SOBRE
LA POLÉMICA RELIGIOSA EN SEVILLA
En cada época,y en cada modo de producción(comunismo primitivo,sociedad esclavista,sociedad feudal y capitalismo) la religión constituye una parte de lo que llamamos superestructura ideológica de la sociedad,es decir,el conjunto de ideas que emanan de una base(el sistema económico imperante,en nuestro caso el capitalismo) para mantener la dominación de las clases dominantes.
En cada época,y en cada modo de producción(comunismo primitivo,sociedad esclavista,sociedad feudal y capitalismo) la religión constituye una parte de lo que llamamos superestructura ideológica de la sociedad,es decir,el conjunto de ideas que emanan de una base(el sistema económico imperante,en nuestro caso el capitalismo) para mantener la dominación de las clases dominantes.
Es
decir,la religión organizada es un fenómeno que aparece junto con el Estado y
las leyes como consecuencia de la división de la comunidad primitiva en
sociedad de clases,aparece junto con la propiedad privada de los medios
económicos,para ayudar a mantener la dominación de los poseedores de esos
medios económicos.
La
religión por tanto,está en constante cambio y los rasgos que la señalan en cada
una de las épocas cambian conforme cambia la estructura de la sociedad.
Es decir,no es la misma la religión dentro de la sociedad esclavista(en nuestro caso concreto sería el cristianismo primitivo) que dentro de la sociedad del capitalismo monopolista de Estado actual.Como dcimos,la religión cambia conforme cambian las clases dominantes,y si antes lo que pretendía era consagrar la dominación de clase por parte de los esclavistas en el modo de producción esclavista,ahora lo que persigue es consagrar la dominación de clase por parte de la burguesía sobre el proletariado;las dos clases que nacen de la sociedad capitalista.
Es decir,no es la misma la religión dentro de la sociedad esclavista(en nuestro caso concreto sería el cristianismo primitivo) que dentro de la sociedad del capitalismo monopolista de Estado actual.Como dcimos,la religión cambia conforme cambian las clases dominantes,y si antes lo que pretendía era consagrar la dominación de clase por parte de los esclavistas en el modo de producción esclavista,ahora lo que persigue es consagrar la dominación de clase por parte de la burguesía sobre el proletariado;las dos clases que nacen de la sociedad capitalista.
En
nuestra sociedad capitalista la religión dominante es la
católico-apostólica-romana,una de tantas variedades del cristianismo,aunque
existen otras religiones que tienen idéntico papel de servir a las clases
dominantes(islamismo,budismo,judaísmo,etc).
Pero primero pasemos a un análisis
histórico del cristianismo,de las bases que le dieron orígen y de cómo ha
cambiado dialécticamente a lo largo de la Historia,encontrándonos con un
cristianismo que se parece poco a los orígenes que tuvo en las comunidades
judías del Asia Menor en si siglo II d.C.
Y eso es porque las clases dominantes han cambiado,y el mensaje con el que mantener postrados a los dominados ha tenido que cambiar conforme cambia el modo en que la sociedad produce sus bienes.La religión por tanto es un reflejo de la vida material de los hombres,el reflejo en la conciencia de los hombres de aquellas fuerzas exteriores que los dominan en la vida cotidiana,reflejo en el cual dichas fuerzas adoptan una posición extraterrenal.No es casual que en la polémica que asola nuestra ciudad estos días,se adjetive a una imagen la característica de Reina o patrona de la ciudad,la que dicta la ley,reflejo de una contradicción en el mundo real:la existencia de opresores y oprimidos,adoptando esta imagen el reflejo que en su conciencia tienen los oprimidos de su opresor.Es decir,esa imágen refleja al Patrón,al que manda por encima de los obreros.
ORÍGENES DEL CRISTIANISMO:
Las fuentes de que se dispone para el estudio del cristianismo primitivo se dividen en dos grupos fundamentales: cristianas y no cristianas. Las primeras constan, a su vez, de tres categorías:los libros canónicos del llamado ' Nuevo Testamento;las obras no canónicas, es decir, apócrifas y otras; y las obras de los apologistas y de otros escritores cristianos de los primeros
Y eso es porque las clases dominantes han cambiado,y el mensaje con el que mantener postrados a los dominados ha tenido que cambiar conforme cambia el modo en que la sociedad produce sus bienes.La religión por tanto es un reflejo de la vida material de los hombres,el reflejo en la conciencia de los hombres de aquellas fuerzas exteriores que los dominan en la vida cotidiana,reflejo en el cual dichas fuerzas adoptan una posición extraterrenal.No es casual que en la polémica que asola nuestra ciudad estos días,se adjetive a una imagen la característica de Reina o patrona de la ciudad,la que dicta la ley,reflejo de una contradicción en el mundo real:la existencia de opresores y oprimidos,adoptando esta imagen el reflejo que en su conciencia tienen los oprimidos de su opresor.Es decir,esa imágen refleja al Patrón,al que manda por encima de los obreros.
ORÍGENES DEL CRISTIANISMO:
Las fuentes de que se dispone para el estudio del cristianismo primitivo se dividen en dos grupos fundamentales: cristianas y no cristianas. Las primeras constan, a su vez, de tres categorías:los libros canónicos del llamado ' Nuevo Testamento;las obras no canónicas, es decir, apócrifas y otras; y las obras de los apologistas y de otros escritores cristianos de los primeros
tiempos.
Los
libros canónicos del Nuevo Testamento constan, según la tradición eclesiástica,
de las obras que se citan a continuación.Los cuatro evangelios (palabra griega;
literalmente, buenas nuevas): de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan; son n
arraciones acerca de la vida terrenal del fundador del cristianismo,Jesucristo;
de sus sermones, milagros, muerte (crucifixión) y resurrección. Por su
contenido, los primeros tres evangelios,en parte coinciden y en parte difieren
entre sí; debido a su similitud,
se los conoce, habitualmente por sinópticos; el evangelio de Juan difiere
notablemente de los anteriores.
Los Hechos de los apóstoles, atribuida
al apóstol Lucas (supuesto autor del tercer evangelio); son relatos acerca de
la actividad de los primeros predicadores del cristianismo.Las
Epístolas de los apóstoles,
es decir, las cartas dirigidas a las distintas comunidades cristianas, que
incluyen catorce de ellas atribuidas al apóstol Pablo y siete de otros apóstoles
(Santiago, Pedro, Juan, Judas).El Apocalipsis o Revelación de San Juan
Evangelista (supuesto autor del cuarto evangelio).
Tal
es la opinión de la iglesia acerca de la paternidad de esas obras. La iglesia
considera que son de inspiración divina,es decir, que si bien fueron escritas
por los hombres, han sido inspiradas por el Espíritu Santo, y por eso cada una
de sus palabras
es considerada verdad absoluta.
Pero
la crítica científica mira de manera totalmente distinta las obras del Nuevo
Testamento, tanto en lo que concierne a sus autores como a la época en que
fueron escritas. Un estudio atento ha demostrado que la primera es el Apocalipsis, escrito en
los años 68-69 de nuestra era, inmediatamente después de la muerte del cesar
Nerón (a juzgar por los “siete reyes”mencionados
en el texto de los cuales “cinco cayeron, uno está y el otro todavía
no llegó, y, cuando llegue, no durará mucho”;
Revelación, cap.
17, p. 10), y por consiguiente, en el ardor de la sublevación de los judíos de
Palestina contra Roma.
Esta
obra exhala un verdadero espíritu de odio hacia los esclavizadores,a los cuales
predice un fin próximo y terrible; aquí no se hace todavía mención a la prédica
evangélica de perdón e indulgencia. El autor de la Revelación en ningún caso podía ser el autor del
cuarto evangelio, impregnado de un espíritu totalmente opuesto. Por la Revelación nos enteramos de que en aquel tiempo,
en la década del 60, existían ya varias iglesias cristianas, es decir,
comunidades; son mencionadas siete y todas en Asia Menor, patria probable del
cristianismo.
Las
epístolas, cuya paternidad correspondería al apóstol Pablo, aparecieron mucho más
tarde que la Revelación,
y
además,en distintas épocas: tienen distintos autores. Se las divide,en tres
grupos: las “primeras”, referidas al primer cuarto del siglo
ii, las “intermedias”,
al segundo cuarto, y las “posteriores”,a
la mitad del siglo n. La ideología de las epístolas “posteriores”difiere
notablemente de las “primeras”. Las siete epístolas restantes,
conocidas bajo los nombres de otros apóstoles,son muy similares por su
contenido y por la época en que fueron escritas; son muy diferentes de las epístolas
“paulistas”y
fueron redactadas, evidentemente, alrededor de la mitad del siglo I
I.
Los
evangelios, considerados por la iglesia como las primeras obras, en realidad
fueron escritos más tarde, no antes de la mitad del siglo II, y además, por
autores que conocían mal el país y la época de que hablaban. En los evangelios
se encuentran muchos errores geográficos e históricos: se mencionan animales y
plantas desconocidos en ese tiempo en Palestina (por ejemplo, los cerdos, que
los judíos consideraban impuros y no los criaban) o inclusive inexistentes en
la naturaleza (por ejemplo, la mostaza, que se describe como un gran árbol
ramoso,similar
a una “baya
frondosa”) ; se mezclan acontecimientos y
personas de diversas épocas (por ejemplo, el rey Herodes que murió en el año 4
antes de nuestra era, y Quirino,que gobernó en Siria desde el año 6).
Los
evangelios en muchos casos se contradicen abiertamente entre sí. Por ejemplo,
en los evangelios de Mateo y de Lucas se presenta la genealogía de Jesús desde
el rey David, y mientras en el primero se cuentan 28 generaciones, en el de
Lucas se
dan 42; según Mateo, el abuelo de Jesús por línea paterna era Jacobo, y según
Lucas, Elias. Según relata Mateo, los padres de Jesús vivían en la ciudad judia
de Belén, y después de nacer el niño huyeron a Egipto para salvarlo del rey
Herodes,que
había mandado degollar a todos los niños varones. Cuando murió Herodes, se
trasladaron de Egipto a la ciudad galilea de Nazaret. Lucas cuenta que los
padres de Jesús vivieron siempre en Nazaret y solamente cuando debió nacer Jesús
se encontraron
en Belén, con motivo del censo, después de lo cual volvieron tranquilamente a
la primera ciudad. Tales contradicciones son numerosas en los evangelios.
Ni
que decir que los relatos evangélicos están plagados de diversos milagros y
acontecimientos fantásticos: curación de enfermos incurables y de ciegos de
nacimiento, resurrección de muertos, marcha sobre el agua y otros. Por lo
visto, el texto de los evangelios se reformó muchas veces y volvió a redactarse
de nuevo; se le hicieron agregados que frecuentemente contradecían el contenido
anterior. Por esta razón es muy difícil utilizarlos como fuente histórica.
En
cuanto a los Hechos
de los apóstoles, son reconocidos actualmente como una de
las últimas obras del Nuevo Testamento,escrita no antes de la mitad del siglo II.Otra
categoría de las primeras memorias cristianas está formada por obras no canónicas;
éstas, si bien no son rechazadas por la iglesia, no se consideran inspiradas
por el Espíritu Santo.
Se
trata de evangelios apócrifos, que eran muy numerosos y que en su mayor parte
han desaparecido; con frecuencia se los conoce sólo de nombre. De las obras no
canónicas que se han conservado, las más importantes son: Evangelio de Nicodemo, Primer evangelio del judío Jacobo, Libro sobre la natividad de la virgen María, Libro de José
el carpintero, Hechos (apócrifos), Pastor Hermias, Doctrina de los doce apóstoles.
Todo
esto son míseros restos de la voluminosa literatura cristiana de los primeros
tiempos, cuya mayor parte fue destruida por los cristianos mismos durante los años
de cruel lucha entre las distintas iglesias y sectas. Algunas de estas obras
presentan mucho interés, ya que fueron escritas antes que la mayoría de las
obras canónicas: por ejemplo, la Doctrina
de los doce apóstoles (Didaje), de la primera mitad del siglo ii,
refleja la etapa inicial de la historia de las comunidades cristianas.
La
tercera categoría, la más segura de las fuentes cristianas,está compuesta por
las obras de los apologistas (es decir, de tensores del cristianismo contra sus
enemigos literarios) y los padres de la iglesia. Son valiosas porque tienen
fecha más o menos
precisa, y tanto los autores como su autenticidad no despiertan dudas; de
acuerdo con ellas debe fijarse también la fecha en que fueron escritos los
libros canónicos. Corresponden a éstas las obras de Justino Filósofo, o M ártir
(alrededor del
año 150); Ireneo Lugdunense (alrededor del año 180),el primero que menciona
cuatro evangelios canónicos e incluso trata de demostrar teológicamente por qué
deben ser precisamente cuatro, ni más ni menos; Tertuliano de Cartagena (fin del
siglo II
y
principio del III ) ; Orígenes (principios del siglo I) que escribió 6 libros contra
Celso (Celso fue adversario literario y crítico del cristianismo); Clemente de
Alejandría (principios del siglo III ) ; Eusebio de Cesarea (principios del siglo
IV), el primer historiador de la iglesia cristiana.Entre
las más antiguas fuentes cristianas deben contarse también piezas arqueológicas:
tumbas (especialmente en las catacumbas de Roma), inscripciones y otras. Pero
ninguna de ellas es anterior al siglo II.
En
los últimos años se hicieron varios hallazgos de importancia.En Egipto, cerca
de Jenoboskion, a 50 k m al
norte de Luxor, fueron hallados en 1946 muchos papiros de los siglos III y IB
en idioma copto, principalmente obras de los gnósticos, una de las primeras
sectas cristianas. Los manuscritos hallados en Jirbet-Kum
ran (en la costa del mar Muerto) y pertenecientes a una secta esenia, aportan
también nuevos datos sobre el cristianismo primitivo. Se han hecho nuevos
hallazgos en Roma y cerca de Jerusalén, pero su significado no ha sido aún bien
aclarado.
Tales
son ciertamente las fuentes cristianas. En lo que respecta a testimonios de
escritores paganos, ellos son muy escasos y dudosos, en especial los que se
relacionan con la primera época. El problema consiste en que, luego de triunfar
el cristianismo a principios del siglo IV, los escritores eclesiásticos
comenzaron a hacer agregados (interpolaciones) en las obras de los autores
antiguos, con el propósito de confirmar con esos supuestos testimonios la
autenticidad de los relatos evangélicos.
Tales
falsificaciones literarias no se consideraban vituperables en aquellos tiempos.
Algunos de esos agregados fueron hechos, además, en forma muy burda e inhábil,
de manera que se reconocen de inmediato; otros son más sutiles y no es tan fácil
reconocerlos. Es por eso que los testimonios no cristianos acerca del
cristianismo primitivo y en particular acerca de su supuesto fundador son un
problema muy complejo.
¿EXISTENCIA
HISTÓRICA DE JESÚS?
El
testimonio más antiguo corresponde al año 64, aunque aparece en los Anales de Tácito, escritos mucho tiempo después
(principio del siglo III) ; se habla allí de los crueles martirios a que fueron
sometidos los cristianos por Nerón, quien los culpó
del incendio de Roma. Hay además un agregado, evidentemente posterior y de mano
cristiana: “El culpable de este nombre, Cristo, fue
ejecutado durante el gobierno de Tiberio por el procurador Poncio Pilatos etc.
La falsedad de
este pasaje salta a la vista, pues, al exponer los acontecimientos de la época
de Tiberio, Tácito no mencionó a Pilatos. Pero surge de esa información que existían
en Roma, en la década del 60, comunidades cristianas (por otra parte, algunos
sabios consideran que en general todo el relato sobre el incendio de Roma
y el martirio de los cristianos es una interpolación muy posterior).
Otro
supuesto testimonio se encuentra en Antigüedades
judaicas de Josefo Flavio (libro 18, cap. 3, párr.
3): habla de la prédica, ejecución y resurrección de Jesús en los años que gobernaba
Pilatos en Palestina (“Alrededor de ese tiempo vivía Jesús,
hombre sabio, si es que en general se lo puede llamar hombre. Él realizó hechos asombrosos [ ...] Éste era
Cristo etc.), Esta interpolación, totalmente torpe, hecha por algún copista
cristiano, está en abierta contradicción con todo el
estilo de la obra de Josefo Flavio, y no indujo en error a ninguno de los
investigadores; es considerada, sin excepciones,una adulteración.
El
primer testimonio más verosímil acerca de los cristianos (de fuente no
cristiana) lo encontramos en la correspondencia de Plinio el Joven. Siendo gobernador en Bitinia (Asia Menor),
escribió, alrededor del año 113, una carta al emperador Trajano, solicitándole
instrucciones sobre la forma de proceder con los cristianos, acerca de los
cuales recibía denuncias de que eran miembros de una sociedad criminal: si debía
castigarlos por los crímenes cometidos o por el solo hecho de pertenecer a la
secta. Trajano, en respuesta a tal demanda,recomendó moderación y ordenó se
castigara sólo a los obstinados en tal superstición. A juzgar por esta
correspondencia (acotemos que el académico Vipper considera estas cartas totalmente
falsas), en Asia Menor ya había muchos cristianos a principios
del siglo II.
En
el Talmud hebreo
se menciona la ejecución del predicador Jesús ben-Pandira (hijo de Pandira),
pero no está claro qué relación puede tener esta personalidad con el Jesús de
los evangelios.
En
la segunda mitad del siglo n aparecen acerca de los cristianos más noticias de origen pagano. Escribe sobre ellos
el emperador Marco Aurelio, como también Luciano de Samosata,en Oriente; el
relato de este último La muerte
del peregrino es
una sátira sobre la vida de las comunidades cristianas de Asia Menor.
Por
este panorama se ve cuán pobres y poco fidedignos son los testimonios de los
autores paganos acerca de los primeros años del cristianismo. En esencia, nada
aportan sobre la personalidad del supuesto fundador de la religión, el Jesús de
los evangelios.
No existen testimonios indiscutibles acerca de él,ni en fuentes cristianas ni
en las demás.
Problemas acerca de la historicidad de Jesús
Por
eso hasta la fecha se mantiene la interrogante en la literatura científica: ¿fue
Jesús un personaje histórico? Los partídarios de la escuela histórica lo
reconocen, los de la escuela mitológica lo niegan. Entre los investigadores marxistas
también existen
distintas opiniones al respecto. En contra de la existencia histórica de Jesús
se puede presentar, además de la ausencia de referencia alguna de todas las
fuentes contemporáneas de Jesús (como ya hemos visto), un argumento sustancial más:
si se establece la sucesión cronológica de las primeras obras cristianas,
podemos seguir por ellas la gradual evolución de la imagen de Cristo, desde un
ser sobrenatural,el cordero místico, como se lo presenta en el Apocalipsis, hasta el
Jesús hombre de los evangelios, que predicaba sobre la tierra y que fue
ejecutado. Esta evolución está relacionada con el desarrollo de la propia
religión cristiana.
Otro
argumento lo proporciona la iconografía arqueológica:en las primitivas
representaciones cristianas no se encuentra la imagen de Jesús crucificado: no
aparece hasta el siglo VIII.Para
la ciencia marxista, el problema acerca de la personalidad de Jesús no es lo
esencial., F. Engels ni siquiera planteó el problema en sus artículos sobre el
cristianismo primitivo.
Está
perfectamente claro que las raíces de la doctrina cristiana no deben ser
buscadas en la actividad de distintas personas,sean quienes fueren, sino en las
condiciones políticas y sociales de aquel tiempo y en la lucha de ideas a que
dieron lugar esas condiciones. De todas maneras, está claro también que la
imagen de
el Jesucristo de los evangelios (conservada sólo en el cristianismo contemporáneo)
no es el reflejo de alguna personalidad histórica, sino un personaje puramente
literario con rasgos muy contradictorios, producto de una creación, en el curso
colectivo de una prolongada lucha ideológica. Para nosotros no
es de tanta importancia el hecho de si vivió o no en Palestina, en el siglo I,
un predicador de nombre Jesús y de si fue o no ejecutado.
Condiciones históricas del surgimiento del cristianismo El primero en plantear en forma
estrictamente científica el problema
acerca de las condiciones históricas que dieron origen al cristianismo, fue,
como ya se ha dicho, F. Engels. Éste
señaló
que la condición fundamental y de mayor importancia fue la formación del
imperio romano. La creación de una monarquía mundial preparó el terreno para un
culto nivelado.
Las
conquistas romanas significaban la desaparición de los estados aislados. Su régimen
despótico y de violencia, la esclavización de las provincias, las exacciones
desmedidas y la injusticia general, todo ello trajo aparejada la aparición de
un sentimiento
de apatía y desmoralización en las grandes masas,no sólo entre los esclavos
sino también entre la población libre,en especial en las provincias.
El
fracaso de las sublevaciones de esclavos y de los intentos de insurrección por
parte de los pueblos sojuzgados por Roma,debió de profundizar y agudizar ese
estado de general apatía,desmoralización y desorientación. Los malogrados
intentos de resistencia armada en los distintos países y de las rebeliones de
esclavos, debió de producir un estado de desesperación en las masas oprimidas,
ante una situación sin salida.
F.
Engels subrayó que ese estado de desesperación y desorientación abarcaba a
distintas clases, a todas las capas sociales que no veían salida de la situación
creada. “Toda resistencia que las pequeñas
tribus o ciudades aisladas pudiesen ofrecer ante el gigantesco poder mundial romano
era una resistencia desesperada. ¿Cuál era la salida, la salvación para
los esclavizados,oprimidos y empobrecidos, una salida común para todos estos
grupos de personas cuyos intereses eran distintos u opuestos entre sí? [ ...]”Esa
salida fue encontrada —dice Engels—.
Pero no en este mundo.”
No
viendo la posibilidad de salvarse, de liberarse de la opresión en la tierra, la
gente estaba obligada a buscar la liberación en el cielo.¿Pero
por qué fue necesaria la nueva religión y por qué no era posible hallar
consuelo en las anteriores?
Las
antiguas religiones fueron, como lo señaló Engels, religiones tribales y luego
nacionales, “que surgieron de las condiciones sociales
y políticas de sus respectivos pueblos y se fusionaron con ellas”.
Esas religiones no podían rebasar por sí mismas las fronteras nacionales. Por
otra parte, la caída de los estados donde se formaron socavó también su base. “En
cuanto los dioses nacionales estuvieron incapacitados para proteger la
independencia de su nación —dice Engels—,
sufrieron su propia destrucción. Se necesitaba una religión más elástica,que
no estuviera unida a las limitadas condiciones nacionales y que pudiera
satisfacer las demandas de las heterogéneas masas de las tribus que formaban la
desdichada población, desheredada por la fortuna, del imperio romano.
Es posible establecer con mayor exactitud aún las condiciones sociales y étnicas
en que se originó el cristianismo. No surgió en la Palestina judía, sino en la
diáspora judía. Eso se ve por la literatura cristiana, que no está escrita en
Palestina y
que pone en evidencia el deficiente conocimiento que tenían sus autores de lo
que ocurría allí. En la diáspora, entre los hebreos familiarizados con la
filosofía griega y con los cultos de pueblos paganos, podían darse las
condiciones que permitieran romper los marcos de la limitación nacional que imponía
la religión hebrea, y transformar a ésta en religión supranacional.
Remitiéndose
a la fidedigna opinión de Bruno Bauer, Engels señala que el “padre
del cristianismo” fue el filósofo hebreo Filón de
Alejandría, muy compenetrado con las ideas de la filosofía avanzada griega.
Reunía en sí los rasgos del espíritu nacional
hebreo y, de la más pura cultura clásica griega. Filón consideraba como alegorías
los relatos bíblicos sobre la creación original, etc. Compartía la doctrina judía
estrictamente monoteísta,pero al mismo tiempo admitía la existencia de un santo
intermediario entre el dios y el mundo material, el Verbo (palabra) divino; ésta fue la idea característica de la
filosofía idealista griega. El verbo divino, hijo de dios, se convirtió en la imagen
central del cristianismo, en Jesucristo.
El
hecho siguiente perm ite comprobar que el cristianismo surgió como una secta
judía: el prim er antecedente del cristianismo —el Apocalipsis—
está saturado del espíritu guerrero del judaismo y difiere por completo de toda
la literatura cristiana posterior. Allí no aparecen todavía los dogmas
cristianos fundamentales: la Divina
Trinidad, el Espíritu
Santo y,
lo más importante, falta la ética cristiana posterior: la prédica de la tolerancia,
de la humanidad y del perdón. Por el contrario,como dice Engels, está lleno de
un espíritu de “sana y honrosa venganza”,
de odio hacia los conquistadores y opresores del pueblo hebreo. En él reina “el
ansia de combatir y la certidumbre de la victoria. Al autor del Apocalipsis jamás se le ocurre nombrarse él mismo [
...] de otra manera que como judío.”"
En
el Apocalipsis no hay en absoluto rasgos de cosmopolitismo,tan característico de
la literatura cristiana posterior.En el cristianismo posterior se conservaron
muchos elementos hebreos: la personalidad de su fundador, Jesucristo, a quien se
presenta como hebreo; el lugar de los acontecimientos evangélicos —el
país hebreo de Palestina—; todos los personajes actuantes en los
evangelios son hebreos; la Biblia —libro sagrado de los hebreos—
forma parte del canon cristiano como de inspiración
divina; el dios hebreo Jehová fue adoptado por los cristianos con los derechos
de dios-padre; los dogmas fundamentales de la religión hebrea, la idea acerca
de la creación del mundo y del hombre por dios, fueron incluidos en la doctrina
cristiana; distintos ritos hebreos entraron a formar parte del culto cristiano,
sobre todo la Pascua. Algunos ritos puramente judíos se mantuvieron durante
mucho tiempo en las comunidades cristianas, inclusive el festejo del sábado y
la circuncisión; esta última al principio se consideraba obligatoria para
los cristianos, y sólo gradualmente cayó en desuso.
Elementos no judíos en el cristianismo
De
tal manera, en la primera etapa de su desarrollo, el cristianismo no fue más
que una de las tantas sectas judías,en el sentido estricto de la palabra. Pero
ya a fines del siglo I se incorporan a él elementos de origen no hebreo.
Contribuyó a ello la circunstancia de que en los mismos cultos paganos se formaran
también corrientes, similares por su espíritu a las sectas mesiánicas del
judaismo. En los cultos orientales existieron imágenes de dioses salvadores,
cuya veneración alcanzó gran
difusión, en especial entre las clases oprimidas.
Se
sabe de numerozos cultos de divinidades salvadoras en Egipto, Babilionia, Siria
y más tarde en Grecia: Osiris, Tammuz,Adonis, Attis, Dionisos. Los mismos eran
también dioses de la naturaleza y personificaciones del espíritu de la vegetación pero
en la conciencia de las masas trabajadoras gozaban de una veneración especial,
como dioses a los cuales es posible rogar por la propia salvación. Por eso eran
especialmente amados por los pobres de las ciudades, pues para éstos no presentaban
interés alguno las primitivas funciones agrarias de los dioses; esto fue señalado
con mucho acierto por el historiador marxista Archibald Robertson.
En
la época de la disolución de los antiguos estados orientales,se practicaban allí
misterios religiosos y sacramentos que representaban embriones de religión que
superaban los marcos tribales y nacionales. Los misterios abarcaban a
comunidades religiosas unidas, no por su pertenencia nacional o tribal, sino por
la religión, por su inclusión voluntaria en la asociación religiosa dada.
Es
muy importante señalar que los misterios estaban relacionados con ideas sobre
la vida de ultratumba. La participación en ellos parecía asegurar una mejor
suerte en el otro mundo. Era ni más ni menos que una doctrina sobre la salvación del
alma. La presencia de cultos semejantes en el helenismo favorecía la difusión
del mesianismo, la doctrina acerca de la salvación que se formó en el judaismo.
La
inclusión de elementos paganos, no hebreos, en la composición de las primeras
comunidades cristianas, trajo aparejados cambios sustanciales en el dogma y el
ritual cristianos.Se incorporan elementos adoptados evidentemente de cultos paganos.La
doctrina cristiana acerca de la muerte y resurrección de Dios es reflejo de los
cultos orientales de los dioses que mueren y resucitan. El ritual cristiano de
Pascua repite los conocidos ritos de la muerte y resurrección de Attis. Hasta
los detalles
del servicio divino pascual han sido copiados de los antiguos ritos nocturnos
de la muerte y resurrección de Attis.
El
culto del dios Mithra también sirvió a los cristianos de ejemplo: el día del
nacimiento de Cristo se hizo coincidir con el 25 de diciembre, momento del
solsticio de invierno en que también se celebraba el nacimiento de Mithra.La
veneración de la madre cristiana de dios fue copiada del culto de la Isis
egipcia. Es necesario señalar que el culto de Isis tenía grandes posibilidades
de difundirse como culto universal gracias a su tinte erótico. Para poder
luchar con mayor éxito
contra una religión de tipo semejante, el cristianismo tuvo que establecer el
culto de una divinidad femenina, pues sin ella no podía competir con el culto
de Isis. De ahí apareció en el cristianismo el culto de la madre de dios,
desconocido en
la antigua religión hebrea, y que no existió en el propio cristianismo antes
del siglo IV. Ello dio lugar a descripciones apócrifas de la vida de la virgen
María (Libro de la virgen María,
Libro de la primera infancia ).
Toda
una serie de diversos elementos fue tomada, entre otras,de la religión egipcia.El
culto de la cruz, por ejemplo, nada tiene que ver con el supuesto elemento
utilizado para ajusticiar a Cristo. Es verdad que se la utilizaba para la
crucifixión, pero tenía la forma de la letra “T ”. La cruz cristiana es un símbolo
religioso extraordinariamente
antiguo, que se encuentra en remotísimas representaciones egipcias, cretenses y
otras. Por ahora es difícil establecer su origen, pero, en todo caso, el culto
de la cruz de ninguna manera está vinculado con la leyenda sobre la
muerte en ella del salvador.En los antiguos monumentos cristianos (sepulcros)
no se presenta la cruz en calidad de símbolo sagrado, sino otras imágenes: el
cordero, un pastor con el cordero sobre sus hombros,peces y otros.
Posteriormente aparecen cruces de distintas formas pero no la crucifixión. Las
imágenes de Jesús crucificado comenzaron a hacerse sólo a partir de los siglos
VIII y IX.
La
idea sobre la inmaculada concepción de la virgen María por el Espíritu Santo es
extraña al judaismo; pero esta creencia acerca de la relación sexual de un dios
con una mujer mortal tiene amplia difusión en toda una serie de antiguos cultos
orientales. Sus raíces hay que buscarlas en el pasado más remoto, en las
antiguas creencias totémicas.Por
tanto, existen en el cristianismo, junto con los elementos hebreos, una serie
de elementos de las antiguas religiones orientales.
Transformación del cristianismo en religión dominante
Transformación del cristianismo en religión dominante
La
unión de la iglesia cristiana con el estado, comenzada con el edicto de Milán,
se consolidó después merced a la política de los emperadores romanos de Oriente
y Occidente, que respaldaron sistemáticamente a la iglesia, aprovechando a la vez
el apoyo que ésta les brindaba.
La nueva situación de la iglesia cristiana trajo aparejados sustanciales cambios internos; se modificó la propia composición social del cristianismo. Ya mucho tiempo antes de haberse convertido en la religión dominante, en el siglo II e inclusive en el III, junto con los esclavos, entraban en las comunidades cristianas representantes de las clases que estaban en el poder. En las familias nobles la parte femenina estaba especialmente bien predispuesta hacia el culto cristiano, el que gozó de gran influencia entre las mujeres de la aristocracia de Roma.
La nueva situación de la iglesia cristiana trajo aparejados sustanciales cambios internos; se modificó la propia composición social del cristianismo. Ya mucho tiempo antes de haberse convertido en la religión dominante, en el siglo II e inclusive en el III, junto con los esclavos, entraban en las comunidades cristianas representantes de las clases que estaban en el poder. En las familias nobles la parte femenina estaba especialmente bien predispuesta hacia el culto cristiano, el que gozó de gran influencia entre las mujeres de la aristocracia de Roma.
Cálculos
aproximados de investigadores indican que, en vísperas de su transformación en
religión dominante, el cristianismo no era todavía la religión más difundida.
Incluso en los grandes centros urbanos, las comunidades cristianas reunían una
parte relativamente reducida de la población: un quinto o aun menos.
Esa
relación debió de haber sufrido un fuerte cambio después de convertirse el
cristianismo en religión estatal. La composición numérica de las comunidades
cristianas creció enormemente. Las capas medias de la población y la masa
fundamental de la clase esclavista se adhirieron a la nueva fe. Después de
ello, dejó definitivamente de ser la religión de los esclavos y los oprimidos,
para convertirse en la religión mediante cuyo concurso las clases dominantes mantenían
sujeto y subordinado al pueblo.
Pese
a todo, por mucho tiempo todavía, la expansión del cristianismo se limitó a las
ciudades, sobre todo en las provincias occidentales, y penetró débilmente en el
campo. Entre la población rural continuaron imperando las viejas creencias
paganas.De ahí que la palabra latina paganus,
que literalmente significa habitante rural” (de pagus: aldea, distrito), comenzara
a utilizarse con sentido de “pagano”, “no cristiano”.En el Oriente helénico
llamaban a los no cristianos con la palabra xa eavri
literalmente “pueblos” (contraponiéndolos a los judíos). Las
comunidades cristianas, convertidas en una poderosa iglesia,dejaron de servir
de refugio para todos cuantos huían del mal del mundo. La pertenencia a esta
iglesia ya no salvaba del pecado.
Cuando
el cristianismo llegó a ser la religión dominante surgió un movimiento monástico
muy particular: el de los eremitas.Los
cristianos de espíritu más fanático abandonaban el mundo pecador y se iban al
desierto, a la soledad, para consagrarse a dios. Llevaban vida ascética. Los
primeros eremitas y las primeras comunidades monásticas aparecieron en Egipto,en
el desierto dé Tebas; se considera que los fundadores del monacato fueron los
santos Antonio y Pacomio. Más tarde aparecieron también monasterios en otros países
cristianos. Al comienzo de la Edad Media los monasterios comenzaron a convertirse en una especie
de refugios en caso de cualquier ataque enemigo. Se enriquecieron con diversas
donaciones y obsequios y gradualmente llegaron a representar una gran fuerza
económica.
En
el transcurso de muchos siglos, la iglesia cristiana fue el baluarte del régimen
feudal y de servidumbre en todos los países europeos. Al surgir el régimen
capitalista, comenzaron los intentos de adaptarle también la doctrina cristiana
y la organización
de la iglesia: surgieron iglesias y sectas protestantes.Cuando el capitalismo
triunfó y quebró las estructuras feudales medievales, la iglesia católica también
halló en sí la flexibilidad necesaria para adaptarse al nuevo régimen social;actualmente,
tanto el catolicismo como el protestantismo son los defensores más fieles del
orden capitalista en Europa,América, África y Australia. En Europa oriental, el
mismo papel lo desempeñaba hasta hace poco la iglesia ortodoxa, que,sin
embargo, ante todo, apoyaba al régimen monárquico.
Pero
ya en el siglo XIX, al iniciarse el movimiento obrero socialista en Europa y América,
en todas las iglesias cristianas se observaron nuevos progresos. Para no perder
la influencia sobre las masas populares, que cada vez se inclinaban hacia el socialismo,
la iglesia, especialmente la católica, intensificó la propaganda entre, los
obreros. Ya en los años 40 del siglo XIX nació la corriente del “socialismo
cristiano”, primero en Francia (Lamennais y
otros), luego en Inglaterra, Alemania y otros países. En la década del 80 del
siglo XIX comenzaron a crearse
sindicatos cristianos,esos sindicatos comenzaron a unirse en organizaciones internacionales (La Internacional Cristiana de Sindicatos, 1911). Son particularm ente fuertes esas uniones en los países católicos: Bélgica, Italia, Alemania Occidental, donde formaron fuertes partidos políticos. Estos últimos llegaron a ser, en los años de posguerra, partidos gobernantes en algunos países (Italia, República Federal Alemana), conservando bajo su dominio a una gran parte de campesinos y obreros creyentes.Existen también organizaciones católicas de la juventud,de mujeres, de deportes, etc.
sindicatos cristianos,esos sindicatos comenzaron a unirse en organizaciones internacionales (La Internacional Cristiana de Sindicatos, 1911). Son particularm ente fuertes esas uniones en los países católicos: Bélgica, Italia, Alemania Occidental, donde formaron fuertes partidos políticos. Estos últimos llegaron a ser, en los años de posguerra, partidos gobernantes en algunos países (Italia, República Federal Alemana), conservando bajo su dominio a una gran parte de campesinos y obreros creyentes.Existen también organizaciones católicas de la juventud,de mujeres, de deportes, etc.
Los
servidores de la iglesia se ven obligados a tener en cuenta también los cambios
ocurridos en la ciencia. Los enormes progresos alcanzados en los siglos XIXy XX,
tanto en las ciencias naturales como en las exactas, han demostrado claramente su
incompatibilidad con la vieja concepción bíblica del mundo. Y a pesar de que
entre los teólogos y eclesiásticos cristianos existe aún la corriente del “fundamentalismo”
(en especial en Estados Unidos, donde se formalizó alrededor de 1910),que
defiende firmemente la comprensión literal de la Biblia y no
admite concesión alguna a la ciencia, los teólogos de mayor amplitud de miras
iniciaron ya hace tiempo un movimiento para conciliar el dogma cristiano con la
ciencia; tratan de dar una explicación alegórica de los textos bíblicos y evangélicos.Así
surgió el “modernismo”,
ya muy difundido en los círculos teológicos católicos y protestantes.
Ello no
impide, por supuesto, que la ideología del cristianismo continúe siendo
reaccionaria.
Fuente
histórica:Sergei Tokarev “Historia de la Religión”
Muchas veces, en mis reflexiones íntimas sobre la religión, me he preguntado si los sabios y doctores de la Iglesia, son de verdad creyentes, o por el contrario, sabedores de que Jesús no existió, engañan a la gente con alevosía, con la sola intención de mantener sus posiciones de personas privilegiadas. La verdad sea dicha, me ha costado demasiado trabajo y esfuerzo mental para convencerme a mí mismo, porque durante mucho tiempo admití que estaban equivocados, solo equivocados y les concedía un buen margen de honradez en sus pensamientos y en sus prédicas, pero no he tenido mas remedio que aceptar la realidad: los exégetas y teólogos mienten descaradamente.
ResponderEliminarUna afirmación tan rotunda debe ir acompañada por una explicación irrefutable, para no demostrar que lo que me anima es la aversión por todo lo que huela a religión, sea por mi militancia comunista, sea porque me eduqué en un colegio de curas. Pero ¿existe algún argumento tan contundente, que no provoque duda alguna de que los apologistas de la Iglesia mienten? Por supuesto que sí. Hay una fórmula inapelable para descubrir el engaño: leer a los teólogos.
Desde hace varios siglos los Evangelios son objeto de profundas refutaciones. Pero, todos los impugnadores presentan el inconveniente de ser ateos o de pertenecer a la escuela materialista. En la actualidad, el problema de conceder crédito al impugnador, sin tener en consideración su ideología, ha cambiado bastante debido a que los avances de las ciencias están dando respuestas a muchas preguntas, que hasta ayer eran incontestables, las cuales, han sido el sostén de los argumentos de la Iglesia. Conforme los científicos e historiadores han ido despejando las incognitas en relación con las circunstancias, supuestamente históricas, que rodean la vida de Jesus, los teólogos, se han visto obligados a retroceder en sus razonamientos; aunque, cuando lo hacen maniobran con sus consabidas habilidades de excelentes retóricos.
El exégeta religioso y el teólogo, al tratar de establecer criterios objetivos en sus enseñanzas evagélicas, desmienten determinados pasajes que a la vista de los más fanáticos resultan ya exagerados y por lo tanto, díficiles de tragar. La maniobra consiste en negar aquello que es impresentable, para dar mayor énfasis y en su consecuencia visos de realidad, a las cuestiones que a ellos les interesan que queden grabadas en la mente de sus seguidores. De esta manera, nadie puede discutir su objetividad. El error que han cometido siempre sin reparar en su alcance, porque ¡cada maestrillo, tiene su librillo! es el de no haberse puesto de acuerdo en cuales son las enseñanzas teológicas y los episodios históricos que convienen que prevalezcan como verdades indiscutibles y cuáles son las que no merecen la pena luchar por ellas, El resultado es que uno a uno los versículos de los Evangelios, son cuestionados por quiénes han sido revestidos por disposición divina de la gracia de poseer la verdad cristiana. En virtud de su densa literatura religiosa, se puede asegurar, que los teólogos son los negadores mas “creíbles” de la existencia de Cristo.
Manuel Gongora