Parece
ser que, en cierta parte del espectro que se define "revolucionario",
se ha vuelto a poner de moda la denominada lucha economicista, la lucha
espontánea, la negación del carácter dirigente del Partido, la negación
de la toma del poder político como necesidad y muchas otras negaciones
que tratan de convencer a los obreros de que hay una salida “por la
izquierda” dentro del capitalismo y alternativas semejantes.
Son
actitudes que gozan de un considerable espacio mediático en la prensa
de las grandes corporaciones,espacio del que paradójicamente no han
gozado nunca otras opciones que practicaban idéntica lucha economicista y
espontánea desde mucho tiempo antes.No está de más añadir que los
comunistas cuestionamos el papel de dichas luchas economicistas y
espontáneas y pasaremos a explicar el porqué.
Hay
que señalar que el desarrollo del movimiento obrero no debe
circunscribirse a la lucha por las pequeñas reivindicaciones económicas
únicamente; el objetivo que tiene que tener claro el movimiento obrero
no son estas reivindicaciones en sí, sino que son un medio para alcanzar
el objetivo. El transcurso mismo de la lucha nos enseña que la victoria
completa sólo puede ser alcanzada cuando toda la clase obrera se lance
contra su enemigo;como una fuerza unida, poderosa y organizada. Y es
esta misma lucha la que muestra a los obreros que además de tener a su
enemigo directo en los centros de producción -el capitalista- tienen
otro si todavía más nocivo: la fuerza organizada de toda la clase
burguesa -es decir, el Estado capitalista- con su ejército, sus
tribunales, su policía, sus cárceles, etc. Hasta en la más democrática
de las repúblicas burguesas el menor intento de los obreros de mejorar
su situación choca con el poder burgués, incluso allí dónde como decimos
existen unos teóricos y formales derechos que no pasan de eso: de ser
formales y no reales para la clase obrera y sí para la clase de los
explotadores, se entiende.
En
la época actual existen obreros que empiezan a despertar al calor de
las luchas espontáneas, cuya conciencia de clase sigue siendo baja y no
advierten todo cuanto ocurre en el mundo que se abre ante sus ojos al
despojarse de las tinieblas en los que los sumía la ideología burguesa.
No tienen grandes exigencias y sus reivindicaciones no son
elevadas.Todavía no pasan de reivindicar mejoras en el salario, en las
condiciones laborales, en la lucha contra los despidos, etc.Todavía no
se plantean cambiar el régimen existente, no se plantean que es preciso
abolir la propiedad privada de los medios de producción, no se plantean
que es necesario organizar la sociedad socialista,etc.
Algunos
elementos, obsesionados por la lucha económica, por la lucha por una
mejora parcial de la situación de los obreros, están dispuestos a seguir
en esa línea y a seguir sin plantearse el objetivo del socialismo y de
la dictadura del proletariado. Sobre ellos puede decirse que hacen suya
aquella frase de los bernsteinianos “el movimiento lo es todo,el
objetivo final nada”. No les interesa en absoluto para qué lucha la
clase obrera; para ellos lo esencial es la lucha en sí. En lugar de
dirigir el movimiento espontáneo, de inculcar a las masas los ideales
comunistas y orientarlas hacia nuestro objetivo final (el socialismo) se
convierten en un instrumento ciego del propio movimiento, limitándose a
exponer las necesidades y exigencias de que tienen conciencia las masas
en ese momento. Estos individuos se muestran incapaces de explicar a
las masas el objetivo final -el socialismo y la dictadura del
proletariado- y lo más lamentable es que consideran estos términos como
algo inútil o incluso perjudicial. Para ellos los obreros son como niños
pequeños a los que temen asustar con este tipo de ideas. Es más muchos
de ellos mantienen incluso que para llegar al socialismo no hace falta
ninguna lucha revolucionaria. Para ellos la única lucha “revolucionaria”
son las huelgas, los sindicatos “alternativos”, las pequeñas
cooperativas de consumo y producción, la banca ética, etc. Ellos
rechazan la doctrina de que mientras el poder político no pase a manos
de la clase obrera (dictadura del proletariado) es imposible el cambio
de régimen, es imposible la emancipación completa de la clase obera.
Sus
alternativas caben muy bien dentro del régimen vigente y no es
necesario más que un capitalismo de rostro humano, una democracia
“participativa”(sin definir el carácter de clase de toda democracia), un
Estado que está por encima de las clases, el cual en su opinión debe
actuar de intercesor en los conflictos de clase… Declaran además que las
libertades dentro de la democracia burguesa no son incompatibles con el
capitalismo, razón por la cual para ellos sobra la lucha política por
el socialismo pues para alcanzar estas metas es suficiente únicamente la
lucha económica. Les basta con que las huelgas, las manifestaciones y
las acciones espontáneas se produzcan con más frecuencia, sin elevarlas a
luchas políticas. En definitiva, no superan el espontaneismo ni se
plantean que el único objetivo donde la clase obrera realmente se
emancipará es el socialismo. Así que nos tratan de convencer de que el
socialismo está caduco y que hay que centrarse en las luchas económicas.
Se centran únicamente en el trabajo en esta u otra localidad, en este u
otro sector, sin plantearse que el único camino es la unidad de todas
esas luchas, de todos los sectores, elevados a luchas políticas que
superen los estrechos márgenes del economicismo. Huelgas y más huelgas,
marchas y más marchas, denuncias de la represión y colectas para pagar
dicha represión: he ahí el alfa y el omega de su actividad.
Seguramente
muchos lectores piensen que esos adoradores del movimiento espontáneo
prestan al menos una gran ayuda al movimiento y a la lucha de clases.
Pero esto también es un error. La historia nos demuestra que este tipo
de movimientos, que no son nuevos precisamente, tras un brillante
comienzo y un crecimiento exponencial se tornan más tarde en un caminar a
ciegas, probando esto y lo otro bajo la fórmula ensayo-error hasta
que por último el movimiento se detiene. Esto no es de extrañar. Toda
lucha espontánea y economicista choca inevitablemente contra la muralla
del poder burgués, del Estado burgués, esa maquinaria que ellos no se
plantean tomar y extinguir. Las huelgas, las marchas y las acciones que
se suceden impulsadas por los economicistas mueren asfixiadas ante la
cruda realidad, que es que mientras la burguesía ostente el poder
político puede decir no a todo y no conceder siquiera migajas. Lo
estamos viendo a día de hoy con la liquidación del mal llamado "Estado
del Bienestar".
Y
ante este fracaso previsible y demostrado múltiples veces en 150 años
de historia del movimiento obrero se produce la frustración, la
desesperanza,el desencanto, la impotencia. Es decir, lo que viene
ocurriendo en este país desde hace décadas con todos estos movimientos
que buscan la cuadratura del círculo, la eterna alternativa al
socialismo y a la dictadura del proletariado.Y siguen sin hallarla, y
siquen las frustraciones tras el siguiente fracaso de la nueva "teoría
revolucionaria" que enterrará al socialismo: desde Cohn Bendit a los
Foros Sociales pasando por nuevas y mesiánicas figuras mediáticas.
Fracaso tras fracaso.
La
alternativa revolucionaria a estas formas de actuar es impulsar a los
obreros a la lucha política directa. Plantear cualquier huelga, por poco
importante que parezca, como una muestra de la falta del poder político
para la clase obrera. Plantear la huelga como un choque directo contra
el poder burgués. Superar la insuficiencia de la lucha económica y tener
muy claro en todo momento que el objetivo es la toma del poder
político. Y decírselo así a la clase obrera. Porque cualquier otra cosa
es engañarle.
Cada
intento de elevar la lucha económica a lucha política impulsa a los
obreros a un género de manifestaciones en las que el matiz económico
pasa a ser secundario. Por medio de la propaganda y la agitación estas
luchas se elevan trascendiendo de lo meramente sindical al terreno de lo
político. Es decir, se producen manifestaciones políticas.
Como
conclusión, mientras no superemos las luchas espontáneas y
economicistas y las elevemos al plano de lo político, con un objetivo
muy claro que es el socialismo y la dictadura del proletariado, los
trabajadores seguirán cosechando derrota tras derrota. Por mucho que
esas luchas espontáneas y economicistas parezcan a día de hoy la panacea
a todos los males. No lo son, únicamente ayudan a que la enfermedad se
mantenga. La única medicina se llama socialismo y su principio activo es
la dictadura del proletariado.
COMITÉ PROVINCIAL DE SEVILLA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL
http://pcoesevilla.blogspot.com.es/2012/12/sobre-el-economicismo.html
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