lunes, 4 de mayo de 2015

El primer aniversario de la masacre de Odessa

El primer aniversario de la masacre de la Casa de los Sindicatos de Odessa, donde oficialmente perdieron la vida 48 personas, ha vuelto a evidenciar las diferencias entre quienes han querido recordar la tragedia y quienes ven los hechos ocurridos ese día en la ciudad como una victoria de los patriotas ucranianos contra lo que consideran una agresión rusa.

A lo largo del día, miles de personas mostraron sus respetos a las víctimas de la masacre en el campo de Kulikovo, frente a una Casa de los Sindicatos rodeada por una valla pintada para la ocasión con los colores ucranianos. Para acceder a la zona, la policía había instalado detectores de metales que, junto al gran despliegue policial y militar del que Ucrania hizo gala el 1 de mayo, con un desfile militar en el mismo lugar, pretendía no sólo evitar provocaciones o enfrentamientos sino disuadir posibles protestas.

Residentes y visitantes depositaron frente a la Casa de los Sindicatos flores y velas, tal y como han hecho el día 2 de cada mes desde hace un año. Desde entonces, la exigencia de justicia no ha desaparecido, aunque la esperanza de que se produzca una investigación real sobre los hechos decrece a medida que pasa el tiempo y las autoridades no dan pasos en esa dirección. Recientemente, las autoridades ucranianas han llegado incluso a asociar la gravedad del incendio a la dirección del viento. Pese a los numerosos vídeos en los que se observan incluso las caras de quienes disparan armas de fuego, lanzan cócteles molotov o rematan con bates a quienes han saltado por las ventanas del edificio para huir de las llamas, ninguno de ellos ha sido detenido. Nada hace pensar que, pese a alguna tímida exigencia de la Unión Europea, Ucrania vaya a ir más allá de acusar de negligencia al exjefe de policía.
El Gobierno ucraniano ha contado con la complicidad de la prensa ucraniana y de gran parte de la prensa occidental que, salvo contadas excepciones, ha presentado los hechos como el resultado de enfrentamientos entre pro-rusos y pro-ucranianos o incluso entre rusos y ucranianos. Es una versión que en la práctica exculpa a quienes provocaron el incendio y que busca deslegitimar a los activistas de Kulikovo, anti-Maidan y defensores de la descentralización del país, pero no necesariamente pro-rusos. Es la interpretación de los hechos que defienden los nacionalistas ucranianos, que ayer celebraron una concentración en otra zona de la ciudad.

Algunos partidos y personalidades de la extrema derecha nacionalista ya habían anunciado durante la semana que se preparaban para recordar el 2 de mayo como una gran victoria, el “día de la victoria contra los grupos terroristas del Kremlin, día de purificación de la infección del Kremlin”. Hace unos días, Timer recogía un comunicado de Svoboda en el que quedaba clara su visión de los hechos:

“El 2 de mayo de 2014 fue un día histórico para Odessa. Los odessitas rechazaron con valentía a las bandas del Kremlin y a sus líderes locales, protegiendo así la ciudad de la llegada del “mundo ruso”. Ese día fue decisivo en un enfrentamiento de meses entre los miembros del Maidan de Odessa y el antigubernamental e incondicionalmente pro-Moscú Anti-Maidan. Todo culminó con la victoria ucraniana y el principio de una nueva página en la historia de la ciudad”.

Igual que Svoboda, que describe el 2 de mayo como “una página orgullosa en la historia de la ciudad”, Igor Mosiychuk, ahora diputado por el Partido Radical de Oleh Lyashko, y con una extensa trayectoria por los movimientos nacionalistas y de extrema derecha, ha querido recordar el 2 de mayo como una gran victoria ucraniana:

“El 2 de mayo es un día para recordar en Odessa en particular y en Ucrania en general. El 2 de mayo del año pasado, los patriotas de Ucrania defendieron Odessa de los invasores y sus colaboradores ucranianos. Sin escatimar sus vidas y su salud, los patriotas barrieron de Odessa esa maldad y consolidaron a Odessa como el bastión´de Ucrania en el Mar Negro. Después vino la guerra contra los separatistas y ocupantes en Donbass. Ha habido victorias y derrotas. Ha habido heroísmo y valor. Pero la primera victoria de la batalla de Ucrania contra el antiguo enemigo fue la de los patriotas de Odessa en su defensa de la ciudad contra el enemigo. ¡Yo recuerdo! ¡Yo estoy orgulloso!”
Igor Mosiychuk y Andriy Biletsky
Igor Mosiychuk fue, durante algún tiempo, portavoz del batallón Azov, unidad de voluntarios al que esta semana ha querido defender la embajada de Ucrania en España ante los ataques de la prensa. El diario Público publicaba la semana pasada un vídeo en el que desconocidos, que afirmaban ser miembros del batallón Azov, aparentemente crucificaban y quemaban a un miliciano. La veracidad del vídeo no ha podido ser comprobada, aunque tampoco se ha podido probar que éste sea falso. En cualquier caso, la embajada de Ucrania en España, en una reacción histérica, calificaba el vídeo como “un material mentiroso de la propaganda rusa, lo cual no corresponde a la realidad, es totalmente falso y de carácter antiestatal, encaminado a desacreditar el batallón voluntario ucraniano “Azov” que forma parte de la Guardia Nacional de Ucrania”.

El Batallón Azov está comandado por Andriy Biletsky, otro veterano de movimientos nacionalistas de extrema derecha como la Asamblea Social-Nacionalista y Patriotas de Ucrania. Esta semana, el líder ultraderechista ucraniano ha calificado la actual guerra en Ucrania como una guerra de civilizaciones entre la “civilización Europa y la bárbara Eurasia”.

Poco importa lo que sostenga la Embajada de Ucrania en España y sus portavoces, oficiales o no. El batallón Azov se descalifica a sí mismo con las declaraciones de sus líderes y seguidores y con sus actos. Hoy, por ejemplo, se ha conocido que el viernes, 1 de mayo, los miembros del batallón han tomado bajo su control un puesto de observación de la OSCE a escasos kilómetros de Shirokino, uno de los focos de la batalla en estas últimas semanas y desde donde la organización había informado de las numerosas violaciones del alto el fuego por parte del lado ucraniano.

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