miércoles, 3 de julio de 2013

Manifiesto de sinvergüenzas en defensa del capitalismo(de rostro humano)


 
 
Como quieran que el PSOE va camino del ostracismo político igual que la socialdemocracia del PASOK en Grecia, los socialdemócratas de diverso pelaje intentan capear el temporal y el derrumbe político de aquellos que apuestan por un capitalismo de "rostro humano", es decir, un imposible.
 
En repetidas ocasiones hemos alertado de que en los momentos complicados para el poder establecido, se desenmascaran los falsos profetas con inventos de todo tipo que tratan de confundir a las clases trabajadoras y a las masas populares.

Analicemos algunas de las "propuestas" de esta pléyade de sinvergüenzas autodenominados "Convocatoria Cívica". En primer lugar, nos dicen que el problema es el gobierno del PP, y no el capitalismo, como si las necesidades de la burguesía de robar cada vez más a los trabajadores dependiesen  de como se levantase Rajoy de ánimo por la mañana. O como si el resto de partidos del sistema no defendiesen el mismo capitalismo que es el culpable de los males de las clases trabajadoras.
 
Y es que la lucha de clases es algo que ni siquiera se plantea este pintoresco grupo de defensores del capital. No comprenden que el Estado es el representante del capital financiero, y de las grandes industrias, y que lleva a cabo un plan de medidas económicas que hunden en la miseria al pueblo trabajador para satisfacer el egoísmo de los capitalistas, condenando a las familias trabajadoras a la lucha por la supervivencia, sembrando en ellas la desesperación y el suicidio, en tanto el parlamento y las instituciones se muestran sumisos y cómplices.

No llegan siquiera a plantearse que se ha agotado el tiempo de pedir limosnas, reformas electorales, mejor “democracia” y cambios inoperantes dentro de este sistema explotador y antidemocrático. A los trabajadores y no nos vale rogar a quienes nos maltratan que solucionen nuestro problema, porque el problema son ellos y su sistema. No habrá solución para nosotros, la clase obrera, mientras no cambiemos de sociedad. Evidentemente, la derrota del capitalismo no entra en los planes de estos señores, muy al contrario, tratan de insuflarse oxígeno y cuidados paliativos.
 
Estos señores no señalan el carácter cíclico de esta crisis del capitalismo. Para ellos la crisis no es cuestión de clase. Expliquémosles un poco a estos individuos como funciona el sistema: los capitalistas, si quieren subsistir en este sistema de competencia despiadada, han de acudir al mercado para vender su mercancía y ahí se encuentran con competidores que ofrecen el mismo producto. Por esta razón, se ven empujados a elaborar el mismo producto con más calidad que el de su adversario y a la vez más barato. ¿Cómo lo consiguen? Introduciendo tecnología moderna, pero al adquirir nuevas maquinas y más avanzadas tienen que despedir forzosamente a trabajadores, porque les sobra. A su vez, sus competidores harán lo mismo y así el paro va aumentando. Pero el paro no es malo para el capitalista hasta cierto punto, pues tener un ejército flotante de parados les beneficia, en el sentido de que puede presionar a sus trabajadores para que éstos rebajen sus pretensiones salariales en los convenios e incluso el patrón impone un recorte en el sueldo que aceptan los trabajadores porque en las calles hay miles dispuestos a trabajar por menos. Entre crisis y crisis, España no ha bajado del millón y medio de parados.

Sin embargo, pasado un límite de parados y de salarios bajos con los que los capitalistas se han enriquecido extraordinariamente, el sistema se encuentra que hay menos consumidores con capacidad de compra y comienzan a sobrar los productos, se inicia pues el proceso de la crisis. Todas las crisis capitalistas son así, solo que se manifiesta por el sector económico más frágil. En esta ocasión, han sido los de las inmobiliarias y la banca. Lógicamente el pueblo prefiere comer, antes que pagar la hipoteca a la que ni siquiera llega con su salario y menos aún parado.

Es el sistema capitalista el que desde sus entrañas, por su forma de existir y avanzar, crea su contradicción; es decir, las crisis y ésta no se acabarán mientras exista el sistema económico capitalista, cualquiera que sea el partido gobernante: PP, PSOE, IU, UPyD, etc. Por lo que cambiar las leyes electorales, o por ejemplo sustituir la monarquía parlamentaria por la República, no cambia absolutamente nada para el trabajador y para el pueblo. Nos encontraremos que los bancos y las empresas apoyarán siempre a los PSOE y PP o los nuevos sucedáneos como UPyD o este grupúsculo de embaucadores para que ganen las elecciones, además de que todos estos partidos tienen y controlan empresas propias, o reciben financiación privada. El Estado capitalista puede incluso en un momento dado servirse de determinados movimientos porque les facilita un cambio con el consentimiento del pueblo, cambio que ellos necesitan para ofrecer una nueva imagen. No obstante, el Estado siempre impondrá la fuerza a todos los movimientos para demostrar que el que manda es él y que no se puede pasar del límite por él establecido.

Por último, y otro grave error que induce a la confusión al pueblo, es la opinión de los tecnócratas, economistas, catedráticos etc. y entre estos hay muchos de esta "nueva"(sic) agrupación cuando le advierten a Rajoy que su política es equivocada, porque con los recortes y ajustes está creando un pueblo mísero y si este no consume no se podrá salir de la crisis debido a que las empresas no saldrán adelante.

Decir que Rajoy está equivocado en su política económica es ignorar la singularidad del momento. En todas las crisis, los países imperialistas, es decir, aquellos que tienen empresas multinacionales y monopolios que se han instalado en el extranjero o exportan capitales, luchan por no perder ese mercado internacional, pero la propia crisis les impide invertir, con el consiguiente riesgo de perder su imperio. Son estos los momentos propicios para que nuevos países, los llamados emergentes, intenten arrebatarles el mercado. Como consecuencia de esta ley capitalista se han originado dos guerras mundiales además de parciales, territoriales, etc. Las empresas imperialistas se lo juegan todo y con ellas sus países se juegan el capitalismo. Hay que ser conscientes de que el Estado es el órgano concebido para velar por los intereses del gran capital, si esto no se entiende, no se entiende nada.

Rajoy tiene una misión que cumplir, cual es que el imperio español salga lo mejor posible e incluso indemne de la pelea entre imperios, pues Brasil, Rusia, China e India están invadiendo sus posesiones, especialmente en África y América Latina. La única manera de que las empresas multinacionales y monopolistas españolas no pierdan terreno, es manteniendo a nuestro pueblo en la miseria y sobre sus espaldas garantizar las inversiones en el extranjero. Fijaos que el Banco de Bilbao, el Santander, Telefónica etc., no tienen ningún pudor en decir, que si bien en nuestro país consiguen beneficios por debajo de la época pre-crisis, sin embargo, están aumentando sus ganancias en el extranjero. Fijaos también, en dos empresas sevillanas como son Abengoa y Ayesa, que a costa de bajar los salarios de sus empleados, de no querer discutir sus convenios y de despedir a trabajadores se están abriendo camino en América Latina, incluso Abengoa se ha adentrado en EE.UU., nada más y nada menos que en plena época de crisis. Por otro lado, España logró en Marzo el primer superávit comercial de su historia, lo que quiere decir que exporta más por reducir el coste de sus productos sobre la base de recortar los salarios y de importar menos, como consecuencia de que el nivel de vida del español ha descendido de manera alarmante y no le permite consumir.

Por todo lo expuesto, solo podemos extraer una conclusión, mientras no se ataque a las bases económicas que sustentan a las empresas multinacionales y monopolistas del país, mientras no se cuestione el Estado que las defiende, porque son ellos, no acabaremos con las crisis como tampoco lo haremos con nuestros males. En este sentido, Rajoy no sólo no está equivocado sino que lo está haciendo extraordinariamente bien para la clase que representa.
 
Este es el mundo real en que vivimos, y no la ensoñación pequeño-burguesa de estos señores, ese castillo de naipes que se cae al primer golpe de realidad. La experiencia nos demuestran que la democracia española que estos señores quieren salvar es  en realidad, gobierne la sigla que gobierne, un sistema económico y político concebido a la medida del gran capital. Mientras éste recoge todos los beneficios, las clases populares sólo deben contentarse con el pronunciamiento formal de sus derechos y libertades.
 
El derecho al trabajo y a un salario justo se hallan supeditados al arbitraje de la gran burguesía, que al ser la dueña de los medios de producción, decide quién trabaja, en qué, y por cuánto.

El derecho a una vivienda digna es el resultante de la especulación de las grandes empresas de la construcción e inmobiliarias dueñas del suelo y de los medios de producción para construir los edificios, con facultades, naturalmente, de resolver sobre la cantidad, la calidad y los precios de las viviendas.

El derecho a la enseñanza gratuita está sujeto a la política de empleo de futuro del gran capital. La calidad de la enseñanza y sus objetivos son diseñados por el gobierno de turno que administra los intereses de los grandes empresarios. Aunque se superasen tales obstáculos, los nuevos diplomados y licenciados han de acudir finalmente al mercado de trabajo controlado por los dueños de los medios de producción.

La potestad de cultivar y proteger la igualdad de los sexos en el trabajo es privativa de los dueños de las empresas, establecedores de los salarios y del puesto de trabajo, de su organización y de sus responsabilidades. Según la OIT, las mujeres cobran en nuestro país entre un 27% y un 28% menos que los hombres, realizando la misma actividad laboral.

El derecho a la cultura, por pasiva y por activa, es una actividad que depende de quienes dominan la gran industria del libro, que determinan a través del precio, qué hay que leer, quién debe leer y quién puede escribir, atendiendo siempre a razones comerciales e ideológicas y no a la calidad literaria.

La tan cacareada libertad de opinión está limitada exclusivamente a las oportunidades que quiera o pueda ofrecer el gran capital, dueño de los medios de comunicación, por lo que tiene en sus manos el privilegio de desinformar y de negar la palabra a los opositores al régimen.
 
 
Tenemos decenas de minas cerradas, porque a los ricos no les interesan explotarlas. Y las que continúan en activo están en manos de capitalistas extranjeros. Hay grandes extensiones de tierras dedicadas a la caza y al recreo de los terratenientes, mientras en los pueblos se pasa hambre. Las fábricas, grandes talleres, hipermercados etc. son de propiedad extranjera, a los que tanto el gobierno del Estado como la Junta de Andalucía, las subvencionan con miles de millones de euros; a cambio, estas empresas atemorizan a los trabajadores, que se ven obligados a someterse a sus dictados por miedo a perder el puesto de trabajo, de esta forma y con la excusa de la crisis, están bajando los sueldos a los que tienen la “suerte” de seguir trabajando.

Los centros de trabajo se han convertido en cárceles, en las que los trabajadores viven agobiados con la amenaza constante del despido o con el temor de que la empresa se vaya a otro sitio donde puedan explotar más a otros trabajadores. La vida sube sin cesar y muchos vecinos aún trabajando, no pueden mantener a sus hijos. Los jóvenes no tienen ni presente ni futuro, no pueden plantearse tener una familia. LOS RICOS SÍ. Y miles de trabajadores y jóvenes con carreras universitarias se han marchado al extranjero

Y si protestamos, el Estado emplea la fuerza, la violencia contra nosotros como si fuésemos delincuentes, mientras a los empresarios, a la monarquía y a los políticos corruptos los amparan, los protegen porque el Estado son ellos, los bancos y los empresarios. Al mismo tiempo, los Ayuntamientos se han convertido en recaudadores, imponiendo cada vez más multas sin que las ciudades avancen, solo sirven para hacernos sufrir más.
 
Y ante todo este marasmo de calamidades y desgracias para la clase obrera estos señores proponen...¡listas abiertas y reformas fiscal. Pese a todo, pese a todos estos sinvergüenzas que tratan de engañar a los trabajadores, sigue habiendo solución. Esta pasa por poner fin al capitalismo y la lucha por el socialismo.
 
Ya que el estado español reúne los requisitos que, a juicio del marxismo, deben darse para luchar por el socialismo. Registra un desarrollo medio-alto de las fuerzas productivas que permiten al proletariado cubrir las necesidades de dirección que precisará la nueva sociedad socialista. A lo largo de estas décadas, a pesar de que cada vez con más dificultad, los hijos de la clase obrera han accedido al conocimiento universitario – hay una gran cantidad de ingenieros, licenciados, …-, es decir, multitud de titulados universitarios que jamás ejercerán como consecuencia de la anarquía de la producción que impide la planificación racional política y económica de la sociedad, a lo que hay que añadir el aumento del número de empleados técnicos y administrativos con altos conocimientos derivados del desarrollo tecnológico, que hacen que el proletariado no necesite apoyarse en la burguesía para dirigir a su estado, el estado socialista. De hecho, hoy los grandes monopolios ya son movidos íntegramente por asalariados, desde la producción a la gestión de los recursos humanos.
 
 El burgués ni se presenta en la empresa, únicamente se lleva los beneficios, consecuentemente es totalmente prescindible. Además, la evolución cualitativa de las fuerzas productivas están frenadas por la existencia de unas relaciones de producción totalmente incongruentes con dicho desarrollo. Por todo ello, la única salida posible para el Proletariado y demás clases populares es el Socialismo y la Dictadura del Proletariado, sin ninguna fase intermedia. La concentración, centralización y el monopolio requiere ser sucedido por la socialización de los medios de producción; la anarquía de la producción debe ser enterrada por la planificación. Pero para que esto sea posible, la clase obrera debe estar unida, organizada y debe adquirir conciencia de clase y conciencia de la misión histórica que le corresponde jugar. ¿Cómo conseguirlo? El Partido Comunista Obrero Español tiene meridianamente claro que:
 
-El sujeto revolucionario, el responsable del cambio mencionado, es el proletariado; pero sin su Partido de Vanguardia, su destacamento de clase, sin la ligazón entre el Partido y la clase, no habrá revolución. Por tanto, el desarrollo del Partido va vinculado estrechamente a la toma de conciencia de la clase y viceversa. Por ello, es tarea fundamental de nuestra organización esa vinculación a la clase, única vía para desarrollarse y fortalecerse.
 
-La unidad de la clase obrera debe desarrollarse desde el interior de la propia clase obrera y debe ser obra suya; pero para la construcción de dicha unidad es esencial el concurso de los obreros más conscientes, del Partido, teniendo clara la condición anterior. Nuevamente comprobamos que sin la existencia del Partido orientando y dirigiendo el proceso en los frentes de batalla económico, político e ideológico es inviable el desarrollo y la consolidación de ese proceso de unidad y de organización.
 
-La clase obrera ya tiene sus órganos de poder, los comités de Empresa, las asambleas barriales y vecinales, las asambleas de estudiantes, etcétera. Hay que unir las luchas, romper el aislamiento de la clase y dotar del contenido y la dirección política e ideológica a la lucha, que no es otra que la lucha de clases, la lucha por el Socialismo, siendo esencial la dirección del Partido.
 
-La guerra contra la clase obrera se produce a nivel internacional. Olvidarnos de esta premisa en el estudio y en la consecución de políticas, cegados únicamente por la dialéctica nacional, no engarzando ésta en su justo entronque a nivel mundial, nos llevará a tomas de decisiones erróneas.
 
En base a estos ejes, nuestro Partido desarrolla y trabaja en una política de masas con objeto de desarrollar los órganos de poder que el Proletariado ya posee, pero que no los interpreta ni los emplea como tal, y así como elevarle la conciencia de clase y orientar la lucha de la misma en base a los tres campos de batalla donde se libra la gran guerra contra la burguesía: el campo ideológico, político y económico. Nuestra política de masas tiene dos partes claramente diferenciadas: el plano sindical y el plano político-social.
 
En el plano sindical el PCOE trabaja por la Central Sindical Única cuyo eje fundamental sea el reconocimiento de la lucha de clases como fuerza motriz del avance de la sociedad; unido a ello, y en virtud de lo mencionado anteriormente, nos alineamos con el fortalecimiento del sindicalismo de clase, combativo y antiimperialista y que engloba a la fuerza sindical que lucha contra el orden capitalista que es la Federación Sindical Mundial (FSM).
 
Nuestra organización participa activamente, a través de nuestros militantes, en el proceso de reagrupamiento y unificación orgánica del sindicalismo de clase en nuestro país, que se está desarrollando en el seno de la Coordinadora Sindical de Clase (CSC). Nuestra militancia engrosa las filas de la CSC y está comprometida con dicho proceso de la construcción de la Central Sindical única que necesitan los trabajadores del estado español, la CSC.
 
Impulsamos además las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores, un movimiento sociopolítico cuyo objetivo es la transformación de la sociedad capitalista y que constituye la unidad de los comités de empresa, delegados y trabajadores activos en los centros de trabajo y que, por un lado, es la universalización de la unidad de los obreros en las empresas y, por otro, los órganos que deben dirigir la producción y que tienen en sus manos el control absoluto de ésta.
 
Apostamos por un Frente Único del Pueblo, cuya columna vertebral son los obreros activos (Asambleas de Comités, Delegados y trabajadores). Este FUP es el lugar en el que, no sólo deben unirse los órganos de dirección y planificación obreros de la producción, sino que deben engarzar con el movimiento popular, con otros sectores del proletariado, así como con otras clases también agredidas por los capitalistas cuya única salida es el socialismo.
 
Este Frente Único del Pueblo debe constituir un estado paralelo, un poder autónomo al burgués, los embriones de órganos de poder del futuro estado socialista. Hasta que nuestra clase no se organice de tal manera que sea independiente y supere la organización burguesa, su estado, está condenada a la derrota; nuestra misión es acudir al sujeto revolucionario, a nuestra clase, para contribuir a tamaña misión.

Como vemos y comprobamos, lucha de clases, Partido y marxismo-leninismo son inherentes a cualquier propuesta que pretenda revertir la situación de miseria actual de la clase obrera, y acabar con la explotación del hombre por el hombre.
 
Por tanto este grupo de sinvergüenzas entre los que destacan el inefable juez Garzón, ex políticos a sueldo del capital como Mayor Zaragoza, apologetas del capitalismo reformista como el profesor universitario sevillano Juan Torres, entre otros muchos reformadores del capitalismo, cuyo objetivo es el mantenimiento del capitalismo y la vuelta de la socialdemocracia al gobierno y la poltrona.

Como quiera que eso es un nuevo engaño a la clase obrera, denunciamos a este variopinto grupo y a sus nocivas propuestas para la clase obrera.
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

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