida de subalimentación y de miseria, no habría motivo para hablar de un excedente de capital. Este "argumento" es el que esgrimen sin cesar los críticos pequeñoburgueses del capitalismo. Pero entonces el capitalismo dejaría de ser capitalismo, pues el desarrollo desigual y subalimentación de las masas son las condiciones y las premisas básicas e inevitables de este modo de producción.

Mientras el capitalismo sea capitalismo, el excedente  de capital no se consagra a la elevación del nivel de vida de las masas del país, ya que esto significaría la disminución de las ganancias de los capitalistas, sino al acrecentamiento de estos beneficios mediante la exportación de capitales al extranjero, a los países atrasados. En estos países atrasados el beneficio es de ordinario elevado, pues los capitales son escasos, el precio de la tierra relativamente poco considerable, los salarios bajos y las materias primas baratas. La posibilidad de exportación de capitales la determina el hecho de que una serie de países atrasados han sido ya incorporados a la circulación del capitalismo mundial, han sido construidas las principales líneas ferroviarias o se ha iniciado su construcción, se han asegurado las condiciones elementales de desarrollo de la industria,, etc. La necesidad de la exportación de capitales obedece al hecho de que en algunos países el capitalismo ha "madurado excesivamente" y al capital ( atendiendo al desarrollo insuficiente de la agricultura y la miseria de las masas) le falta campo para su colocación "lucrativa".

He aquí datos aproximados sobre la cuantía de los capitales invertidos en el extranjero por los tres países más importantes [77 ]:

CAPITAL INVERTIDO EN EL EXTRANJERO
(En milles de millones de francos)
Años Inglaterra Francia Alemania
1862 3,6 --- ---
1872 15 10(1869) ---
1882 22 15(1880) ---
1893 42 20(1890) ?
1902 62 27-37 12,5
1914 75-100 60 44,0

Estos datos nos muestran que la exportación de capitales sólo adquiere un desarrollo gigantesco a principios del siglo XX. En vísperas de la guerra, el capital invertido en el extranjero por los tres países principales era de 175 200 mil millones de francos. La renta de esta suma, tomando como base el modesto tipo del 5%, debe ascender a 8 ó 9 mil millones anuales. ¡Una buena base para el yugo y la explotación imperialista de la mayoría de los países y naciones del mundo, para el parasitismo capitalista de un puñado de Estados riquísimos!

¿Cómo se distribuye entre los distintos países ese capital invertido en el extranjero; dónde está colocado? A estas preguntas no se puede dar más que una respuesta aproximada, la cual es capaz, sin embargo, de aclarar algunas relaciones y lazos generales del imperialismo moderno :

PARTES DEL MUNDO ENTRE LAS CUALES SE HALLAN DISTRIBUIDOS (APROXIMADAMENTE) LOS CAPITALES INVERTIDOS EN EL EXTRANJERO (HACIA 1910)
( En miles de millones de marcos)
Inglaterra
Francia
Alemania
Total
Europa........
4
23
18
45
América......
37
4
10
51
Asia, Africa, Australia...
29
8
7
4
Total
70
35
35
140

Por lo que se refiere a Inglaterra, aparecen en primer plano sus posesiones coloniales, las cuales son muy grandes, incluso en América (por ejemplo, el Canadá), sin hablar ya de Asia, etc. La gigantesca exportación de capitales se halla en el caso de Inglaterra estrechamente relacionada con las colonias gigantescas, de cuya significación para el imperialismo volveremos a hablar más adelante. Distinto es el caso de Francia, cuyo capital extranjero se halla invertido principalmente en Europa, y en primer lugar en Rusia ( 10 mil millones de francos por lo menos), con la particularidad de que se trata sobre todo de capital de préstamo, de empréstitos públicos y no de capital invertido en empresas industriales. A diferencia del imperialismo inglés, que es colonial, el imperialismo francés puede ser calificado de usurario. Alemania ofrece una tercera variedad : sus colonias no son grandes, y el capital exportado lo tiene invertido en proporciones más iguales entre Europa y América.

La exportación de capitales repercute en el desarrollo del capitalismo dentro de los países en que aquéllos son invertidos, acelerándolo extraordinariamente. Si, debido a esto, dicha exportación puede, hasta cierto punto, ocasionar un estancamiento del desarrollo en los países exportadores, ello se puede producir únicamente a cambio de una extensión y un ahondamiento mayores del desarrollo del capitalismo en todo el mundo.

Los países que exportan capital pueden casi siempre obtener ciertas "ventajas", cuyo carácter arroja luz sobre las particularidades de la época del capital financiero y del monopolio. He aquí, por ejemplo, lo que decía en octubre de 1913 la revista berlinesa Die Bank:

"En el mercado internacional de capitales se está representando desde hace poco tiempo una comedia digna de un Aristófanes. Un buen número de Estados, desde España hasta los Balcanes, desde Rusia hasta la Argentina, el Brasil y China se presentan, abierta o encubiertamente, ante los grandes mercados de dinero exigiendo, a veces con extraordinaria insistencia, la concesión de empréstitos. Los mercados de dinero no se hallan actualmente en una situación muy brillante, y las perspectivas políticas no son halagüeñas. Pero ninguno de los mercados monetarios se decide a negar un empréstito por miedo a que el vecino se adelante, lo conceda y, al mismo tiempo, se asegure ciertos servicios a cambio del servicio que él presta. En las transacciones internacionales de esa clase el acreedor obtiene casi siempre algo en provecho propio : un favor en el tratado de comercio, una base hullera, la construcción de un puerto, una concesión lucrativa o un pedido de cañones" [78].

El capital financiero ha creado la época de los monopolios. Y los monopolios llevan siempre consigo los principios monopolistas : la utilización de las "relaciones" para las transacciones provechosas reemplaza a la competencia en el mercado abierto. Es muy corriente que entre las cláusulas del empréstito se imponga la inversión de una parte del mismo en la compra de productos al país acreedor, particularmente de armamentos, barcos, etc. Francia ha recurrido muy a menudo a este procedimiento en el transcurso de las dos últimas décadas (1890-1910). La exportación de capitales pasa a ser un medio de estimular la exportación de mercancías. Las transacciones  que se efectúan en estos casos entre las más grandes empresas tienen un carácter tal, que, según el eufemismo de Schilder [79], "lindan con el soborno". Krupp en Alemania, Scheider en Francia y Armstrong en Inglaterra constituyen otros tantos modelos de esas casas íntimamente ligadas con los bancos gigantescos y con los gobiernos, y de las cuales es difícil "prescindir" al negociarse un empréstito.

Francia, al mismo tiempo que concedía empréstitos a Rusia, le "impuso" en el contrato de comercio del 16 de septiembre de 1905 ciertas concesiones valederas hasta 1917; lo mismo cabe decir del tratado comercial suscrito el 19 de agosto de 1911 con el Japón. La guerra aduanera entre Austris y Servia, que se prolongó, con un intervalo de siete meses, de 1906 a 1911, se debió en parte a la competencia entre Austria y Francia en el suministro de material de guerra a Servia. Paul Deschanel declaró en el Parlamento, en enero de 1912, que entre 1908 y 1911 las casas francesas habían suministrado materiales de guerra a Servia por valor de 45 millones de francos.

En un informe del cónsul austro-húngaro en Sao Paulo ( Brasil) se dice : "La construcción de los ferrocarriles brasileños se realiza, en su mayor parte, con capitales franceses, belgas, británicos y alemanes; dichos países, al efectuarse las operaciones financieras relacionadas con la construcción de las vías férreas, se reservan los pedidos de materiales de construcción ferroviaria".

Así, pues, el capital financiero tiende sus redes, en el sentido textual de la palabra, en todos los países del mundo. En este aspecto desempeñan un papel importante los bancos fundados en las colonias, así como sus sucursales. Los imperialistas alemanes miran con envidia a los "viejos" países coloniales, los cuales disfrutan en este aspecto de condiciones particularmente "ventajosas". Inglaterra tenía en 1904 un total de 50 bancos coloniales con 2.279 sucursales (en 1910, eran 72 bancos con 5.449 sucursales); Francia tenía 20 con 136 sucursales; Holanda poseía 16 con 68; mientra que Alemania tenía "solamente" 13 con 70 sucursales [80]. Los capitalistas norteamericanos envidian a su vez a los ingleses y alemanes : "En América del Sur -se lamentaban en 1915- 5 bancos alemanes tienen 40 sucursales, 5 ingleses 70 sucursales...Inglaterra y Alemania en el transcurso de los últimos veinticinco años han invertido en la Argentina, el Brasil y Uruguay 4 mil millones de dólares aproximadamente; como resultado de ello disfrutan del 46% de todo el comercio de esos tres países" [81].

Los países exportadores de capital se han repartido el mundo entre sí en el sentido figurado de la palabra. Pero el capital financiero ha llevado también al reparto directo del mundo.

__________________

[77]  Hobson. Imperialism, Londres, 1902, pág. 58; Riesser. Obra cit., págs. 395 y 404; P. Arndt. En Weltwirtschaftliches Archiv, t. 7, 1916, pág.35; Neymark. En el Bulletin; Hilferding. El capital financiero, pág. 492; Lloyd George. Discurso en la Cámara de los comunes, 4 de mayo de 1915, Daily Telegraph del 5 de mayo de 1915; B. Harms, Probleme der Weltwirtschaft, Jena, 1912, págs. 235 y otras; Dr. Siegmund Schilder. Entwicklungstendenzen der weltwirtschaft,, Berlín, 1912, vol. 1, pág. 150; george Paish. Great Britain´s Capital Investmentes, etc., en Journal of the Royal Statistical Society, vol. LXXIV, 1910-1911, págs.167 y siguintes; Geoerge Diouritch. L´Expansion des  banques allemandes a l´étanger, ses rapports avec le développement économique de l´Allemagne, París. 1909, pág. 84.
[78] Die Bank, 1913, N° 2, págs. 1024-1025.
[79]  Schilder. Obra cit., págs. 346, 350 y 371.
[80]  Riesser. Obra cit., pág.375 (4a edición) y Diouritch, pág. 283.
[81]  The Annals of the American Academy of political and Social Science, vol. LIX mayo de 1915, pág. 301. En esta misma publicación, en la pág, 331,leemos que en el último número de la revista financiera Statist el conocido especialista en estadística Paish calculaba en 40 mil millones de dólares, esto es, 200 mil millones de francos, los capitales exportados por Inglaterra, Alemania, Francia, Bélgica y Holanda.

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