Es algo que los que se dedican a gestionar el capitalismo, a
mantener en la clase obrera ilusiones por el capitalismo, por las reformas, por
las instituciones del estado burgués que son órganos de la dictadura de la
burguesía, quienes se dedican a “dulcificarlo” y pretender darle un “rostro
humano” no quieren oir.
Es algo que estos pretendidos “revolucionarios”, para
quienes el estado no tiene carácter de clase y para quienes desde sus
instituciones se puede llegar al socialismo, a mejorar la vida de la clase
obrera, olvidando que el estado es el arma de dominación de una clase sobre
otra. Es algo que no quieren oir, que se les califique como lo que son. Y es
que traición es el único calificativo que merecen quienes, como Cayo Lara y los
suyos nos dicen que:"la democracia y
el Estado se pusieron de rodillas ante los poderes financieros y los mercados",
obviando el carácter dictatorial del estado burgués y que precisamente el
estado pertenece a esos “mercados”, la burguesía, que es la clase dominante.
No, para ellos el Estado está por encima de las clases, al igual que la
democracia.
Asimismo, en un alarde de estulticia, estos revolucionarios
nos dicen que “al socialismo se puede
llegar mediante la constitución del 78”, o nos manifiestan su profundo
pesar por el fallecimiento del anticomunista Lothar Bisky, o mismamente
condenan a los pueblos que resisten al imperialismo poniéndose de lado de las
fuerzas de la reacción, como en el caso de Bielorrusia. ¿Cómo habremos de
calificarlos pues, de bolcheviques? No señores, lo suyo tiene un nombre y es
traidores.
Pero no solamente eso sino que además de traidores ustedes
son cómplices del capitalismo, del criminal sistema que día tras día muestra su
faz terrorista a la clase obrera. Les recordamos que forman ustedes parte del
estado, que gestionan sus instituciones, en casos como el flagrante pacto con
el PSOE en Andalucía. Es decir, forman parte de esas mismas instituciones las
cuales su deber como comunistas debería ser hacer desaparecer.
Instituciones a las que dedican toda su labor y actividad,
dinamitando o utilizando cualquier tipo de movimiento espontáneo en pos de
ganar unas pocas papeletas en la urna electoral y conseguir el ansiado sueldo
público, el cargo, la poltrona o los remunerados puestos asociados a la
administración. Su labor de zapa en el movimiento obrero, asimismo, se ve bien
recompensada por bancos y oligarcas que les condonan las deudas. Y es que nadie
da nada por nada.
El caso más claro lo tenemos a nivel municipal. Nuestros
osados bolcheviques ya no lo son tanto si tenemos en cuenta la “oferta”
electoral que nos realizaron. Dicho sea de paso que el buzoneo masivo de
propaganda poco antes de las elecciones es la única prueba palpable de existencia
de quienes, subjetivamente, presumen de tamaño e implicación con la clase
obrera.
Así en sendos e incalificables panfletos denominados “Franja
Roja”, repartidos en octavilla y luego recopilados en una revista llamada “El
Olivo” encontramos las más ponzoñosas propuestas socialdemócratas, que harían
enrojecer incluso al mismísimo Bernstein.
A nuestros aguerridos “leninistas”, dicho sea de paso su
partido abandonó programáticamente el leninismo hace más de 30 años y de facto
mucho antes, habría que explicarles que el partido comunista es el partido de
la clase obrera, y que existe una clase contraria que se llama burguesía. Y es
que en la citada revista “revolucionaria” El Olivo de IU-PCE se puede leer
claramente las siguientes propuestas: “Apoyaremos
a los jóvenes que quieran montar su propio negocio, asesorándoles en lo que
necesiten”, “Que Sodefesa deje de ser
una empresa inmobiliaria, y se convierta en una empresa de servicios que
mediante acuerdos con los empresarios dedique todo su esfuerzo en la creación
de empleo para los maireneros”, así como mil y unas alusiones a la ayuda a
los emprendedores;curiosa manera que tienen de entender la lucha de clases
estos individuos. Para ellos, la lucha de clases se resume en crear burgueses,
propietarios, que extraigan la plusvalía del proletariado así como estimular a
la burguesía local. Porque claro, para ellos, tal y como dijo el mediático
Alberto Garzón existen empresarios buenos y empresarios malos. ¡Que importa que
sus intereses y los de la clase obrera sean antagónicos, mientras tengan “buen
corazón” a la hora de robarnos la plusvalía!
Más lamentable si cabe es la hoja “Franja Roja” con título
“El empleo en Mairena”, donde nos exponen que para ellos el problema no es el
sistema, el estado o la lucha de clases, sino que los peleles a sueldo del
capital de turno favorecen a esos burgueses y que el Estado no vigila esto, ya
que para ellos no es arma de dictadura de clase y está por encima de estas.
¿Puede haber algo más antimarxista? Asimismo es curioso que nos hablen de “Que no haya una obra en Mairena donde no
trabajen maireneros” cuyo tufo xenófobo llega a dar miedo. Lejos quedan
para esta pléyade de socialdemócratas los tiempos del proletarios de todos los
países uníos, pues ellos se dedican a dividir a los trabajadores por cuestiones
de origen.
Su modelo de revolucionarios, como ellos mismos dicen en su
revista es el de “imitar la valentía de los jóvenes que viven en los países
árabes NO DEMOCRÁTICOS”, suponemos que en referencia a la juventud de Al-Qaeda
en Libia, los Hermanos Musulmanes en Egipto, o los salafistas en Siria. Y es
que para ellos, la democracia en abstracto; es decir la burguesa y su carácter
de dictadura sobre los oprimidos, es el modelo a imitar.
En definitiva, porque podríamos seguir per sécula seculórum
con las hazañas de estos “revolucionarios”, todos los calificativos que se
adjunten a este grupo de salvavidas del capitalismo siempre será poco. Por sus
actos los conoceréis, y ellos llevan décadas participando de este estado capitalista,
de sus instituciones y de sus poltronas. El resultado salta a la vista: paro,
desahucios, hambre, miseria, etc, etc. Sin embargo, para ellos el problema es
que se llame a las cosas por su nombre.
Reiteramos, no es el PCOE sino el sujeto revolucionario que
es la clase obrera, quién los ponga en su lugar. Ya lo está haciendo y no cabe
duda de que los enterrará en el basurero de la historia.
Célula del Aljarafe del PCOE de Sevilla.
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