Camaradas
y amigos:
Vamos
a dar comienzo el acto. Los cinco camaradas que presidimos la mesa, integramos
la celula de veteranos de Sevilla, que dadas nuestras edades, las precarias
condiciones físicas que exhibimos y debido tambien a nuestro alejamiento del
movimiento obrero, no podemos desarrollar la labor normal de un militante
jóven, por todas estas cuestiones, hemos creido oportuno programar una serie de
conferencias-coloquios en la que podremos aportar nuestras experiencias
teóricas y prácticas con las que poder servir al partido.
El
tema que traemos hoy a debate es tan importante, que después de un siglo de
existencia de partidos comunistas, continúa siendo el problema capital que los
define marxista-leninista, o por el contrario les sitúa en el campo del
reformismo.
Hemos
preferido hacer un informe escrito para no improvisar, ni caer en desviaciones
del hilo conductor de lo que queremos expresar. Lo leeremos porque así será más
explícito y a la vez que breve, al objeto de tener mayor espacio de tiempo para
el debate.
¿Quien
no se ha preguntado alguna vez, por qué fulanito pese a pasar por una situación
extremadamente mala, que tiene varios hijos que alimentar y para ello necesita
la ayuda de la familia, no se rebela contra las injusticias? El caso de
fulanito que se muestra pasivo ante su destino, no es para nosotros lo más
importante en este debate, además, no es ni pasivo ni neutral, porque ante la
incomprensión de muchos, incluso de muchos de nosotros, arremete contra quienes
no estamos dispuestos a soportar indolentes esta forma de vida y nos levantamos
contra el capitalismo. El obrero desconcienciado se enfrentará contra nosotros,
contra nuestras ideas, como si el capitalismo fuese algo suyo. Todo el mundo
sabe, que como el tal fulanito hay millones de trabajadores que viven sin
perturbarse por ser explotados y sin ofrecer ninguna resistencia contra los
culpables de sus desgracias. Sin embargo, no son estos millones de trabajadores
los que nos preocupan especialmente, sino el hecho de que haya también
numerosos militantes comunistas que dudan, que se ven incapacitados para
ofrecer una explicación científica del proceder de los trabajadores dejando
claro, que no están en condiciones de cumplir con su cometido de comunistas.
En
esta primera conferencia vamos a intentar, paso a paso, ir allanando el camino
que nos llevará hasta la comprensión de la conducta del obrero y lo haremos de
la manera más sencilla posible, para que su lógica sea accesible a todo el
partido, a los militantes, a los simpatizantes y a los amigos, con el propósito
de que adquieran la firmeza necesaria que le facilite la labor de convencer en
sus circulos de amistades y laborales, cuando hablen de política.
La
pregunta capital es ¿Cómo adquiere el trabajador la conciencia de clase? Pensad
por un instante que el proletariado moderno es junto con la clase
burguesa, las únicas clases paridas por
el modo de producción capitalista, las demás clases y muchas profesiones:
campesina, terrateniente, etc. son clases que pertenecen a otros sistemas de
producción mas antiguos que el capitalismo. Así, pues, el proletariado le debe
su existencia al capitalismo, aunque fuese engendrado en el feudalismo y morirá
cuando no quede rastro del modo de producción burgués. Es natural y obligado,
por consiguiente, que su pensamiento sea desde el principio totalmente burgués.
Todo lo que le rodea desde su nacimiento hasta su muerte, será capitalismo en
movimiento, por lo que las influencias que éste ejerce y ejercerá sobre su
mente es total y absoluta. Aunque no existiesen medios de comunicación masiva,
el proletariado moderno estaría bajo el dominio de todo lo que es y representa
el capitalismo, porque como hemos dicho es hijo suyo.
Si
un revolucionario piensa que un proletario con pensamiento burgués es un
contrasentido, se equivoca y dificilmente lo ganará para la causa
revolucionaria, porque no ha entendido nada. No es el capitalismo el que nos
roba un hermano de nuestra clase, somos nosotros los que vamos a quitarle un
hijo suyo, que además es su sustento, lo que le da la vida. Tenedlo siempre
presente.
A
pesar de su conciencia burguesa, el proletariado por ser el mas moderno y el
más numeroso, nace con la misión de dirigir a todas las clases y capas sociales
que están siendo explotadas por el capitalismo para acabar con éste, pero ¿por
qué y cómo opera esta contradicción? Como quiera que el mundo en el que vive y
al que pertenece es el mundo burgués, jamás por sí mismo se dará cuenta de la
necesidad de transformar la sociedad capitalista en otra que no está en su
mente, que para él no existe, alguien se la tendrá que descubrir y no resultará
bastante con descubrírsela, habrá que inculcarsela, por medio de un proceso
práctico. Nunca por cuenta propia podrá descubrir el concepto plus valia que él
genera y que es el motivo del enriquecimiento del burgués, tampoco alcanzará a
descubrir la composición orgánica del capital. la cual explica la aparición
forzosa de sucesivas crisis económicas, causa de muchas de sus desdichas etc,
nunca pues, llegará por su propia experiencia a comprender en su contenido y
forma al sistema capitalista, pese a haber sido parido por él, en definitiva,
nunca concebirá el socialismo como salida. Eso no quiere decir, que no busque
las respuestas a las preguntas que se hace, pero las que encuentra, debido a
sus limitaciones, siempre chocará con lo que el sistema le ha enseñado como la
verdad indiscutible de la vida, esto es que para que una sociedad humana tenga
razón de ser, tienen que haber personas capacitadas y dedicadas a dirigir y
otras a trabajar. Quienes deben emplearse a una tarea u otra, será para el
obrero cuestión de suerte o de inteligencia y concluirá que todos los males
pueden solucionarse, bien cambiando a los dirigentes que no cumplen
correctamente con su misión en la sociedad, o bien haciendo trabajar más y
mejor a los dirigidos. Hasta aquí puede llegar su análisis sin ayuda de nadie,
pero no más lejos. Pensad que al ser hijo del
sistema estas premisas la ve de un modo natural, todo lo demás, que no se le
manifiesta prácticamente, es para él pura fantasía. Preguntemos a cualquier
obrero que no haya alcanzado aún la conciencia de clase y veremos que todos
están más cerca de querer “independizarse” de convertirse en patrón, antes que
hacer la revolución, algo que no se plantea de ninguna de las maneras, porque
lo primero es tangible, lo otro no le llega a su mente ni tan siquiera como una
posibilidad, porque requiere todo un proceso de enseñanza, como estamos
teniendo nosotros y esa enseñanza le tiene que venir de fuera de la simple
relación económica con el patrón, le tiene que venir del partido, como nos
viene a nosotros.
Pero,
pese a su apocada voluntad y a su forma de pensar, un tanto necia, no puede
evitar el desarrollo de las contradicciones irreconciliables que subyace entre
el patrón y él, aunque todavía no la vea, porque no se le haya manifestado.
Contradicciones que se irán enconando paulatinamente por medio de la acción, de
la práctica, pues la burguesía para sobrevivir en este sistema de competencia
cruel, se ve obligada por imperativo natural, por inercia de la economía
capitalista a explotar más y más al trabajador. Y lo explota de la única manera
que puede, haciéndole trabajar más, obligándole a producir mayor cantidad de
productos en el menor tiempo posible, a la par que le reduce su salario directa
o indirectamente.
El
patrón paga un salario al obrero, no vamos a entrar en los conceptos económicos
marxistas para ir más rápido, pero al cabo del tiempo, el dinero que paga el
patrón ve reducido su valor y es debido a que todo cuanto necesita el obrero
para vivir es cada día más caro. El obrero le pide al patrón un aumento de
sueldo con el fin de asegurarse todos los elementos vitales, éste, sin embargo,
se niega totalmente a darselo para no perder cota de ganancia, o le ofrece una
cantidad bastante menor de la que le demanda, por lo que la contradicción entre
patrón y obrero se hace ya más visible; sin embargo, ésta es todavía una
contradicción normal y conciliable en opinión del trabajador, que solo ve en
ella una relación económica, jamás política y menos aún ideológica.
Esta
relación entre obrero y patrón genera lo que se llama la psicología del obrero,
a éste no le gusta que su patrón, al mismo tiempo que obtiene mayores
beneficios, le niegue una subida de salario suficiente; pero, esta psicología
no se transformará jamás en conciencia de clase, por poco que pague el patrón.
Por mucha explotación que ejerza el patrón sobre el obrero, éste continuará
igual, con más tensión pero igual, no gustándole la citada relación, pero nada
más. Llegado a un punto, en el que la precariedad del salario es ya
insoportable, la mente del trabajador comienza a evolucionar tímidamente,
llegando a pensar que si todos los
compañeros y compañeras de su centro de trabajo se unen en una huelga,
pueden hacer cambiar de actitud a su patrón. Tenemos pues, el embrión del
sindicato. De forma espontánea los obreros deciden ir a la huelga. No obstante,
a la hora de hacerla realidad, advertimos que la psicología de los obreros, o
sea, el saber qué es lo que no quiere sin conocer qué debería querer, se
bifurca en dos ramales opuestos; pues, aún teniendo el mismo sentimiento de no
gustarle que el patrón no le suba el sueldo, pese a haber éste logrado
beneficios record, aún no agradándoles la relación entre patrón y obrero, la
psicología se manifiesta en unos como rebeldía y en otros como sumisión, en el
fondo la sumisión es una expresión del miedo. Los obreros están todavía a años
luz de adquirir conciencia de clase. Los
rebeldes querrán ir más allá, continuar con las acciones para hacer caer
en razones al patron, sin negarle su autoridad y dirección y por supuesto, sin
cuestionar al capitalismo al que no cree culpable, piensa que la conducta del
patrón es un problema personal, humana, pero no un pecado del sistema; en
cambio, los sumisos, ante su miedo, se rebela contra el rebelde, para
justificar su esquirolismo, porque el rebelde le coloca ante una situación
complicada tanto respecto del empresario, como también con su familia; no
obstante, después de un proceso más o menos largo, el sumiso puede llegar a
convertirse en rebelde en algun momento de su vida, e incluso su rebeledía
puede desbordar a la de sus compañeros.
Posteriormente,
los trabajadores rebeldes comprenden que los patronos están todos unidos para
llevar una política común contra ellos, además, comprueban que el gobierno
dicta leyes que favorecen a la patronal, es entonces, cuando deciden que el
sindicato debe ser universal para que pueda convocar huelgas generales, con el
fin de hacer retroceder los planes del gobierno.
Hasta
aquí todo el proceso descrito de una forma lineal, tiene un desarrollo
espontáneo, el obrero no actúa por conciencia de clase, sino obligado para
defenderse, porque en ello le va la subsistencia como persona, pero no como
clase; aunque, según advertía Lenin, la espontaneidad tiene grados y es la
antesala de la toma de conciencia de clase, ahí es donde debe estar el partido.
Antes de proseguir debemos aclarar en qué consiste la conciencia de clase.
El
patrón tiene conciencia de su clase, sabe perfectamente que para perpetuar su
existencia debe continuar y cada vez con mayor intensidad, explotando a los
trabajadores, sin ello, morirá y al tomar conciencia de esta realidad
inapelable, pone todos los medios a su alcance para neutralizar a su enemigo,
la clase obrera, para que ésta no pueda organizarse políticamente; sin embargo,
en muchos casos le “ayuda” a organizarse sindicalmente, para que ésta nunca
pueda alcanzar su conciencia de clase, que por lógica, ha de tener un contenido
opuesto a la suya. Si el patrón vive a costa de explotar a los trabajadores,
éstos, no serán libres mientras que exista el patrón. En su consecuencia, el
obrero ha de conocer esta realidad y asumirla, lo que significa, que debe
acabar con el explotador para dejar de estar explotado y esto no será posible
sin eliminar el sistema que le es inherente, el sistema que le proporciona
todas las armas precisas para continuar con esa explotación.
Para
Lenin el trabajador toma conciencia de clase, cuando asume la política
comunista, esto es, cuando lucha organizadamente contra el poder establecido y
no contra los efectos del poder establecido, cuando se decide por la lucha
política y arremete contra todo lo que comprende el sistema que mantiene al
burgués, es decir, cuando el obrero ha comprendido que él tiene que arrebatarle
el poder al burgués, para imponer el suyo. Mientras esto no suceda las luchas
serán exclusivamente económicas y espontáneas y dentro de los cauces que le
provee el propio sistema, a pesar de que a veces adquiere un contenido
político, como es exigir que el gobierno
abola una ley antiobrera, por ejemplo, si se consiguiera que el gobierno del PP
diese marcha atrás en la reforma laboral, la situación de explotación del
obrero no variaría.
Ninguna
huelga general económica, como las que se están desarrollando en nuestro país,
tampoco las huelgas contra el cierre de las empresas, las manifestaciones
contra tal o cual gobierno, generan por su propio desarrollo la conciencia de
clase del trabajador; y ni mucho menos va contra el modo de producción burgués.
Cambiará el gobierno, el tipo de dictadura del capital: como puede ser de
fascismo a democracia monárquica, a república, pero siempre dentro del sistema
capitalista, es, decir, sin poder quitarse de encima la explotación ni el
explotador, a más nunca llegará el obrero.
Para
que el obrero tome conciencia de clase, es decir, que comprenda que él puede y
debe aglutinar a su alrededor a todos los explotados para acabar con la
explotación y por tanto, con el régimen burgués, ha de saber cómo subyuga el
capital a esas otras clases, porqué existen presos políticos, porqué los
monopolios controlan la economía del campo, etc. Porqué el parlamento y el
gobierno dictan leyes antiobreras. En esta dirección, tiene que aprender cual
es la naturaleza del Estado capitalista, que dicho Estado representa los
intereses de la burguesía y es un órgano de opresión contra las clases
explotadas. Debe pues, conocer y asumir en términos generales lo que un
militante de un Partido Comunista sabe y adoptar para sí su programa. Por eso,
son los comunistas al margen de los sindicatos, los únicos que pueden dirigir a
los trabajadores hasta la comprensión de su naturaleza de clase, de su
conciencia de clase. Podéis examinar la historia y veréis, que cuando los
Partidos Comunistas cumplían con su misión, la clase obrera, cualesquiera que
fuesen los paises, luchaba por el poder político. Y también os percataréis de
lo contrario, desde que los Partidos Comunistas, han ido dejando a un lado los
principios revolucionarios y por consiguiente, abandonando su misión frente al
proletariado, nadie ni nada le ha podido sustituir. Todas las revueltas,
guerrillas, manifestaciones monstruas, han acabado en nada y los trabajadores
no han tomado conciencia de clase
Pero
se da las circunstancias, que tanto en España como en casi toda Europa, los
partidos comunistas han renunciado a esta práctica, sus militantes se limitan a
actuar en los sindicatos o en frentes de masas, olvidando su misión de enseñar
política al proletariado. Todas sus luchas y actividades se diluyen en el
terreno sindical, con lo cual, en vez de adoctrinar a los trabajadores, lo que
hacen es contribuir a la malformacion de su conciencia, pues los sindicatos,
solo pueden aspirar a la lucha económica, a impugnar leyes que repercuten en el
mundo del trabajo. Los sindicatos, por naturaleza, son reformistas.
En
nuestro país sucede, que los llamados partidos comunistas no le hablan al
obrero de su potencial, de su misión histórica, no le hablan de política ni de
ideología. En los centros de trabajo, las células comunistas no existen como
tal, se reunen y hablan de sindicalismo, del convenio colectivo, de la
expulsión de un compañero, etc. y para eso no hace falta la célula comunista,
ya basta con el sindicato. También sucede que en el Parlamento, todos los
partidos, a la hora de la verdad, llegan a confabularse contra los intereses de
los trabajadores, y aquellos que se reclaman representantes del pueblo, solo se
oponen a tal o cual ley, pero en el fondo están diciéndole a los trabajadores,
que a través del Parlamento se puede cambiar su signo maldito, le está diciendo
que dentro del sistema hay solución a su problema. Los reformistas, son la
avanzadilla del capitalismo dentro del movimiento obrero.
Todos
los partidos y todas las instituciones aleccionan al trabajador en el mismo
sentido, en que éste ha venido viviendo desde su nacimiento. Nadie le insinúa,
menos le afirma que hay que cambiar de sistema, ¿Cómo, entonces, nos lamentamos
de que el trabajador no nos comprenda? ¿Cómo entonces, no indignamos, porque
después de una huelga general, el trabajador continúe votando, y además a un
partido burgués? ¿Qué otro remedio le hemos dado?. Se le indica que el sistema
tiene defectos, pero solucionables, que en la patronal hay elementos que son
egoístas, pero otros no. Se les inculca que un gobierno puede hacerlo bien o
mal para sus intereses, obligándoles a elegir el menos malo, se le prepara
entre todos, en lo contrario de lo que debe de aprender. A la misma vez, el
comunista se esconde y no le dice la verdad cara a cara, por temor a que el
trabajador no lo siga, no lo entienda, cuando de verdad no le sigue ni le
entiende es ahora, cuando no le habla.
Nuestro
partido tiene que volver a funcionar, como lo hizo el partido bolchevique. No
vale solo con imputar a los reformistas encaramados en las direcciones de los
sindicatos que son unos traidores. Hay que utilizar los sindicatos, las
instituciones, el frente de masas, para movilizar a los trabajadores, para
denunciar el reformismo, para descubrirle al servicio de quien están esas
instituciones, en una palabra para abrir la mente de los trabajadores hacia la
política y no para engañarlos haciéndoles creer que los sindicatos, y las
instituciones pueden solucionar sus problemas.
Con
la movilización y la dirección de los comunistas el obrero, se encontrará con
la policia represora, con el clasismo de la justicia, con la traición de los
reformistas. El obrero se sorprenderá y el comunista in sito, le sacará de toda
las dudas, le demostrará que estos elementos unidos forman un todo junto con el
capitalista que lo trata como enemigo. En la movilización el obrero rebelde
está mas dispuesto a escuchar política, el comunista debe aprovechar esa
ocasión, primero neutralizando a los reformistas y acólitos del burgués y
depués, marcándole el verdadero camino
Pero
tambien y simultáneamente a esta actividad ineludible, los trabajadores tienen
necesidad de poseer su propia tribuna, para que les expliquen cada uno de los casos
políticos y sociales de una manera veraz con el fín de formarse económica,
política e ideológicamente. Esa tribuna se la tiene que proporcionar
inexcusablemente el Partido, que es el único que está en condiciones de dar las
respuestas científicas de los fenómenos sociales. La actuación policial en las
manifestaciones no puede suscitar más que indignación y rabia en los
trabajadores, cuando en la actualidad es objeto de diferentes interpretaciones
entre ellos, dependiendo de donde le viene
la noticia. El empobrecimiento de los pequeños campesinos ha de ser el
pretexto de una explicación profunda, con ejemplos claros, hasta el extremo que
los trabajadores, fundamentalmente la clase obrera, comprenda la necesidad del
cambio de sistema para proteger la economía rural fuente de todas las materias
primas y sea capaz de tomar conciencia de su indiscutible fuerza numérica e
ideológica, para convertirse en la dirigente del proceso revolucionario, al
objeto de acabar con las injusticias que se cometen contra los campesinos. El
enfrentamiento entre los estudiantes y la polícía, tendrá que penetrar en la
mente de los trabajadores como un paso hacia adelante y nunca como un acto
salvaje, propio de una población juvenil e inmadura como le explica los medios
de difusión burgueses. Las guerras imperialistas tienen que ser comprendidas
perfectamente por los sectores de trabajadores a modo de explotación de sus
hermanos de clase de otros países. Y así,
todo cuanto sucede tanto en su entorno como en cualquier ámbito de la sociedad
española e internacional, que suponga un actividad burguesa contra el pueblo,
deben ser llevados por el Partido a los trabajadores y no tienen que estar
forzosamente ligadas en el mismo documento, en la misma charla, asamblea, mitin
etc. con su posición económica. Desde el principio el Partido se tiene que
convertir en el transmisor, el cronista de la verdad, sin ocultar nada a los
trabajadores, pues es el único vehículo que poseen para ampliar sus
conocimientos imprescindible para hacerse dueños de su destino. A cada paso,
hay que explicarles, que sin derrocar a la burguesía, sin aniquilar el sistema,
sin que ellos accedan al poder político y económico, no habrá ninguna solución
radical y eterna. Y todo se debe decir, con la mayor naturalidad.
Para llevar a cabo esta misión
irrenunciable, el Partido y sus células tienen que actuar en los centros de
trabajo y en la calle como organización independiente de la ACDT y del
sindicato. Hay células que han creado su propio blog dedicado a los trabajadores
de su centro de trabajo. Pero, reconociendo que constituye un avance, la misión
no se completa. La agitación y propaganda ha de ser constante y como hemos
intentado explicar, cada caso que suceda en la sociedad que merezca ser
interpretado por los trabajadores de forma revolucionaria será denunciado con
todo detalle, incitando la indignación y la rabia. El periódico se debe
repartir de manera amplia en cada lugar de trabajo y provocar su discusión.
Dadas las circunstancias económicas, la prensa del partido puede ser sustituida
por la “Hoja Roja” o cualquier documento de elaboración propia de la célula,
del comité local o provincial.
Las secretarias de propaganda de las
células y comités deberán estar en manos de los militantes mas dinámicos del
Partido. Pero con el periódico, y las octavillas que serán entregadas
frecuentemente, solo cumplimos con un aspecto parcial, al que hay que unir la
agitación que será por medio de charlas con grupos de trabajadores, con
mítines, etc. La entrega en mano de las octavillas a la salida del trabajo, si
no se puede hacer desde dentro, la entrega en mano de la prensa etc, deben
servir para provocar la discusión, como también, que los trabajadores vayan al
partido a preguntar sus dudas políticas, pero el fin primordial, es reunir
grupos de ellos sacarlos del centro de trabajo y formar charlas coloquios, en
nombre del PCOE.
Todos los esfuerzos que se realicen
para comunicarse con los trabajadores en sus centros de trabajo, serán exitosos
si lo hacemos en nombre del PCOE, luego sus frutos se verán en los mítines,
manifestaciones, etc, en la que los trabajadores, poco a poco se unirán a la
militancia en señal de aceptación de su vanguardia.
El PCOE tiene que salir
inmediatamente de la dinamica impuesta por la burguesia y los reformistas, la
de prohibir a los trabajadores que hablen de política. Y finalmente, el Partido
no puede caer en la trampa de no hablar de política a los trabajadores, porque
estos no quieren saber nada con los comunistas. Esa táctica burguesa hay que
romperla y se hace con tesón sin desfallecimiento, pero siendo bravos
propagandistas.
Camaradas
y amigos vosotros teneis la palabra.
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