A
lo largo y ancho de la geografía del Estado español se suceden un gran
número de manifestaciones y huelgas, multitud de luchas y expresiones de
no aceptación de las medidas capitalistas, las cuales están desligadas
las unas de las otras y que, en la mayoría de los casos, son realizadas a
la defensiva, una vez producida ya la agresión de la Patronal o del Estado.
A estas manifestaciones, el pueblo trabajador acude para
expresar dicha disconformidad, su hartazgo e indignación al sentir en
sus carnes los efectos de las medidas del Estado Capitalista y los
desmanes de los empresarios, al comprobar que tiene negado el presente y
el futuro y está sentenciado a la miseria, al paro forzoso y a la
explotación. Acuden desde la individualidad, no como clase, dirigidos
por el oportunismo, que busca la perpetuación del sistema capitalista,
cuyo estado le otorga prebendas. Quienes hoy están dirigiendo el
descontento popular son aquéllos que no sólo han sido coparticipes del
desarrollo del sistema y, consecuentemente, responsables de sus efectos y
realidad actual, sino que a día de hoy a la par que hacen llamados a
los trabajadores para salir a protestar a las calles son los vehículos
más firmes que tiene la burguesía para arrebatarle todo a la clase
trabajadora, no dudando en firmar en las mesas de negociación auténticas
sentencias de muerte, como se puede comprobar al hacer lectura serena
de los convenios colectivos signados por los traidores dirigentes de
CCOO y UGT. Es por ello que la burguesía se siente fuerte y segura para
arrasar con todo, pues sabe que la garantía que tiene del éxito del
camino emprendido es que la clase trabajadora no actúa como clase, pues
todavía sigue por la
senda marcada por las fuerzas oportunistas -ya sean las corrompidas
cúpulas sindicales (CCOO y UGT), como por las organizaciones políticas
(PSOE, IU-PCE…)- todos ellos sobornados por el estado capitalista con
liberaciones, minutas por ERE y convenios firmados, cursos, etcétera, cuando no sigue directamente la senda de la burguesía.
Prueba
de lo que decimos es el papel jugado por CCOO y UGT. Condenan al
neoliberalismo como fuente de todos los problemas, de tal manera que
indultan al capitalismo monopolista. Según estas corruptas cúpulas
sindicales, la democracia está secuestrada por el Partido Popular
debiéndose liberar, ya sea mediante un referéndum sobre las medidas
adoptadas por el reaccionario gobierno de Rajoy, ya sea mediante un
cambio de gobierno del agrado de ellos, mediante la fórmula PSOE-IU, al
estilo de la Junta de Andalucía. No obstante, todos ellos, cúpulas de
CCOO y UGT y partidos políticos del capital – PP, PSOE, IU-PCE, CiU,
PNV, etc… - coinciden en su anticomunismo y en su odio de clase contra el proletariado.
Sorprende escuchar a dirigentes sindicales como el máximo responsable de UGT en Andalucía, Manuel Pastrana, expresar que “sin empleo no hay vida plena”
cuando en la práctica UGT, junto con CCOO, negocian y perciben ingresos
económicos firmando ERE tras ERE. Expedientes de Regulación de Empleo
que realizan, incluso, entre los propios trabajadores de sus sindicatos
–que en la práctica son y se comportan como cualquier otra empresa–
siendo defendidos como, por el ejemplo el
realizado en CCOO en Galicia, por Toxo. UGT-Andalucía planteó el pasado
26 de julio a los mismos trabajadores asalariados de ese sindicato el
descuelgue del convenio en materia de salarios (eliminando complementos
salariales y bajando los salarios por tramos entre el 5% y el 35%),
promover un ERE, bajas incentivadas y prejubilar a los 64 años. Y es que
es cierto cuando Cándido Méndez afirma que “hay
bastante proximidad entre lo que decimos y pensamos los sindicatos con
lo que dicen y piensan estos empresarios de la economía productiva”;
ello se ve en cómo negocian con sus empleados, donde los trabajadores
de UGT-A denuncian al sindicato UGT, mediante comunicado fechado el
pasado 28 de septiembre, expresando “no
podemos creer que en UGT se usen artimañas tan rastreras(…) presionando
en momentos tan delicados a los compañeros y compañeras (…) para que
firmen modificaciones individuales con promesas de continuidad,
estabilidad, o lo que sea, sin buscar soluciones de conjunto” ó “ya
han demostrado su buena voluntad cuando se saltaron a la torera el
acuerdo verbal realizado en una mesa de negociación con al menos 14
personas presentes(…)”. A lo que se le pueden añadir los ERE que signan las direcciones de CCOO y UGT cuyo
único objetivo tiene destruir empleo, como por ejemplo los 6.500 en
Telefónica (años 2011-2013), los 700 en T-Systems (4 ERE realizados
entre 2008 y 2012), Citroën, PRISA, SEAT, AENA, Acciona, Spanair,
Mercedes-Benz, Banc de Sabadell, Banca Cívica y un largo etcétera en las que se deben incluir las mismísimas CCOO y UGT.
Lo
anteriormente citado no es más que la demostración de que las
dirigencias sindicales comparten de hecho el ideario capitalista y no
dudan en aplicar todos aquéllos instrumentos que les permiten despedir y
depauperar las condiciones de la clase trabajadora y, también, dejan
patente su filisteísmo.
El
papel de las direcciones sindicales de CCOO y UGT es básico para la
pervivencia del capitalismo monopolista de estado: fraccionan y
dispersan a la clase obrera y a sus luchas, malforman el pensamiento e
inoculan el ideario capitalista y el reformismo en las filas del
proletariado. La burguesía es plenamente conocedora de lo que les
reporta el oportunismo sindical. Por ello, no dudan en sobornarles en
base a subvenciones, puestos y liberaciones en instrumentos de “conciliación”- por
ejemplo el SIMA y demás mecanismos de Mediación y Arbitraje-, y otras
formas de financiación (Cursos de formación, ERE, etcétera). Además, el
estado no duda en otorgarle en sus leyes la capacidad para que las dos
centrales sindicales mayoritarias negocien en nombre de los trabajadores
y así establecer marcos jurídicos que favorecen el enriquecimiento de
la burguesía y la explotación y depauperación de las condiciones de vida
de los trabajadores; todo ello a pesar que, a duras penas, alcanzan el
10% de afiliación de los trabajadores, estando en torno al 90% fuera de
ellos. Consecuentemente, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que
las direcciones sindicales de CCOO y UGT son instrumentos manejados
por la burguesía y que sirve a sus intereses económicos, todo ello bajo
una falsa máscara democrática, de colaboración.
Esta
es la razón de la firma de auténticas traiciones al proletariado por
parte de las cúpulas de CCOO y UGT -así se ganan los suculentos sueldos y
liberaciones- como la
jubilación a los 67 años y el establecimiento de normas que persiguen
que los trabajadores perciban la mínima pensión posible. Por no hablar
las soluciones son las del II Acuerdo por el Empleo y la Negociación
Colectiva (AENC) por el que estas cúpulas sindicales santifican los
anhelos de la patronal, como son: la jornada anual y la distribución
irregular del 10% de la misma
pudiendo afectar a la jornada máxima diaria o semanal; establecimiento
de un sistema de grupos profesionales en lugar de categorías
profesionales que permitirá reducir salarios y acrecentar la
desigualdad; se vinculan las subidas salariales a criterios empresariales y no a la carestía de vida; eliminar complementos objetivos como
la antigüedad fijando otros variables que queden a merced de las
cuentas de las empresas o lo que es lo mismo rebaja salarial; aceptación
de la temporalidad, contratos basura y de la subcontratación todo ello
bajo el paraguas del incentivo y la bonificación para el empresario; aceptación
de los ERE y otorgar al empresario la prerrogativa de que le reduzca la
jornada al trabajador; cláusulas de revisión salarial al margen de la
carestía de vida y el descuelgue de los convenios por parte de los empresarios. Un ejemplo de esta traición la tenemos, por ejemplo, en
la última firma del convenio del comercio-metal sevillano, por el que
empobrecen a unos 7.500 trabajadores sevillanos, negociando el
descuelgue salarial de tal manera que se renegocian a la baja del 2,9%
de los salarios ya pactados para 2010 y 2011, y se aplica para 2012 y
2013 las subidas salariales establecidas en el II AENC (0,5% para 2012 y
0,6% para 2013) que están muy por debajo del incremento de la carestía
de vida.
Pero
el oportunismo traidor no se halla únicamente en las dirigencias
sindicales sino también en el seno de los partidos políticos que se
autodenominan de izquierda, pero que no dudan en acatar al sistema y
seguir disciplinadamente las directrices que los
monopolios dictan, al igual que sus métodos. El caso más significativo
es el gobierno autonómico andaluz conformado por el PSOE e IU-PCE,
organizaciones ambas que se presentaban ante el pueblo para “frenar a la derecha”,
que no ha dudado en realizar una política de derechas sirviendo a los
intereses del Capital rebajando los salarios a los funcionarios, estableciendo recortes en Sanidad, educación (prescindiendo por ejemplo de 4.502 profesores interinos), congelando
oposiciones, etcétera. La disciplina pétrea, en la aceptación del
imperialismo y de sus directrices, se escenificó en la última cumbre de
presidentes autonómicos, a primeros de octubre, donde
todos los gobiernos autonómicos – de todos los colores – tragaron con
los dictados provenientes de la UE en materia de reducción del déficit, o
lo que es lo mismo, de avanzar en la senda de la redistribución de la
riqueza a favor de los monopolios como consecuencia de robarle a los
trabajadores.
El
municipalismo es un buen caldo de cultivo por donde el oportunismo
obtiene prebendas y carguitos para desviar a la clase obrera de la senda
del socialismo. Señalaba Lenin respecto al municipalismo que “no
amplía ni agudiza la lucha de clases, sino que, por el contrario, la
amortigua. La amortigua porque admite el democratismo local
paralelamente a un democratismo incompleto del centro. La amortigua
también con la idea del “socialismo municipal”, pues éste sólo es
concebible en la sociedad burguesa al margen del camino real de la
lucha, sólo en los asuntos menudos, locales, sin importancia, en los que
hasta la burguesía puede ceder, puede transigir, sin perder la
posibilidad de conservar su dominación de clase.”. El interclasismo y el colaboracionismo, el
alejamiento del centralismo y el engaño es lo que inocula el
oportunismo a la clase trabajadora a través del municipalismo. Los
oportunistas no vacilan en pactar con lo más reaccionario ni en “gestionar” los ayuntamientos burgueses en base a los principios capitalistas, ejemplo de ello es comprobar cómo el oportunismo más acabado, IU-PCE, actúa
no dudando en pactar con PP, PSOE así como con partidos políticos
nacionalistas para tamaña traición. La labor realizada por el
oportunismo en los ayuntamientos
del estado capitalista consiste en aprobar presupuestos –donde a lo
máximo que aspiran es a gestionar y repartir la miseria y la precariedad
(bolsas de trabajo) sin incomodar las bases del sistema ni, tampoco,
cuestionarlo al igual que
tampoco se incomoda a la hegemonía de la burguesía– y en ajustar y
dirigir dicha institución en sintonía con la política general impuesta
por los monopolios, no dudando en destruir empleo como, por ejemplo, ha
realizado IU-PCE en municipios como Trebujena, desarrollando un
Expediente de Regulación de Empleo.
Estas organizaciones y
otras muchas que conforman la llamada Cumbre Social, que niegan la
lucha de clases, son las que llaman a los trabajadores a combatir al
gobierno, cuando llevan décadas remando en la dirección impuesta por los
monopolios y atentando contra la clase trabajadora y sus intereses.
Estas
organizaciones han demostrado su bagaje antiobrero y anticomunista. Sus
alineamientos a nivel internacional demuestran que son instrumentos de y
al servicio de los monopolios: IU-PCE en el Partido de la Izquierda
Europea, las centrales sindicales CCOO y UGT en la Confederación
Sindical Internacional que asume el orden imperialista y que forman
parte de las instituciones que machacan a los pueblos (OCDE, UE,
etcétera). Los enemigos del proletariado son los que insisten en engañar
a los trabajadores para perpetuar el sistema capitalista de explotación
y, con él, sus privilegios.
IU-PCE,
PSOE, CCOO o UGT son tan responsables de la situación del pueblo
trabajador en este país como sus socios, los herederos de Franco. No
olvidemos que todos ellos defienden a capa y espada este sistema y su
constitución, que consagra al capitalismo como sistema económico del
estado en su artículo 38. Es momento de recordar el posicionamiento de
las centrales sindicales mayoritarias pidiendo el Sí a favor de la
Constitución Europea en el referéndum donde se santificaba al
imperialismo europeo, Constitución tumbada por otros pueblos que es la
esencia del Tratado de Lisboa. Las centrales sindicales (CCOO y UGT) así
como el oportunismo siervo (IU-PCE) son vehículos esenciales del
capital para perpetuar la explotación del Pueblo Trabajador; los
monopolios no podrían mantener su hegemonía sin su existencia.
La
solución a los problemas de la mayoría trabajadora no va a venir de la
mano de los responsables, la burguesía y su sistema, como tampoco puede
venir de la creación de éstos, y
esbirros, los oportunistas. De ellos sólo pueden venir más agresiones
para la clase trabajadora y más miseria. La solución a nuestros
problemas como trabajadores sólo puede venir de la mano de la unión y
organización de la clase trabajadora como condición necesaria para la
consecución del Socialismo. Por ello, hacemos un llamamiento a los
Comités de Empresa, Delegados de Personal y trabajadores a unirse y
organizarse constituyendo Asambleas de Comités, Delegados y
Trabajadores y, a éstos, a unirse con todos los sectores obreros y
populares maltratados y machacados por el imperialismo, como son los
estudiantes, la mujer trabajadora, los jubilados, los desempleados
conformando el Frente Único del Pueblo.
PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario