Como si se una broma de mal gusto se tratara, el
reaccionario Zoido del fascista Partido Popular de Sevilla y “alcalde” de la
ciudad recibe alabanzas en la prensa de los capitalistas auto-proclamándose “el
alcalde del empleo”.
Sin embargo para la clase obrera sevillana esto no es
ninguna broma. La clase obrera sufre en sus carnes la existencia del criminal
sistema capitalista, con cerca de 100.000 parados el la ciudad según cifras
oficiales, que como es lógico, están suavizadas. Vemos como uno tras otro los
monopolios capitalistas cierran plantas como Roca, como Saimaza, como Panrico,
tanto en la ciudad como en la provincia. Y es que para que los capitalistas
ganen más, para que pueda continuar existiendo el capitalismo, los capitalistas
necesitan robar cada vez más a los trabajadores. La deslocalización por tanto,
consiste en concentrar cada vez más la producción en zonas donde la mano de
obra es más barata, consiste en hacer que menos trabajadores realicen el
trabajo que antes realizaban otros además del suyo, para que los capitalistas
obtengan una mayor plusvalía y ganen más a costa del trabajo de los obreros.
Y el paladín de la Sevilla rancia nos dice que él va a
acabar con todo esto, siendo nada más y nada menos que un monigote en manos de
los monopolios y de la burguesía a la que sirve. Como hemos dicho, una broma de
mal gusto. La única salida válida para los trabajadores a este sistema bárbaro
y criminal que es el capitalismo no es el fomento de la “competitividad”, ni el
aumento de las grandes superficies comerciales que arruinan al pequeño comercio
de la ciudad, ni las obras faraónicas, ni seguir subvencionando a las empresas
que finalmente se llevan la producción a otra parte. No, la única salida válida
para la clase obrera es poner fin al capitalismo, pues como decimos dentro del
capitalismo a los trabajadores lo único que nos queda es servir de mercancía
para que los capitalistas ganen más, para que con esas ganancias recuperen posiciones
dentro del capitalismo mundial donde la férrea competencia de los países
emergentes amenaza su situación de privilegio.
Los obreros no tenemos nada que ganar en este sistema. No es
un problema de corrupción, ni de deudas municipales, sino que todo se resume en
que unos son los dueños de los medios de producción(las fábricas, los bancos, las
tierras, etc) y otros deben vender su fuerza de trabajo ya que nada poseen. Por
tanto ninguna “competitividad” va a salvar a la clase obrera, ningún pelele a
sueldo del capital va a salvar a la clase obrera, de eso ya se encargará la
propia clase obrera.
Además, en el colmo del cinismo, estos burgueses cuyo
sistema capitalista es la causa de las desgracias del pueblo se presentan como
filantrópicas y caritativas “personas de bien” aumentando los fondos destinados
a paliar mínimamente los efectos que el capitalismo deja entre la clase obrera.
Esa clase obrera que produce las ganancias de los capitalistas y que tiene que
acudir a los comedores sociales si quiere llevarse algo a la boca. ¿Puede haber
mayor cinismo e hipocresía?
Como quiera que el capitalismo es el origen de los males de
la clase trabajadora, urge organizarse para dar respuesta a este sistema
criminal y asesino y mandar a los Zoidos, a los Espadas, a los Torrijos y a
todos los que permiten que el capitalismo se perpetúe, al basurero de la
historia.
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