martes, 18 de junio de 2013

Cementos Portland y Sitel, el capitalismo suma y sigue


Suma y sigue al hecho de que los burgueses son cada día más ricos gracias a la democracia burguesa y las leyes realizadas por sus partidos e instituciones. Estas dos empresas y sus trabajadores se suman a las ya terroríficas estadísticas del capitalismo en España:

 

·        Seis millones de parados.

 

·        Una tasa de paro juvenil del 56,6%.

 

·        Recortes en sanidad y educación.

 

·        Reducción de la prestación por desempleo.

 

·        Un millón 800 mil hogares obreros sin ingreso alguno.

 

·        Según la farmacéutica Pfizer, el 40% de los españoles sufre estress y ansiedad. Según la farmacéutica IMHealth en España ha crecido el consumo de ansiolíticos en el último un 10% pasando de 30 a 33 millones de unidades al año. El coste anual a la salud pública por depresión se sitúa en 745 millones de euros.

 

·        En España se suicidan 3.285 trabajadores por año, 9 cada día, y lo intentan 87.600, o lo que es lo mismo 240 al día.

 

·        Inmolación de trabajadores que les van a desahuciar.

 

·        180.000 desahucios en 2012, a razón de 494 diarios.

 

·        El  30,6% de menores de edad están expuestos a riesgo de pobreza extrema y de exclusión social en España.

 

·        Pensionazo que hace que se incremente la edad de jubilación y disminuyan las pensiones.

 

·        Uno de cada tres ancianos mantiene a sus hijos con sus pensiones.

 

·        Pensiones de miseria: La pensión media del sistema está en 784,64 euros/mes.  El 29% de las pensiones están por debajo de los 600 euros/mes, y el 81,86% de las jubilaciones están por debajo de los 1.000 euros/mes.

 

·        Tasa de pobreza del 21,8% de la población en España.

 

Como se puede comprobar, la democracia burguesa lleva a los trabajadores a la muerte. A esto habría que añadirle las reformas laborales realizadas por los sucesivos gobiernos socialistas y populares que ha significado una fórmula para abaratar el despido y potenciarlo. En los 8 primeros meses de la Reforma Laboral subieron los EREs en torno al 70%, de tal modo que se facilita al empresario una bajada de salarios real, despidiendo a los trabajadores con un salario digno a precio de saldo e instaurando el salario mínimo, como consecuencia de la posibilidad del descuelgue y de la caducidad de la ultraactividad de los convenios colectivos, que están llevando a los trabajadores a unas condiciones laborales tercermundistas.  

Vivimos en una sociedad de clases, unos son dueños de los medios de producción(fábricas, tierras, comercios, bancos) y otros tienen que vender su fuerza de trabajo para poder vivir(obreros, jornaleros, etc.).Es decir, en la sociedad existen clases y capas sociales que tienen intereses antagónicos. Al dueño de los medios de producción(empresario, emprendedor, sea individual o un grupo de accionistas) lo que le interesa es ganar cada vez más dinero y vender más barato para eliminar a la competencia. Al trabajador lo que le interesa es ganar más dinero para poder comer él y su familia, poder pagar la casa y otros gastos derivados de una vida digna. 

 

Como decimos, ambos intereses lógicamente están enfrentados. Los capitalistas quieren vender más barato para eliminar a la competencia. Para ello, tienen dos opciones:  no dudarán en llevarse la producción allá donde les salga más barata y donde puedan sacar mayor rendimiento económico del trabajo de los obreros(plusvalía). Es decir, deslocalizan la producción, se la llevan a países del llamado Tercer Mundo donde obtienen mayores ganancias debido a la situación de semi-esclavitud de nuestros hermanos obreros en esos países, a los que estos capitalistas pagan salarios aún más bajos que los sueldos que reciben los trabajadores en España. 

 

Esto, tal como lo descubrieron Marx, Engels y Lenin es una ley científica de desarrollo del capitalismo. Es decir, no es por la maldad del empresario individual sino que el propio capitalismo para desarrollarse necesita cerrar fábricas, centros de trabajo y destruir los puestos de trabajo que no le producen la plusvalía necesaria, trasladando la producción a países donde  obtienen pingües ganancias explotando la mano de obra nativa.

Es decir, la burguesía exporta capitales que producen los obreros, roba la riqueza que producen los obreros y mediante esta exportación de capitales adquieren empresas, fábricas, centro de trabajo en el extranjero para enriquecerse. Evidentemente, los obreros a los que se les ha robado el producto de su fuerza de trabajo, a pesar de financiar estas aventuras del capital transnacional, no ven un duro en todo este proceso. Todo esto a pesar de que la burguesía cacaree de la implantación internacional del capital español, que según ellos beneficia al país; sin embargo en una sociedad de clases a quién realmente beneficia es a la clase dominante, a la burguesía. 

 

El segundo modo que tiene la burguesía de aumentar sus beneficios es aumentar la jornada laboral, reducir los salarios y reducir el tiempo de trabajo necesario para producir una mercancía. Es decir, harán trabajar más a los obreros de las fábricas o los centros de trabajo para obtener mayores ganancias.  

 

Mientras la clase obrera no sea dueña de los medios de producción, la burguesía podrá hacer con ellos lo que le plazca, a pesar de que son los obreros los que producen esas mercancías y esa plusvalía con la que los burgueses obtienen sus ganancias.

Pero toda esta situación no es sostenible, y ahí viene una de las contradicciones principales del capitalismo. Conforme avanza la técnica, el obrero produce más mercancía en menor tiempo. Asimismo, debido a la anarquía de la producción en el capitalismo, se produce sin ninguna planificación y llega un momento en el que tenemos más mercancías de las que la sociedad puede consumir. Al mismo tiempo, los avances técnicos hacen que cada vez haya mayores cantidades de obreros sobrantes, que pierden su empleo. Esto hace que grandes masas de la sociedad no tengan fuente de ingresos, o que los vean mermados, lo que produce a su vez que no puedan acceder a las mercancías producidas. Esto, que hemos explicado en lenguaje sencillo es la crisis de sobreproducción del capitalismo, o la crisis como vulgarmente se la conoce. Siempre han existido, y existirán mientras haya capitalismo. 

 

Esta crisis es una crisis sistémica del capitalismo en España, una crisis con diferentes crestas que surge en los años noventa por el derrumbe de los modelos productivos japoneses y estadounidenses; para lo cual la burguesía ideó el adelanto del crédito, de un dinero que no existía y que no había sido producido, con el fin de remontar la situación. Vimos como los créditos se concedían a cualquiera que los pidiese, y como la burguesía animaba y adoctrinaba en el consumo masivo e irreflexivo. No vivimos por encima de nuestras posibilidades, ellos nos hicieron vivir así pues sino el capitalismo hubiera quebrado mucho antes. 

 

Como resultado de la venida de la crisis actual, las entidades más afectadas fueron aquellas que concedían los créditos a cascoporro, es decir, los bancos. Estos quebraron y la burguesía debió rescatarlos con dinero público, es decir, con el dinero de los obreros rescataron a las empresas privadas por excelencia, los bancos. Por tanto la siguiente “salida” a la crisis capitalista que intenta la burguesía ya no puede ser el adelanto del crédito, del dinero fantasma, sino que debe buscar sus propias alternativas para remontar la crisis.   

 

A esto se añada que, por el desarrollo desigual del capitalismo, empiezan a aparecer países emergentes( nuevos imperios), los llamados países BRIC(Brasil, Rusia, India, China). Como decimos, la teoría leninista del desarrollo desigual nos enseña que los países capitalistas avanzan a saltos, y que quien antes estaba arriba puede caer y quién estaba abajo puede desarrollarse y ocupar el lugar de aquel que cayó. Por tanto, mientras la Unión Europea y el capitalismo occidental se desmorona, estos BRIC empiezan a ocupar su lugar como lo demuestra que China sea uno de los mayores compradores de deuda al Estado Español así como el hecho de su progresiva y masiva implantación en Sudamérica y África, anteriormente cotos privados del capital europeo. 

 

Por tanto para el capital europeo, y por tanto para el español que es en el que vamos a centrarnos, se plantea un dilema: ¿Cómo remontar la crisis?, ¿Cómo restaurar la tasa de ganancia que permite la acumulación capitalista?, ¿Cómo recomponer el ciclo de reproducción ampliada del capital? La burguesía históricamente tiene una respuesta a esta pregunta: buscando una mercancía cuyo valor produzca el excedente  necesario al capitalista. Esta mercancía la denominamos capital variable y es la fuerza de trabajo. La clave de todo esto es la plusvalía, el valor no remunerado que el obrero crea al capitalista.   

 

Esto, que en lenguaje marxista puede parecer un galimatías a primera vista, es más sencillo de lo que parece. Significa que el empresario necesita robar más a los trabajadores, porque de este robo(plusvalía) obtiene las ganancias que le permiten recomponer su tasa de ganancia, y con la recomposición de la tasa de ganancia el burgués español puede volver a la arena internacional con renovadas fuerzas para combatir a otros capitalistas extranjeros. Es decir, el robo al obrero en mayor escala, y en esta crisis se está viendo una escala inaudita, es la estrategia del burgués(empresario-emprendedor) para no perecer ante las acometidas de otros capitalistas. 

De ahí que sean necesarias para el capitalismo español medidas como la reforma laboral, la reducción de los salarios, el aumento de la jornada de trabajo, la privatización de la economía pública, las ayudas a las empresas por parte del estado de los capitalistas, el aumento de la inflación, etc. Son medidas destinadas a intentar sacar de la UVI a ese capitalismo español en fase decadente, moribundo.

 

Y son los obreros los que están pagando las consecuencias no de la avaricia de los banqueros y la maldad de los políticos, sino de un modo de producción(el capitalismo) que necesita estas medidas para mantener su propia existencia. Es decir, el problema principal es que este modo de producción capitalista ya no tiene nada que aportar a la sociedad como no sea miseria, paro, corrupción, violencia, y en último instante: la guerra. Porque todos estos países emergentes y los que intentan no caer tiene intereses contrapuestos y chocan. Esta lucha por el reparto de los mercados, para obtener mayores ganancias, es lo que conduce al coque entre los imperios que ya no pueden resolver sus contradicciones en el terreno de la política formal. Para ello deben recurrir a la guerra, la continuación de la política por otros medios.

 

Tenemos la experiencia de dos guerras mundiales entre imperios para el reparto de los mercados. En España, país imperialista insertado en la Unión Europea que es el bloque imperialista de todos los Estados capitalista europeos, la burguesía ha emprendido una feroz rapiña contra la clase obrera, para arrebatarle todo. Tiene como finalidad “salvar” al capitalismo español que pierde posiciones dentro de la UE y dentro de la propia cadena imperialista mundial. De ahí que los burgueses españoles necesiten robar a los obreros cada vez más.

¿Y la respuesta a esto? Tenemos que comprender que nos enfrentamos a todo un sistema, el capitalismo, que como hemos visto es el causante de todos los males de la clase obrera debido al lugar que esta ocupa dentro de las relaciones de producción. Debemos comprender que no nos enfrentamos a una lucha por un convenio, ni por mejores salarios solamente sino que nos enfrentamos a una lucha política contra la clase antagónica, la burguesía, y contra el instrumento que usa dicha burguesía para dominarnos, que es el Estado.


Hay que decir que el desarrollo del movimiento obrero no debe circunscribirse a la lucha por las reivindicaciones económicas únicamente. El objetivo que tiene que tener claro el movimiento obrero no son estas reivindicaciones en sí, sino que son un medio para alcanzar dicho objetivo y que siempre deben ir ligadas a las luchas políticas e ideológicas. 

 

La respuesta hasta ahora ha sido la mera lucha sindical. ¿Pero eso es suficiente?. No, como hemos explicado, el problema es del sistema  y no un conflicto económico puntual. Por tanto toda lucha que no englobe todos los aspectos de la lucha contra el capitalismo: en lo económico, en lo ideológico o en lo político está condenada al fracaso. Incluso una victoria parcial en una lucha económica puede ser revertida fácilmente por la burguesía: ellos elaboran las leyes del marco laboral y lo que ganemos por un lado, pueden hacérnoslo perder fácilmente por el otro.  

 

La lucha nos enseña que la victoria completa sólo puede ser alcanzada cuando toda la clase obrera se lance contra su enemigo; como una fuerza unida, poderosa y organizada. Y es esta misma lucha la que muestra a los obreros que además de tener a su enemigo directo en los centros de producción -el capitalista- tienen otro si todavía más nocivo: la fuerza organizada de toda la clase burguesa -es decir, el Estado capitalista- con su ejército, sus tribunales, su policía, sus cárceles, etc. Hasta en la más democrática de las repúblicas burguesas el menor intento de los obreros de mejorar su situación choca con el poder burgués, incluso allí dónde como decimos existen unos teóricos y formales derechos que no pasan de eso: de ser formales y no reales para la clase obrera y sí para la clase de los explotadores, se entiende.

 

El PCOE llama a organizarse en las ACDT(Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores) como los órganos de poder obrero emanados de las fábricas y de los centros de trabajo y que en simbiosis con los órganos de decisión de los barrios obreros(Asociaciones de Vecinos), con las asambleas de estudiantes, de jornaleros, etc. conforme el Frente Único del Pueblo(FUP). Es decir, el estado obrero que mediante la dualidad de poderes confronte con el actual estado burgués(parlamento, ayuntamientos) hasta que mediante la Revolución Socialista( que no será pacífica) se ponga fin a la existencia del Estado burgués, sus instituciones, sus leyes, su policía, su ejército. Es decir: la eliminación de toda la superestructura de la sociedad burguesa.  

 

 

 

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