Ante la situación de
la clase obrera en la España del siglo XXI, con unas condiciones cada
vez más duras debidas a las necesidades objetivas del capitalismo, que
necesita robar y masacrar cada vez más a las masas laboriosas, se nos
plantea un interrogante: ¿qué hacer y cómo desarrollar el Partido
Comunista, y cuál debe ser el papel del Partido en esta situación?
El PCOE plantea la
lucha en diversas coordenadas. En primer lugar, limpiar al Movimiento
Comunista de todos los vicios, desviaciones y revisionismos que de la
ciencia del marxismo-leninismo se han ido produciendo a lo largo de
décadas. Fue necesaria y sigue siendo, la lucha tenaz por la
recuperación de los caracteres ideológicos del Partido Comunista, pues
sin una teoría de vanguardia no se llega a ninguna parte.
En el movimiento
comunista español de hoy en día se observan dos desviaciones
principales: el reformismo y el economicismo. El primero niega las leyes
científicas del movimiento y el desarrollo de la sociedad, niega
aspectos como el carácter de clase del Estado, niega la teoría del paso
del capitalismo al socialismo mediante la revolución violenta y, en
definitiva, prescinde de aspectos fundamentales del marxismo, para
adaptarlos a lo políticamente aceptable para estas formaciones. La
extracción social de la militancia de dichas organizaciones,
principalmente pequeño-burguesas, profesiones liberales, intelectuales o
funcionariado, los hizo alejarse progresivamente de los sectores más
avanzados de la clase obrera. Así fue normal y lógica la sustitución del
marxismo-leninismo por nuevas y eclécticas teorías que negaban al
sujeto revolucionario e inclusive planteaban posicionamientos idealistas
y metafísicos en lo ideológico.
La segunda de las
desviaciones es el economicismo. Incluso aquellos partidos que se dicen
armados del marxismo-leninismo, no dejan sino de comportarse y realizar
una praxis sindical, y encima con bastantes malos resultados. Hay que
señalar algo fundamental: el Partido Comunista no es un sindicato.
Quien no entienda
esto, y quien no entienda que la praxis de los comunistas se desarrolla
mediante la unión de lo económico, lo ideológico y lo político -y cuya
vertiente económica es la de menor importancia- , está condenado a
marchar siempre a rebufo de la conciencia espontánea de las masas, está
condenado a dejarse arrastrar por una sucesión de luchas económicas que
no crean el ingrediente principal: la conciencia de clase. Es una
desviación muy frecuente tanto en el Movimiento Comunista español como
en el internacional.
El PCOE, haciendo
crítica y autocrítica de épocas pasadas, llegó a la conclusión de que el
economicismo es una desviación a corregir en el seno del Movimiento
Comunista. Pero no sólo el PCOE: recientemente el KKE, en los documentos
de su último congreso, ha llegado a la conclusión de que el
economicismo es mero revisionismo. La concatenación de más de 30 huelgas
generales en Grecia, la existencia de un poderoso sindicato de clase
(PAME), las miles de movilizaciones económicas generadas en Grecia, no
han servido para nada, no ha habido cambio en la correlación de fuerzas,
y el mismo KKE reconoce que la capacitación político-ideológica general
de sus cuadros militantes y simpatizantes, no da el nivel requerido
para afrontar la situación.
Es decir, han dejado
de lado la lucha ideológica y política para centrarse en el
economicismo, lo cual los ha llevado a un callejón sin salida. Nos
congratulamos de sus nuevos lineamientos, que los acerca a lo que debe
ser un Partido que se reclame comunista.
Por tanto, si uno de
los más poderosos partidos de Europa en lo cuantitativo y en peso
social falla, ¿qué no podremos esperar de los que mecánicamente copian
las experiencias del proceso griego sin analizar en base al socialismo
científico los defectos de dicha experiencia?
Es decir, se cae en
el idealismo metafísico y antimarxista de la “adoración”, de la búsqueda
del “referente” inmaculado, cuando de lo que se trata es de resolver en
común los problemas del Movimiento Comunista es su conjunto.
Desechamos,
asimismo, las posiciones izquierdistas de destruir todo lo existente,
posiciones que también se basan en el idealismo contrario a toda
dialéctica, pues la historia demuestra que las desviaciones son
corregibles si existe la fraternal y camaraderil posición de ayudar a
superarlas.
El PCOE, como
organización que, modesta en lo numérico, da una importancia fundamental
a la teoría y al análisis científico del movimiento de la sociedad, de
los cambios estructurales que preceden a los superestructurales, llegó a
importantes conclusiones. En primer lugar, que los partidos que se
denominan comunistas y revolucionarios están totalmente alejados de las
masas que dicen representar, lo que lleva a análisis subjetivos y, por
ende, antimarxistas.
En las visitas
periódicas que la militancia del PCOE realiza a los polígonos
industriales, fábricas y centros de trabajo, se pudo observar y corregir
detalles de nuestra política que, de otra manera, nunca hubiesen sido
subsanados por la falta de conexión con las masas, lo que nos hubiera
llevado a repetir mecánicamente estrategias caducas de acercamiento a la
clase obrera, desde una visión subjetiva, que se traduce en lo que
algunos denominan el trabajo en los frentes de masas.
El elemento
fundamental de dichos frentes son, precisamente, las masas, y en
concreto, para los comunistas, es el sujeto revolucionario: la clase
obrera. Esta clase obrera está tan alejada en general de los frentes de
masas como de las organizaciones que los componen, dando lugar al
divorcio entre partido y masas, y, por ende, a la nulidad cualitativa de
cualquier “trabajo” que se desarrolle en dichos frentes. Esto es así,
como explicamos en numerosas ocasiones, por la pérdida del vínculo entre
las masas y las organizaciones.
Por tanto, desde un
análisis objetivo de la situación, nos tocó señalar el momento en que
nos encontramos. La clase obrera está tan abandonada y las
organizaciones llamadas a liderarla tienen tales delirios subjetivos,
que es una entelequia el pensar que, a pesar de la brutal depauperación
de las condiciones de vida de la clase obrera, algo vaya a cambiar;
independientemente de que un cambio sin la presencia de un Partido
Comunista fuerte, de la vanguardia organizada del proletariado, sea algo
cuyo planteamiento vaya en contra de todas las leyes del materialismo
histórico.
Debido a ese
análisis llegamos a la conclusión de que lo prioritario es restablecer
los vínculos de la clase con su Partido. Pero a la hora de restablecer
estos vínculos, debemos tener presentes las dos desviaciones
fundamentales que comentamos anteriormente: el reformismo y el
economicismo. La clase obrera está hastiada de la promesa de que
mediante reformas va a cambiar algo su situación. La acumulación de
cambios cuantitativos que conduzcan a los cualitativos, que es algo que
pretenden reformistas y otros que se dicen del marxismo-leninismo, es
una tendencia que la situación actual ha superado. La clase obrera
necesita desde ya, con urgencia, la presencia de un Partido Comunista
que no les hable de reformas, ni de capitalismo de rostro humano, sino
que le explique bien y a las claras a qué se debe su situación de
opresión y cuáles son las fórmulas científicas y demostradas de superar
dicha situación. Es decir, explicar el desarrollo objetivo del
capitalismo, según sus leyes, y la necesidad de pasar al socialismo como
modo de producción más elevado, superior.
En segundo lugar,
tampoco podemos abordar a la clase desde el economicismo, pues la
conciencia de clase tampoco va a evolucionar de lo meramente sindical,
que no es más que reformismo y entra dentro de los límites del marco
burgués. La mera lucha sindical no va a traer el socialismo, y esto es
fundamental comprenderlo. Además debemos saber qué es la conciencia de
clase. La conciencia de clase no significa que los obreros se agrupen
por la defensa de sus intereses en una lucha económica; esto puede ser
el embrión, pero sin la acción del Partido inoculando desde fuera la
ciencia del marxismo-leninismo, esa conciencia no se desarrolla y aún va
para atrás. Miremos a Grecia, puntal de la lucha economicista, y
aprendamos la lección y de los errores. La conciencia de clase es la
compresión por parte del obrero de la necesidad de poner fin al
capitalismo y construir el socialismo; es decir, la conciencia de clase,
hablando de manera sencilla, se desarrolla en el momento en que el
obrero interioriza los postulados comunistas, los hace suyos, y lucha
por su implantación, aunque no milite en las filas del Partido
Comunista.
El papel del Partido
no es, pues, el convertirse en sindicato sino educar
revolucionariamente a los obreros en la ciencia del marxismo-leninismo,
explicar a los obreros el materialismo histórico y dialéctico, la
economía política y la teoría leninista de la revolución socialista. Con
pedagogía, con un lenguaje comprensible, pero que dicho lenguaje no
sirva como excusa para eludir los contenidos, cosa que los oportunistas
son muy aficionados a hacer.
El Partido debe
hablar de política a los obreros siempre, en todas situaciones, sea por
el motivo que sea y enlazando cualquier hecho que se produzca en la
sociedad con la situación de explotación de nuestra clase. Al principio,
muchos obreros adoptarán incluso una actitud hostil, lo que es lógico,
pero los comunistas sabemos que decimos la verdad y que las propias
leyes del movimiento y el desarrollo de la sociedad van a confirmar lo
que nosotros les decimos a los obreros, ganándolos para nuestra causa.
Muchos de los denominados comunistas se desesperan al no entender la
hostilidad de los obreros, o recurren a rebajar los contenidos de su
discurso para buscar la aceptación. No entendieron nada, y fallan
precisamente en que lo que da validez al discurso comunista son las
leyes científicas del desarrollo, que ellos no conocen o de las que
desertan. Es decir, se posicionan contra dichas leyes del marxismo, por
acción u omisión.
Ahora bien, ¿Cuál es
el instrumento que permite poner fin a esta situación, o al menos
empezar a caminar en la dirección correcta? El instrumento son las
células comunistas. Una célula que nace del centro de trabajo, de la
fábrica, o del barrio obrero, que agrupa a los elementos más conscientes
del proletariado, armados con el socialismo científico. Ahora bien, la
vida de la célula no puede quedarse simplemente ahí. La célula debe
estar en contacto permanente con su entorno cercano, difundiendo por
todos los medios posibles la política del Partido, porque su deber es
llevar a sus hermanos de clase, esta política comunista.
Como quiera que en
los centros de trabajo domina el miedo al patrón y la incertidumbre al
no conocer alternativa alguna al actual estado de cosas, al capitalismo,
los obreros están desamparados y la burguesía aprovecha para introducir
en ellos, ideología cada vez más reaccionaria. El papel de la célula es
el combate político, para enseñar la comprensión de la necesidad del
socialismo, y la lucha ideológica para romper el caparazón ideológico
con la que la burguesía envuelve a los obreros. Todo esto evitando la
desviación que anteriormente comentamos, que es la desviación
economicista. Muchas células de partidos son simples apéndices de
sindicatos, hablan de convenios, de despidos, de jornadas laborales
agotadoras, centrándose en dicha lucha económica o obviando las más
importantes: la ideológica y la política. Esa célula está condenada al
fracaso.
Además, la célula
debe ser un órgano vivo y en constante movimiento. Los comunistas
agrupados en células deben demostrar su calidad de revolucionarios
profesionales para ganarse a sus hermanos de clase. La propaganda y la
agitación deben ser continuas y cada célula debe desarrollar su propio
plan de cómo introducirse cada vez más tanto en su fábrica, como en
crear células en las fábricas de los alrededores.
En los barrios, las
células deben orientar su trabajo hacia la denuncia de todos los
problemas que afectan a sus convecinos, desde un prisma de clase basado
en el socialismo científico, sin caer en el localismo y sin olvidar que
todos los problemas tienen una ligazón dialéctica con la estructura del
modo de producción en que nos encontramos, deben señalar al capitalismo
como origen de todos los males de los barrios obreros y que, únicamente,
tendremos barrios libres, habitables y con calidad de vida si ponemos
fin al capitalismo.
Este tipo de células
de barrio o localidad son las menos importantes, necesarias mientras
cada centro de trabajo no cuente con su célula, pero teniendo siempre
claro que la célula de centro de trabajo o fábrica es la principal. Sólo
así se produce la ligazón con la clase más avanzada de la historia, y
se evita caer en la desviación carrillista, en el concepto de
agrupación. Podemos comprobar que muchos partidos que se denominan
marxistas-leninistas, ante la imposibilidad de penetrar en las fábricas,
optan por denominar células a lo que es la agrupación carrillista con
otro nombre. No, la célula de localidad es un medio para crear células
de centro de trabajo o fábrica, pero no es un fin, y debe estar
supeditada siempre al trabajo práctico que los camaradas de célula, con
presencia en empresas, realicen, para penetrar en ellas.
Otro de los
apartados fundamentales es la táctica de masas, que debe ser correcta
porque si no, tampoco vamos a ningún lado. El PCOE lucha por la creación
de las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores como órganos de
poder obrero nacidos de las fábricas. Los comités y delegados de
personal son elegidos por los obreros, por lo tanto se erigen como
representantes de los trabajadores desde el centro de trabajo. De lo que
se trata, es de unir estos comités y delegados en la estructura que
ejerza de órgano de poder, y de control de la producción. La Asamblea de
Comités, Delegados y Trabajadores es un órgano de poder independiente
del Partido Comunista, que agrupa a la clase obrera en su conjunto. Por
tanto, el papel del Partido, es conquistar la hegemonía dentro de estos
órganos de poder, para así tener la hegemonía política social. Estas
ACDT no son un órgano sindical, no agrupan a sindicalistas, ni la lucha
sindical es su función. Las Asambleas de Comités, Delegados y
Trabajadores agrupan a comités y delegados, que muchas veces se
confunden con secciones sindicales, pero que no tienen nada que ver.
La
política sindical del PCOE es la creación de una central sindical única
de clase en España, que se entronque con la FSM (Federación Sindical
Mundial), el órgano que agrupa a nivel internacional a los sindicatos de
clase. Siempre teniendo en cuenta las labores y limitaciones del
sindicalismo, y que el Partido no es el sindicato ni realiza la misma
función que el sindicato. En este sentido, se están dando los primeros
pasos para la creación de el embrión de esa central sindical única de
clase.
Volviendo
a la táctica de masas, la ACDT como órgano de poder obrero forma parte,
además, del llamado Frente Único del Pueblo (FUP), que es la unión de
los órganos de poder del barrio -Asociaciones de Vecinos ( muy distintas
en concepto a las que hoy en día existen), asambleas de estudiantes, de
campesinos, etc -. que conforman el embrión del futuro estado obrero.
Este Frente es un frente de la clase obrera y sus aliados, pero no es un
“frente de izquierdas” ni un frente de organizaciones o expresiones
organizativas.
Este
Frente Único del Pueblo tiene como misión coexistir durante un
determinado período de tiempo con el estado burgués, existiendo dualidad
de poderes, hasta que el estado obrero (FUP) se imponga mediante la
revolución socialista. El estado burgués representa los intereses de la
burguesía, la clase social dominante, y se compone de los Parlamentos,
los Ayuntamientos, las leyes, los jueces, la policía y el ejército, etc.
De lo que se trata es de destruir su sociedad, pero no la destrucción y
el caos porque sí; sino mediante la construcción de la nueva sociedad
socialista como paso previo a la desaparición de la sociedad de clases.
Los
comunistas del PCOE entendemos que esta teoría, unida a nuestra táctica
de masas, es lo que permitirá la Revolución Socialista en España.
Entendemos asimismo, y a diferencia de otras organizaciones que
autodenominan el “único” Partido Comunista, que existen otros partidos u
organizaciones que se reclaman del comunismo. Nosotros reconocemos la
existencia de diversos actores en el seno del Movimiento Comunista
Español, asimismo lamentamos el fraccionamiento y la división, pero no
desde una perspectiva subjetiva y acientífica. Es decir, si la división
existe, es porque existen amplias diferencias en cuanto a teoría, a
táctica de masas y a formas de entender el Partido Comunista. Pretender
unidades o absorciones que no tengan en cuenta estas diferencias, es
caer en errores que el desarrollo del Movimiento Comunista en España ha
puesto a la luz en muchas ocasiones. Es decir, unir a organizaciones tan
alejadas como el agua y el aceite sólo contribuye a paralizar el
desarrollo del comunismo en nuestro país, y a lo único que lleva es a
nuevas escisiones, cuando tras el congreso unificador se ponen de
manifiesto las grandes diferencias entre diferentes tácticas de masas e
ideología. Por poner un ejemplo sencillo, la unión del PCOE con un
partido incrustado en el economicismo, que nosotros corregimos hace
tiempo, sólo conllevaría nuevas escisiones.
Por
ello, aún reconociendo la existencia de otras organizaciones, llamamos a
la clase obrera a organizarse en las filas del PCOE, al entender que
posee la estrategia y tácticas más adecuadas para el desarrollo y
organización del partido revolucionario en España. Llamamos asimismo a
todas las células de fábrica y de localidad del PCOE, a sus comités
provinciales, regionales y nacionales, a intensificar el trabajo
militante, a demostrar la capacitación de sus cuadros, a enseñar a sus
compañeros de trabajo mediante el ejemplo las virtudes que todo
revolucionario debe tener en este momento concreto. Llamamos a toda
nuestra militancia, no sólo a estar a la altura de las circunstancias,
sino a dar un paso más allá, en elevar su compromiso un paso más, en
fortalecer a su Partido todavía más.
Porque la construcción del Partido y de la revolución es tarea de todos.
¡POR EL SOCIALISMO, POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO!
PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL(PCOE)
No hay comentarios:
Publicar un comentario