El capitalismo actual se encuentra en su fase imperialista.
A esto se une la crisis sistémica del capitalismo en España, una crisis con
diferentes crestas que surge en los años noventa por el derrumbe de los modelos
productivos japoneses y usamericanos ; para lo cual la burguesía ideó el
adelanto del crédito, de un dinero que no existía y que no había sido
producido, con el fin de remontar la situación. Vimos como los créditos se
concedían a cualquiera que los pidiese, y como la burguesía animaba y
adoctrinaba en el consumo masivo e irreflexivo. No vivimos por encima de
nuestras posibilidades, ellos nos hicieron vivir así pues sino el capitalismo
hubiera quebrado mucho antes.
Como resultado de la venida de la crisis actual, las
entidades más afectadas fueron aquellas que concedían los créditos a
cascoporro, es decir, los bancos. Estos quebraron y la burguesía debió
rescatarlos con dinero público, es decir, con el dinero de los obreros
rescataron a las empresas privadas por excelencia, los bancos. Por tanto la
siguiente “salida” a la crisis capitalista que intenta la burguesía ya no puede
ser el adelanto del crédito, del dinero fantasma, sino que debe buscar sus
propias alternativas para remontar la crisis.
A esto se añada que, por el desarrollo desigual del
capitalismo, empiezan a aparecer países emergentes( nuevos imperios), los
llamados países BRIC(Brasil, Rusia, India, China). Como decimos, la teoría
leninista del desarrollo desigual nos enseña que los países capitalistas
avanzan a saltos, y que quien antes estaba arriba puede caer y quién estaba
abajo puede desarrollarse y ocupar el lugar de aquel que cayó. Por tanto,
mientras la Unión Europea y el capitalismo occidental se desmorona, estos BRIC
empiezan a ocupar su lugar como lo demuestra que China sea uno de los mayores
compradores de deuda al Estado Español así como el hecho de su progresiva y
masiva implantación en Sudamérica y África, anteriormente cotos privados del
capital europeo.
Por tanto para el capital europeo, y por tanto para el
español que es en el que vamos a centrarnos, se plantea un dilema: ¿Cómo
remontar la crisis?, ¿Cómo restaurar la tasa de ganancia que permite la
acumulación capitalista?, ¿Cómo recomponer el ciclo de reproducción ampliada del
capital? La burguesía históricamente tiene una respuesta a esta pregunta:
buscando una mercancía cuyo valor produzca el excedente necesario al capitalista. Esta mercancía la
denominamos capital variable y es la fuerza de trabajo. La clave de todo esto
es la plusvalía, el valor no remunerado que el obrero crea al capitalista.
Esto, que en lenguaje marxista puede parecer un galimatías a
primera vista, es más sencillo de lo que parece. Significa que el empresario
necesita robar más a los trabajadores, porque de este robo(plusvalía) obtiene
las ganancias que le permiten recomponer su tasa de ganancia, y con la
recomposición de la tasa de ganancia el burgués español puede volver a la arena
internacional con renovadas fuerzas para combatir a otros capitalistas
extranjeros. Es decir, el robo al obrero en mayor escala, y en esta crisis se
está viendo una escala inaudita, es la estrategia del
burgués(empresario-emprendedor) para no perecer ante las acometidas de otros
capitalistas.
De ahí que sean necesarias para el capitalismo español
medidas como la reforma laboral, la reducción de los salarios, el aumento de la
jornada de trabajo, la privatización de la economía pública, las ayudas a las
empresas por parte del estado de los capitalistas, el aumento de la inflación,
etc. Son medidas destinadas a intentar sacar de la UVI a ese capitalismo
español en fase decadente, moribundo. Y son los obreros los que están pagando
las consecuencias no de la avaricia de los banqueros y la maldad de los
políticos, sino de un modo de producción(el capitalismo) que necesita estas
medidas para mantener su propia existencia. Es decir, el problema principal es
que este modo de producción capitalista ya no tiene nada que aportar a la
sociedad como no sea miseria, paro, corrupción, violencia, y en último
instante: la guerra. Porque todos estos países emergentes y los que intentan no
caer tiene intereses contrapuestos y chocan. Esta lucha por el reparto de los
mercados, para obtener mayores ganancias, es lo que conduce al coque entre los imperios
que ya no pueden resolver sus contradicciones en el terreno de la política
formal. Para ello deben recurrir a la guerra, la continuación de la política
por otros medios. Tenemos la experiencia de dos guerras mundiales entre
imperios para el reparto de los mercados, a excepción claro de la Unión
Soviética que al no ser capitalista simplemente luchaba por su propia
supervivencia.
En España, país imperialista insertado en la Unión Europea
que es el bloque imperialista de todos los Estados capitalista europeos, la
burguesía ha emprendido una feroz rapiña contra la clase obrera, para
arrebatarle todo. Tiene como finalidad “salvar” al capitalismo español que
pierde posiciones dentro de la UE y dentro de la propia cadena imperialista
mundial. De ahí que los burgueses españoles necesiten robar a los obreros cada
vez más.
En este contexto se encuadran los hechos acaecidos en la
ciudad de Sevilla, concretamente en tiendas de la cadena Telepizza de esta
ciudad. Trabajadores sindicados han sido represaliados y despedidos por ejercer
precisamente esta labor sindical. Como explicamos, no es un hecho casual sino
que la burguesía necesita hacer esto, lo necesita porque para ellos es cuestión
de vida o muerte. Independientemente de compartir o no la línea del sindicato
en que se encuadran, la burguesía dueña de Telepizza lo ha dejado bien claro:
necesitan que los trabajadores ganen menos, que trabajen más horas, con nulos
derechos y saltándose incluso el propio marco legal que esta misma burguesía
dicta. Todo con el fin de recomponer esa tasa de ganancia, de ganar más para
exportar capitales a terceros países y para vencer a la competencia. Por tanto,
cualquiera que reivindique o luche por mejoras para los trabajadores, aunque
sólo sean luchas económicas, supone un estorbo para la burguesía. De ahí que
los repriman al más alto nivel: con el despido.
La respuesta de las organizaciones sindicales debe ser la
denuncia de este caso y la intensificación de la lucha económica por la mejora
de las condiciones de los trabajadores de Telepizza. ¿Pero eso es suficiente?.
No, como hemos explicado, el problema es del sistema y no un conflicto económico puntual. Por
tanto toda lucha que no englobe todos los aspectos de la lucha contra el capitalismo:
en lo económico, en lo ideológico o en lo político está condenada al fracaso.
Incluso una victoria parcial en una lucha económica puede ser revertida
fácilmente por la burguesía: ellos elaboran las leyes del marco laboral y lo
que ganemos por un lado, pueden hacérnoslo perder fácilmente por el otro.
Además, la lucha espontánea y alejada del socialismo
científico no crea la conciencia de clase. Sirve para crear ese embrión, pero
los obreros por medio de la lucha espontánea y economicista nunca van a llegar
a la conclusión de que se debe derribar el capitalismo si lo que de verdad
queremos es acabar con la esclavitud asalariada. Es necesario que estas luchas
espontáneas se doten del arma que les permita vencer no sólo a un capitalista o
a una empresa concreta, sino a la unión de toda la clase de los capitalistas y
al instrumento de opresión y dominación sobre los obreros que es el Estado.
Para ello aparte de la lucha económica es necesaria la lucha
ideológica. La clase obrera nace de las entrañas del capitalismo, por tanto es
ideología burguesa lo que mama desde la cuna, es la ideología que le rodea y en
la que le adoctrinan. No hay nada más normal que un obrero a favor del
empresario(un obrero de “derechas”, como lo llamarían los reformistas) y
comprender esto es vital para batallar entre nuestros hermanos de clase.
Debemos pues romper esa coraza burguesa, esa ideología burguesa, si es que
queremos que los obreros empiecen a cuestionarse la dominación del patrón y el
sistema capitalista en sí.
Esta ideología burguesa se transmite por todos los canales,
destacando en ellos los medios de comunicación masiva. Así no es difícil
encontrarnos con que los media son los primeros en difamar y criminalizar la
protesta, aunque sea de carácter exclusivamente económico, porque es la función
que tienen dentro del capitalismo. Los media pertenecen a la burguesía y
difunden la ideología de esta clase social. Por tanto, renunciar a la lucha
ideológica es poner en bandeja de plata la victoria de los capitalistas, incluso
en luchas económicas y parciales como esta que comentamos.
El tercer aspecto fundamental es la lucha por el poder
político. La burguesía se ha dotado del arma con la que dominar a la clase
obrera, una superestructura que emana de la misma base del modo de producción
capitalista y que es el Estado, sus leyes, su judicatura, sus elementos
represivos(policía, ejército) etc. Por tanto esta maquinaria siempre va a estar
al servicio de los capitalistas. Es de ilusos pensar que el Estado está por
encima de las clases o que sirve de árbitro en los conflictos derivados de los
intereses antagónicos de los obreros y los patrones. Por tanto, la lucha
también debe ser política: teniendo claro que sin la destrucción de ese estado,
sin la destrucción del poder político de la burguesía, no hay lucha de clases
ninguna ni es posible ningún tipo de victoria.
El Partido Comunista Obrero Español, como organización
obrera armada con la teoría de vanguardia del marxismo-leninismo tiene una
táctica de masas clara para esta lucha. La historia de 150 años de movimiento
obrero nos enseña que únicamente cuando la clase obrera marcha del lado de su
partido, el Partido Comunista, se producen avances en el terreno de la lucha de
clases. Porque en cada batalla hace falta un Estado Mayor armado de la ciencia
de vanguardia, que sepa analizar la realidad y preveer el resultado de la lucha
de clases, y que sepa pedagógicamente difundir el socialismo científico entre
amplios sectores de nuestra clase.
El PCOE llama a organizarse en las ACDT(Asambleas de
Comités, Delegados y Trabajadores) como los órganos de poder obrero emanados de
las fábricas y de los centros de trabajo y que en simbiosis con los órganos de
decisión de los barrios obreros(Asociaciones de Vecinos), con las asambleas de
estudiantes, de jornaleros, etc. conforme el Frente Único del Pueblo(FUP). Es
decir, el estado obrero que mediante la dualidad de poderes confronte con el
actual estado burgués(parlamento, ayuntamientos) hasta que mediante la
Revolución Socialista( que no será pacífica) se ponga fin a la existencia del
Estado burgués, sus instituciones, sus leyes, su policía, su ejército. Es
decir: la eliminación de toda la superestructura de la sociedad burguesa.
Seguidamente se instaurará un período de transición entre el
capitalismo y la sociedad sin clases(la sociedad comunista) que es el período
de Dictadura del Proletariado. Esto es así debido a que los antiguos
explotadores opondrán la más tenaz de las resistencias a la eliminación de sus
antiguos privilegios. Pero que no asuste la palabra Dictadura, pues es una
Dictadura de clase y a la vez la forma más democrática de Estado que ha
conocido la humanidad. Es decir la democracia para los explotados: los obreros,
los trabajadores y las demás clases populares y dictadura a su vez para los
explotadores: los burgueses, que son la minoría de la sociedad. Toda sociedad
de clases es una dictadura de una clase sobre otra, incluso la “democracia”
actual española que nos venden como el súmmum de las libertades es en realidad
una dictadura de la burguesía. Porque no gobiernan los peleles que se eligen
cada cuatro años, sino que esos peleles están al servicio de la burguesía y
ejecutan las políticas que les dicta el capital. Incluso movimientos tan poco
sospechosos de comunistas como el 15-M lo señalan: “no hay democracia si gobiernan
los mercados”, lo cual que están diciéndonos que los que realmente gobiernan
son los mercados. Y aunque ellos no lo sepan y usen un eufemismo, a lo que
llaman mercados se ha denominado siempre burguesía. Es decir: un movimiento
interclasista señala el carácter de clase y dictatorial del modo de producción
capitalista.
Es la lucha en la que nos encontramos y en la que no caben
medias tintas. Es hora de elegir entre el proletariado o la burguesía. Estos
últimos lo único que ofrecen al trabajador es miseria y paro crónicos y un
futuro sin esperanza. Ni al más ingenuo de los obreros debe escapársele el
hecho de que todos los recortes, los “derechos” que pierden los obreros nunca
se van a recuperar si no es mediante la superación del capitalismo. Porque este
capitalismo, debido a sus leyes de desarrollo, necesita de esas agresiones a la
clase obrera, de ese robo, que no hará sino acrecentarse con el tiempo. Nos
mienten los reformistas que nos prometen cambios graduales dentro del
capitalismo. Lo único que buscan es su poltrona, su cargo político, por mucho
ropaje radical con el que se disfracen. Todo aquel que no le diga a los
obreros, sin tapujos, que el objetivo es el socialismo y romper con el poder
burgués estará engañando a los obreros y contribuyendo a alejar la conciencia
de clase de los trabajadores.
Esta es la batalla del PCOE, la lucha por el socialismo en
el terreno político, ideológico y económico. Y la dará desarrollando sus
células, como la herramienta que permita la ligazón del Partido con las masas
obreras, en los centros de trabajo y en las fábricas. Por ellos llamamos a los
obreros a organizarse en las filas de su Partido, para la lucha por el
socialismo y la derrota del capitalismo. No hay otro futuro, es hora de
desterrar el miedo de los centros de trabajo, porque cuando se produce la
ligazón entre Partido y masas obreras el miedo cambia de bando. Los burgueses
comienzan a temer. Vuestra es pues, trabajadores, la decisión.
¡POR EL
SOCIALISMO, POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!
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