martes, 22 de enero de 2013

SOBRE LA POLÉMICA RELIGIOSA EN SEVILLA


SOBRE LA POLÉMICA RELIGIOSA EN SEVILLA

En cada época,y en cada modo de producción(comunismo primitivo,sociedad esclavista,sociedad feudal y capitalismo) la religión constituye una parte de lo que llamamos superestructura ideológica de la sociedad,es decir,el conjunto de ideas que emanan de una base(el sistema económico imperante,en nuestro caso el capitalismo) para mantener la dominación de las clases dominantes.

Es decir,la religión organizada es un fenómeno que aparece junto con el Estado y las leyes como consecuencia de la división de la comunidad primitiva en sociedad de clases,aparece junto con la propiedad privada de los medios económicos,para ayudar a mantener la dominación de los poseedores de esos medios económicos.

La religión por tanto,está en constante cambio y los rasgos que la señalan en cada una de las épocas cambian conforme cambia la estructura de la sociedad.
Es decir,no es la misma la religión dentro de la sociedad esclavista(en nuestro caso concreto sería el cristianismo primitivo) que dentro de la sociedad del capitalismo monopolista de Estado actual.Como dcimos,la religión cambia conforme cambian las clases dominantes,y si antes lo que pretendía era consagrar la dominación de clase por parte de los esclavistas en el modo de producción esclavista,ahora lo que persigue es consagrar la dominación de clase por parte de la burguesía sobre el proletariado;las dos clases que nacen de la sociedad capitalista.

En nuestra sociedad capitalista la religión dominante es la católico-apostólica-romana,una de tantas variedades del cristianismo,aunque existen otras religiones que tienen idéntico papel de servir a las clases dominantes(islamismo,budismo,judaísmo,etc).

Pero primero pasemos a un análisis histórico del cristianismo,de las bases que le dieron orígen y de cómo ha cambiado dialécticamente a lo largo de la Historia,encontrándonos con un cristianismo que se parece poco a los orígenes que tuvo en las comunidades judías del Asia Menor en si siglo II d.C.
Y eso es porque las clases dominantes han cambiado,y el mensaje con el que mantener postrados a los dominados ha tenido que cambiar conforme cambia el modo en que la sociedad produce sus bienes.La religión por tanto es un reflejo de la vida material de los hombres,el reflejo en la conciencia de los hombres de aquellas fuerzas exteriores que los dominan en la vida cotidiana,reflejo en el cual dichas fuerzas adoptan una posición extraterrenal.No es casual que en la polémica que asola nuestra ciudad estos días,se adjetive a una imagen la característica de Reina o patrona de la ciudad,la que dicta la ley,reflejo de una contradicción en el mundo real:la existencia de opresores y oprimidos,adoptando esta imagen el reflejo que en su conciencia tienen los oprimidos de su opresor.Es decir,esa imágen refleja al Patrón,al que manda por encima de los obreros.

ORÍGENES DEL CRISTIANISMO:

Las fuentes de que se dispone para el estudio del cristianismo primitivo se dividen en dos grupos fundamentales: cristianas y no cristianas. Las primeras constan, a su vez, de tres categorías:los libros canónicos del llamado ' Nuevo Testamento;las obras no canónicas, es decir, apócrifas y otras; y las obras de los apologistas y de otros escritores cristianos de los primeros
tiempos.                                                                           

Los libros canónicos del Nuevo Testamento constan, según la tradición eclesiástica, de las obras que se citan a continuación.Los cuatro evangelios (palabra griega; literalmente, buenas nuevas): de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan; son n arraciones acerca de la vida terrenal del fundador del cristianismo,Jesucristo; de sus sermones, milagros, muerte (crucifixión) y resurrección. Por su contenido, los primeros tres evangelios,en parte coinciden y en parte difieren entre sí; debido a su similitud, se los conoce, habitualmente por sinópticos; el evangelio de Juan difiere notablemente de los anteriores. Los Hechos de los apóstoles, atribuida al apóstol Lucas (supuesto autor del tercer evangelio); son relatos acerca de la actividad de los primeros predicadores del cristianismo.Las Epístolas de los apóstoles, es decir, las cartas dirigidas a las distintas comunidades cristianas, que incluyen catorce de ellas atribuidas al apóstol Pablo y siete de otros apóstoles (Santiago, Pedro, Juan, Judas).El Apocalipsis o Revelación de San Juan Evangelista (supuesto autor del cuarto evangelio).
Tal es la opinión de la iglesia acerca de la paternidad de esas obras. La iglesia considera que son de inspiración divina,es decir, que si bien fueron escritas por los hombres, han sido inspiradas por el Espíritu Santo, y por eso cada una de sus palabras es considerada verdad absoluta.
 
Pero la crítica científica mira de manera totalmente distinta las obras del Nuevo Testamento, tanto en lo que concierne a sus autores como a la época en que fueron escritas. Un estudio atento ha demostrado que la primera es el Apocalipsis, escrito en los años 68-69 de nuestra era, inmediatamente después de la muerte del cesar Nerón (a juzgar por los siete reyesmencionados en el texto de los cuales cinco cayeron, uno está y el otro todavía no llegó, y, cuando llegue, no durará mucho; Revelación, cap. 17, p. 10), y por consiguiente, en el ardor de la sublevación de los judíos de Palestina contra Roma.

Esta obra exhala un verdadero espíritu de odio hacia los esclavizadores,a los cuales predice un fin próximo y terrible; aquí no se hace todavía mención a la prédica evangélica de perdón e indulgencia. El autor de la Revelación en ningún caso podía ser el autor del cuarto evangelio, impregnado de un espíritu totalmente opuesto. Por la Revelación nos enteramos de que en aquel tiempo, en la década del 60, existían ya varias iglesias cristianas, es decir, comunidades; son mencionadas siete y todas en Asia Menor, patria probable del cristianismo.

Las epístolas, cuya paternidad correspondería al apóstol Pablo, aparecieron mucho más tarde que la Revelación, y además,en distintas épocas: tienen distintos autores. Se las divide,en tres grupos: las primeras, referidas al primer cuarto del siglo ii, las intermedias, al segundo cuarto, y las posteriores,a la mitad del siglo n. La ideología de las epístolas posterioresdifiere notablemente de las primeras. Las siete epístolas restantes, conocidas bajo los nombres de otros apóstoles,son muy similares por su contenido y por la época en que fueron escritas; son muy diferentes de las epístolas paulistasy fueron redactadas, evidentemente, alrededor de la mitad del siglo I I.

Los evangelios, considerados por la iglesia como las primeras obras, en realidad fueron escritos más tarde, no antes de la mitad del siglo II, y además, por autores que conocían mal el país y la época de que hablaban. En los evangelios se encuentran muchos errores geográficos e históricos: se mencionan animales y plantas desconocidos en ese tiempo en Palestina (por ejemplo, los cerdos, que los judíos consideraban impuros y no los criaban) o inclusive inexistentes en la naturaleza (por ejemplo, la mostaza, que se describe como un gran árbol ramoso,similar a una baya frondosa) ; se mezclan acontecimientos y personas de diversas épocas (por ejemplo, el rey Herodes que murió en el año 4 antes de nuestra era, y Quirino,que gobernó en Siria desde el año 6).

Los evangelios en muchos casos se contradicen abiertamente entre sí. Por ejemplo, en los evangelios de Mateo y de Lucas se presenta la genealogía de Jesús desde el rey David, y mientras en el primero se cuentan 28 generaciones, en el de Lucas se dan 42; según Mateo, el abuelo de Jesús por línea paterna era Jacobo, y según Lucas, Elias. Según relata Mateo, los padres de Jesús vivían en la ciudad judia de Belén, y después de nacer el niño huyeron a Egipto para salvarlo del rey Herodes,que había mandado degollar a todos los niños varones. Cuando murió Herodes, se trasladaron de Egipto a la ciudad galilea de Nazaret. Lucas cuenta que los padres de Jesús vivieron siempre en Nazaret y solamente cuando debió nacer Jesús se encontraron en Belén, con motivo del censo, después de lo cual volvieron tranquilamente a la primera ciudad. Tales contradicciones son numerosas en los evangelios.

Ni que decir que los relatos evangélicos están plagados de diversos milagros y acontecimientos fantásticos: curación de enfermos incurables y de ciegos de nacimiento, resurrección de muertos, marcha sobre el agua y otros. Por lo visto, el texto de los evangelios se reformó muchas veces y volvió a redactarse de nuevo; se le hicieron agregados que frecuentemente contradecían el contenido anterior. Por esta razón es muy difícil utilizarlos como fuente histórica.

En cuanto a los Hechos de los apóstoles, son reconocidos actualmente como una de las últimas obras del Nuevo Testamento,escrita no antes de la mitad del siglo II.Otra categoría de las primeras memorias cristianas está formada por obras no canónicas; éstas, si bien no son rechazadas por la iglesia, no se consideran inspiradas por el Espíritu Santo.
Se trata de evangelios apócrifos, que eran muy numerosos y que en su mayor parte han desaparecido; con frecuencia se los conoce sólo de nombre. De las obras no canónicas que se han conservado, las más importantes son: Evangelio de Nicodemo, Primer evangelio del judío Jacobo, Libro sobre la natividad de la virgen María, Libro de José el carpintero, Hechos (apócrifos), Pastor Hermias, Doctrina de los doce apóstoles.

Todo esto son míseros restos de la voluminosa literatura cristiana de los primeros tiempos, cuya mayor parte fue destruida por los cristianos mismos durante los años de cruel lucha entre las distintas iglesias y sectas. Algunas de estas obras presentan mucho interés, ya que fueron escritas antes que la mayoría de las obras canónicas: por ejemplo, la Doctrina de los doce apóstoles (Didaje), de la primera mitad del siglo ii, refleja la etapa inicial de la historia de las comunidades cristianas.

La tercera categoría, la más segura de las fuentes cristianas,está compuesta por las obras de los apologistas (es decir, de tensores del cristianismo contra sus enemigos literarios) y los padres de la iglesia. Son valiosas porque tienen fecha más o menos precisa, y tanto los autores como su autenticidad no despiertan dudas; de acuerdo con ellas debe fijarse también la fecha en que fueron escritos los libros canónicos. Corresponden a éstas las obras de Justino Filósofo, o M ártir (alrededor del año 150); Ireneo Lugdunense (alrededor del año 180),el primero que menciona cuatro evangelios canónicos e incluso trata de demostrar teológicamente por qué deben ser precisamente cuatro, ni más ni menos; Tertuliano de Cartagena (fin del siglo II y principio del III ) ; Orígenes (principios del siglo I) que escribió 6 libros contra Celso (Celso fue adversario literario y crítico del cristianismo); Clemente de Alejandría (principios del siglo III ) ; Eusebio de Cesarea (principios del siglo IV), el primer historiador de la iglesia cristiana.Entre las más antiguas fuentes cristianas deben contarse también piezas arqueológicas: tumbas (especialmente en las catacumbas de Roma), inscripciones y otras. Pero ninguna de ellas es anterior al siglo II.
 
En los últimos años se hicieron varios hallazgos de importancia.En Egipto, cerca de Jenoboskion, a 50 k m al norte de Luxor, fueron hallados en 1946 muchos papiros de los siglos III y IB en idioma copto, principalmente obras de los gnósticos, una de las primeras sectas cristianas. Los manuscritos hallados en Jirbet-Kum ran (en la costa del mar Muerto) y pertenecientes a una secta esenia, aportan también nuevos datos sobre el cristianismo primitivo. Se han hecho nuevos hallazgos en Roma y cerca de Jerusalén, pero su significado no ha sido aún bien aclarado.

Tales son ciertamente las fuentes cristianas. En lo que respecta a testimonios de escritores paganos, ellos son muy escasos y dudosos, en especial los que se relacionan con la primera época. El problema consiste en que, luego de triunfar el cristianismo a principios del siglo IV, los escritores eclesiásticos comenzaron a hacer agregados (interpolaciones) en las obras de los autores antiguos, con el propósito de confirmar con esos supuestos testimonios la autenticidad de los relatos evangélicos.

Tales falsificaciones literarias no se consideraban vituperables en aquellos tiempos. Algunos de esos agregados fueron hechos, además, en forma muy burda e inhábil, de manera que se reconocen de inmediato; otros son más sutiles y no es tan fácil reconocerlos. Es por eso que los testimonios no cristianos acerca del cristianismo primitivo y en particular acerca de su supuesto fundador son un problema muy complejo.

¿EXISTENCIA HISTÓRICA DE JESÚS? 

El testimonio más antiguo corresponde al año 64, aunque aparece en los Anales de Tácito, escritos mucho tiempo después (principio del siglo III) ; se habla allí de los crueles martirios a que fueron sometidos los cristianos por Nerón, quien los culpó del incendio de Roma. Hay además un agregado, evidentemente posterior y de mano cristiana: El culpable de este nombre, Cristo, fue ejecutado durante el gobierno de Tiberio por el procurador Poncio Pilatos etc. La falsedad de este pasaje salta a la vista, pues, al exponer los acontecimientos de la época de Tiberio, Tácito no mencionó a Pilatos. Pero surge de esa información que existían en Roma, en la década del 60, comunidades cristianas (por otra parte, algunos sabios consideran que en general todo el relato sobre el incendio de Roma y el martirio de los cristianos es una interpolación muy posterior).

Otro supuesto testimonio se encuentra en Antigüedades judaicas de Josefo Flavio (libro 18, cap. 3, párr. 3): habla de la prédica, ejecución y resurrección de Jesús en los años que gobernaba Pilatos en Palestina (Alrededor de ese tiempo vivía Jesús, hombre sabio, si es que en general se lo puede llamar hombre. Él realizó hechos asombrosos [ ...] Éste era Cristo etc.), Esta interpolación, totalmente torpe, hecha por algún copista cristiano, está en abierta contradicción con todo el estilo de la obra de Josefo Flavio, y no indujo en error a ninguno de los investigadores; es considerada, sin excepciones,una adulteración.

El primer testimonio más verosímil acerca de los cristianos (de fuente no cristiana) lo encontramos en la correspondencia de Plinio el Joven. Siendo gobernador en Bitinia (Asia Menor), escribió, alrededor del año 113, una carta al emperador Trajano, solicitándole instrucciones sobre la forma de proceder con los cristianos, acerca de los cuales recibía denuncias de que eran miembros de una sociedad criminal: si debía castigarlos por los crímenes cometidos o por el solo hecho de pertenecer a la secta. Trajano, en respuesta a tal demanda,recomendó moderación y ordenó se castigara sólo a los obstinados en tal superstición. A juzgar por esta correspondencia (acotemos que el académico Vipper considera estas cartas totalmente falsas), en Asia Menor ya había muchos cristianos a principios del siglo II.

En el Talmud hebreo se menciona la ejecución del predicador Jesús ben-Pandira (hijo de Pandira), pero no está claro qué relación puede tener esta personalidad con el Jesús de los evangelios.

En la segunda mitad del siglo n aparecen acerca de los cristianos más noticias de origen pagano. Escribe sobre ellos el emperador Marco Aurelio, como también Luciano de Samosata,en Oriente; el relato de este último La muerte del peregrino es una sátira sobre la vida de las comunidades cristianas de Asia Menor.

Por este panorama se ve cuán pobres y poco fidedignos son los testimonios de los autores paganos acerca de los primeros años del cristianismo. En esencia, nada aportan sobre la personalidad del supuesto fundador de la religión, el Jesús de los evangelios. No existen testimonios indiscutibles acerca de él,ni en fuentes cristianas ni en las demás.

Problemas acerca de la historicidad de Jesús

Por eso hasta la fecha se mantiene la interrogante en la literatura científica: ¿fue Jesús un personaje histórico? Los partídarios de la escuela histórica lo reconocen, los de la escuela mitológica lo niegan. Entre los investigadores marxistas también existen distintas opiniones al respecto. En contra de la existencia histórica de Jesús se puede presentar, además de la ausencia de referencia alguna de todas las fuentes contemporáneas de Jesús (como ya hemos visto), un argumento sustancial más: si se establece la sucesión cronológica de las primeras obras cristianas, podemos seguir por ellas la gradual evolución de la imagen de Cristo, desde un ser sobrenatural,el cordero místico, como se lo presenta en el Apocalipsis, hasta el Jesús hombre de los evangelios, que predicaba sobre la tierra y que fue ejecutado. Esta evolución está relacionada con el desarrollo de la propia religión cristiana.

Otro argumento lo proporciona la iconografía arqueológica:en las primitivas representaciones cristianas no se encuentra la imagen de Jesús crucificado: no aparece hasta el siglo VIII.Para la ciencia marxista, el problema acerca de la personalidad de Jesús no es lo esencial., F. Engels ni siquiera planteó el problema en sus artículos sobre el cristianismo primitivo.

Está perfectamente claro que las raíces de la doctrina cristiana no deben ser buscadas en la actividad de distintas personas,sean quienes fueren, sino en las condiciones políticas y sociales de aquel tiempo y en la lucha de ideas a que dieron lugar esas condiciones. De todas maneras, está claro también que la imagen de el Jesucristo de los evangelios (conservada sólo en el cristianismo contemporáneo) no es el reflejo de alguna personalidad histórica, sino un personaje puramente literario con rasgos muy contradictorios, producto de una creación, en el curso colectivo de una prolongada lucha ideológica. Para nosotros no es de tanta importancia el hecho de si vivió o no en Palestina, en el siglo I, un predicador de nombre Jesús y de si fue o no ejecutado.

Condiciones históricas del surgimiento del cristianismo El primero en plantear en forma estrictamente científica el  problema acerca de las condiciones históricas que dieron origen al cristianismo, fue, como ya se ha dicho, F. Engels. Éste
señaló que la condición fundamental y de mayor importancia fue la formación del imperio romano. La creación de una monarquía mundial preparó el terreno para un culto nivelado.

Las conquistas romanas significaban la desaparición de los estados aislados. Su régimen despótico y de violencia, la esclavización de las provincias, las exacciones desmedidas y la injusticia general, todo ello trajo aparejada la aparición de un sentimiento de apatía y desmoralización en las grandes masas,no sólo entre los esclavos sino también entre la población libre,en especial en las provincias.

El fracaso de las sublevaciones de esclavos y de los intentos de insurrección por parte de los pueblos sojuzgados por Roma,debió de profundizar y agudizar ese estado de general apatía,desmoralización y desorientación. Los malogrados intentos de resistencia armada en los distintos países y de las rebeliones de esclavos, debió de producir un estado de desesperación en las masas oprimidas, ante una situación sin salida.

F. Engels subrayó que ese estado de desesperación y desorientación abarcaba a distintas clases, a todas las capas sociales que no veían salida de la situación creada. Toda resistencia que las pequeñas tribus o ciudades aisladas pudiesen ofrecer ante el gigantesco poder mundial romano era una resistencia desesperada. ¿Cuál era la salida, la salvación para los esclavizados,oprimidos y empobrecidos, una salida común para todos estos grupos de personas cuyos intereses eran distintos u opuestos entre sí? [ ...]Esa salida fue encontrada dice Engels. Pero no en este mundo.

No viendo la posibilidad de salvarse, de liberarse de la opresión en la tierra, la gente estaba obligada a buscar la liberación en el cielo.¿Pero por qué fue necesaria la nueva religión y por qué no era posible hallar consuelo en las anteriores?

Las antiguas religiones fueron, como lo señaló Engels, religiones tribales y luego nacionales, que surgieron de las condiciones sociales y políticas de sus respectivos pueblos y se fusionaron con ellas. Esas religiones no podían rebasar por sí mismas las fronteras nacionales. Por otra parte, la caída de los estados donde se formaron socavó también su base. En cuanto los dioses nacionales estuvieron incapacitados para proteger la independencia de su nación dice Engels, sufrieron su propia destrucción. Se necesitaba una religión más elástica,que no estuviera unida a las limitadas condiciones nacionales y que pudiera satisfacer las demandas de las heterogéneas masas de las tribus que formaban la desdichada población, desheredada por la fortuna, del imperio romano. Es posible establecer con mayor exactitud aún las condiciones sociales y étnicas en que se originó el cristianismo. No surgió en la Palestina judía, sino en la diáspora judía. Eso se ve por la literatura cristiana, que no está escrita en Palestina y que pone en evidencia el deficiente conocimiento que tenían sus autores de lo que ocurría allí. En la diáspora, entre los hebreos familiarizados con la filosofía griega y con los cultos de pueblos paganos, podían darse las condiciones que permitieran romper los marcos de la limitación nacional que imponía la religión hebrea, y transformar a ésta en religión supranacional.

Remitiéndose a la fidedigna opinión de Bruno Bauer, Engels señala que el padre del cristianismo fue el filósofo hebreo Filón de Alejandría, muy compenetrado con las ideas de la filosofía avanzada griega. Reunía en sí los rasgos del espíritu nacional hebreo y, de la más pura cultura clásica griega. Filón consideraba como alegorías los relatos bíblicos sobre la creación original, etc. Compartía la doctrina judía estrictamente monoteísta,pero al mismo tiempo admitía la existencia de un santo intermediario entre el dios y el mundo material, el Verbo (palabra) divino; ésta fue la idea característica de la filosofía idealista griega. El verbo divino, hijo de dios, se convirtió en la imagen central del cristianismo, en Jesucristo.

El hecho siguiente perm ite comprobar que el cristianismo surgió como una secta judía: el prim er antecedente del cristianismo el Apocalipsis está saturado del espíritu guerrero del judaismo y difiere por completo de toda la literatura cristiana posterior. Allí no aparecen todavía los dogmas cristianos fundamentales: la Divina Trinidad, el Espíritu Santo y, lo más importante, falta la ética cristiana posterior: la prédica de la tolerancia, de la humanidad y del perdón. Por el contrario,como dice Engels, está lleno de un espíritu de sana y honrosa venganza, de odio hacia los conquistadores y opresores del pueblo hebreo. En él reina el ansia de combatir y la certidumbre de la victoria. Al autor del Apocalipsis jamás se le ocurre nombrarse él mismo [ ...] de otra manera que como judío."

En el Apocalipsis no hay en absoluto rasgos de cosmopolitismo,tan característico de la literatura cristiana posterior.En el cristianismo posterior se conservaron muchos elementos hebreos: la personalidad de su fundador, Jesucristo, a quien se presenta como hebreo; el lugar de los acontecimientos evangélicos el país hebreo de Palestina; todos los personajes actuantes en los evangelios son hebreos; la Biblia libro sagrado de los hebreos forma parte del canon cristiano como de inspiración divina; el dios hebreo Jehová fue adoptado por los cristianos con los derechos de dios-padre; los dogmas fundamentales de la religión hebrea, la idea acerca de la creación del mundo y del hombre por dios, fueron incluidos en la doctrina cristiana; distintos ritos hebreos entraron a formar parte del culto cristiano, sobre todo la Pascua. Algunos ritos puramente judíos se mantuvieron durante mucho tiempo en las comunidades cristianas, inclusive el festejo del sábado y la circuncisión; esta última al principio se consideraba obligatoria para los cristianos, y sólo gradualmente cayó en desuso. 

Elementos no judíos en el cristianismo

De tal manera, en la primera etapa de su desarrollo, el cristianismo no fue más que una de las tantas sectas judías,en el sentido estricto de la palabra. Pero ya a fines del siglo I se incorporan a él elementos de origen no hebreo. Contribuyó a ello la circunstancia de que en los mismos cultos paganos se formaran también corrientes, similares por su espíritu a las sectas mesiánicas del judaismo. En los cultos orientales existieron imágenes de dioses salvadores, cuya veneración alcanzó gran difusión, en especial entre las clases oprimidas.

Se sabe de numerozos cultos de divinidades salvadoras en Egipto, Babilionia, Siria y más tarde en Grecia: Osiris, Tammuz,Adonis, Attis, Dionisos. Los mismos eran también dioses de la naturaleza y personificaciones del espíritu de la vegetación pero en la conciencia de las masas trabajadoras gozaban de una veneración especial, como dioses a los cuales es posible rogar por la propia salvación. Por eso eran especialmente amados por los pobres de las ciudades, pues para éstos no presentaban interés alguno las primitivas funciones agrarias de los dioses; esto fue señalado con mucho acierto por el historiador marxista Archibald Robertson.

En la época de la disolución de los antiguos estados orientales,se practicaban allí misterios religiosos y sacramentos que representaban embriones de religión que superaban los marcos tribales y nacionales. Los misterios abarcaban a comunidades religiosas unidas, no por su pertenencia nacional o tribal, sino por la religión, por su inclusión voluntaria en la asociación religiosa dada.

Es muy importante señalar que los misterios estaban relacionados con ideas sobre la vida de ultratumba. La participación en ellos parecía asegurar una mejor suerte en el otro mundo. Era ni más ni menos que una doctrina sobre la salvación del alma. La presencia de cultos semejantes en el helenismo favorecía la difusión del mesianismo, la doctrina acerca de la salvación que se formó en el judaismo.

La inclusión de elementos paganos, no hebreos, en la composición de las primeras comunidades cristianas, trajo aparejados cambios sustanciales en el dogma y el ritual cristianos.Se incorporan elementos adoptados evidentemente de cultos paganos.La doctrina cristiana acerca de la muerte y resurrección de Dios es reflejo de los cultos orientales de los dioses que mueren y resucitan. El ritual cristiano de Pascua repite los conocidos ritos de la muerte y resurrección de Attis. Hasta los detalles del servicio divino pascual han sido copiados de los antiguos ritos nocturnos de la muerte y resurrección de Attis.

El culto del dios Mithra también sirvió a los cristianos de ejemplo: el día del nacimiento de Cristo se hizo coincidir con el 25 de diciembre, momento del solsticio de invierno en que también se celebraba el nacimiento de Mithra.La veneración de la madre cristiana de dios fue copiada del culto de la Isis egipcia. Es necesario señalar que el culto de Isis tenía grandes posibilidades de difundirse como culto universal gracias a su tinte erótico. Para poder luchar con mayor éxito contra una religión de tipo semejante, el cristianismo tuvo que establecer el culto de una divinidad femenina, pues sin ella no podía competir con el culto de Isis. De ahí apareció en el cristianismo el culto de la madre de dios, desconocido en la antigua religión hebrea, y que no existió en el propio cristianismo antes del siglo IV. Ello dio lugar a descripciones apócrifas de la vida de la virgen María (Libro de la virgen María, Libro de la primera infancia ).

Toda una serie de diversos elementos fue tomada, entre otras,de la religión egipcia.El culto de la cruz, por ejemplo, nada tiene que ver con el supuesto elemento utilizado para ajusticiar a Cristo. Es verdad que se la utilizaba para la crucifixión, pero tenía la forma de la letra T . La cruz cristiana es un símbolo religioso extraordinariamente antiguo, que se encuentra en remotísimas representaciones egipcias, cretenses y otras. Por ahora es difícil establecer su origen, pero, en todo caso, el culto de la cruz de ninguna manera está vinculado con la leyenda sobre la muerte en ella del salvador.En los antiguos monumentos cristianos (sepulcros) no se presenta la cruz en calidad de símbolo sagrado, sino otras imágenes: el cordero, un pastor con el cordero sobre sus hombros,peces y otros. Posteriormente aparecen cruces de distintas formas pero no la crucifixión. Las imágenes de Jesús crucificado comenzaron a hacerse sólo a partir de los siglos VIII y IX.

La idea sobre la inmaculada concepción de la virgen María por el Espíritu Santo es extraña al judaismo; pero esta creencia acerca de la relación sexual de un dios con una mujer mortal tiene amplia difusión en toda una serie de antiguos cultos orientales. Sus raíces hay que buscarlas en el pasado más remoto, en las antiguas creencias totémicas.Por tanto, existen en el cristianismo, junto con los elementos hebreos, una serie de elementos de las antiguas religiones orientales.

Transformación del cristianismo en religión dominante

La unión de la iglesia cristiana con el estado, comenzada con el edicto de Milán, se consolidó después merced a la política de los emperadores romanos de Oriente y Occidente, que respaldaron sistemáticamente a la iglesia, aprovechando a la vez el apoyo que ésta les brindaba.
La nueva situación de la iglesia cristiana trajo aparejados sustanciales cambios internos; se modificó la propia composición social del cristianismo. Ya mucho tiempo antes de haberse convertido en la religión dominante, en el siglo II e inclusive en el III, junto con los esclavos, entraban en las comunidades
cristianas representantes de las clases que estaban en el poder. En las familias nobles la parte femenina estaba especialmente bien predispuesta hacia el culto cristiano, el que gozó de gran influencia entre las mujeres de la aristocracia de Roma.

Cálculos aproximados de investigadores indican que, en vísperas de su transformación en religión dominante, el cristianismo no era todavía la religión más difundida. Incluso en los grandes centros urbanos, las comunidades cristianas reunían una parte relativamente reducida de la población: un quinto o aun menos.

Esa relación debió de haber sufrido un fuerte cambio después de convertirse el cristianismo en religión estatal. La composición numérica de las comunidades cristianas creció enormemente. Las capas medias de la población y la masa fundamental de la clase esclavista se adhirieron a la nueva fe. Después de ello, dejó definitivamente de ser la religión de los esclavos y los oprimidos, para convertirse en la religión mediante cuyo concurso las clases dominantes mantenían sujeto y subordinado al pueblo.

Pese a todo, por mucho tiempo todavía, la expansión del cristianismo se limitó a las ciudades, sobre todo en las provincias occidentales, y penetró débilmente en el campo. Entre la población rural continuaron imperando las viejas creencias paganas.De ahí que la palabra latina paganus, que literalmente significa habitante rural (de pagus: aldea, distrito), comenzara a utilizarse con sentido de “pagano, no cristiano”.En el Oriente helénico llamaban a los no cristianos con la palabra xa eavri literalmente pueblos (contraponiéndolos a los judíos). Las comunidades cristianas, convertidas en una poderosa iglesia,dejaron de servir de refugio para todos cuantos huían del mal del mundo. La pertenencia a esta iglesia ya no salvaba del pecado.

Cuando el cristianismo llegó a ser la religión dominante surgió un movimiento monástico muy particular: el de los eremitas.Los cristianos de espíritu más fanático abandonaban el mundo pecador y se iban al desierto, a la soledad, para consagrarse a dios. Llevaban vida ascética. Los primeros eremitas y las primeras comunidades monásticas aparecieron en Egipto,en el desierto dé Tebas; se considera que los fundadores del monacato fueron los santos Antonio y Pacomio. Más tarde aparecieron también monasterios en otros países cristianos. Al comienzo de la Edad Media los monasterios comenzaron a convertirse en una especie de refugios en caso de cualquier ataque enemigo. Se enriquecieron con diversas donaciones y obsequios y gradualmente llegaron a representar una gran fuerza económica.

En el transcurso de muchos siglos, la iglesia cristiana fue el baluarte del régimen feudal y de servidumbre en todos los países europeos. Al surgir el régimen capitalista, comenzaron los intentos de adaptarle también la doctrina cristiana y la organización de la iglesia: surgieron iglesias y sectas protestantes.Cuando el capitalismo triunfó y quebró las estructuras feudales medievales, la iglesia católica también halló en sí la flexibilidad necesaria para adaptarse al nuevo régimen social;actualmente, tanto el catolicismo como el protestantismo son los defensores más fieles del orden capitalista en Europa,América, África y Australia. En Europa oriental, el mismo papel lo desempeñaba hasta hace poco la iglesia ortodoxa, que,sin embargo, ante todo, apoyaba al régimen monárquico.

Pero ya en el siglo XIX, al iniciarse el movimiento obrero socialista en Europa y América, en todas las iglesias cristianas se observaron nuevos progresos. Para no perder la influencia sobre las masas populares, que cada vez se inclinaban hacia el socialismo, la iglesia, especialmente la católica, intensificó la propaganda entre, los obreros. Ya en los años 40 del siglo XIX nació la corriente del socialismo cristiano, primero en Francia (Lamennais y otros), luego en Inglaterra, Alemania y otros países. En la década del 80 del siglo XIX comenzaron a crearse
sindicatos cristianos,esos sindicatos comenzaron a unirse en organizaciones
internacionales (La Internacional Cristiana de Sindicatos, 1911). Son particularm ente fuertes esas uniones en los países católicos: Bélgica, Italia, Alemania Occidental, donde formaron fuertes partidos políticos. Estos últimos llegaron a ser, en los años de posguerra, partidos gobernantes en algunos países (Italia, República Federal Alemana), conservando bajo su dominio a una gran parte de campesinos y obreros creyentes.Existen también organizaciones católicas de la juventud,de mujeres, de deportes, etc.

Los servidores de la iglesia se ven obligados a tener en cuenta también los cambios ocurridos en la ciencia. Los enormes progresos alcanzados en los siglos XIXy XX, tanto en las ciencias naturales como en las exactas, han demostrado claramente su incompatibilidad con la vieja concepción bíblica del mundo. Y a pesar de que entre los teólogos y eclesiásticos cristianos existe aún la corriente del fundamentalismo (en especial en Estados Unidos, donde se formalizó alrededor de 1910),que defiende firmemente la comprensión literal de la Biblia y no admite concesión alguna a la ciencia, los teólogos de mayor amplitud de miras iniciaron ya hace tiempo un movimiento para conciliar el dogma cristiano con la ciencia; tratan de dar una explicación alegórica de los textos bíblicos y evangélicos.Así surgió el modernismo, ya muy difundido en los círculos teológicos católicos y protestantes.
 
Ello no impide, por supuesto, que la ideología del cristianismo continúe siendo reaccionaria.

 

Fuente histórica:Sergei Tokarev “Historia de la Religión”


1 comentario:

  1. Muchas veces, en mis reflexiones íntimas sobre la religión, me he preguntado si los sabios y doctores de la Iglesia, son de verdad creyentes, o por el contrario, sabedores de que Jesús no existió, engañan a la gente con alevosía, con la sola intención de mantener sus posiciones de personas privilegiadas. La verdad sea dicha, me ha costado demasiado trabajo y esfuerzo mental para convencerme a mí mismo, porque durante mucho tiempo admití que estaban equivocados, solo equivocados y les concedía un buen margen de honradez en sus pensamientos y en sus prédicas, pero no he tenido mas remedio que aceptar la realidad: los exégetas y teólogos mienten descaradamente.

    Una afirmación tan rotunda debe ir acompañada por una explicación irrefutable, para no demostrar que lo que me anima es la aversión por todo lo que huela a religión, sea por mi militancia comunista, sea porque me eduqué en un colegio de curas. Pero ¿existe algún argumento tan contundente, que no provoque duda alguna de que los apologistas de la Iglesia mienten? Por supuesto que sí. Hay una fórmula inapelable para descubrir el engaño: leer a los teólogos.

    Desde hace varios siglos los Evangelios son objeto de profundas refutaciones. Pero, todos los impugnadores presentan el inconveniente de ser ateos o de pertenecer a la escuela materialista. En la actualidad, el problema de conceder crédito al impugnador, sin tener en consideración su ideología, ha cambiado bastante debido a que los avances de las ciencias están dando respuestas a muchas preguntas, que hasta ayer eran incontestables, las cuales, han sido el sostén de los argumentos de la Iglesia. Conforme los científicos e historiadores han ido despejando las incognitas en relación con las circunstancias, supuestamente históricas, que rodean la vida de Jesus, los teólogos, se han visto obligados a retroceder en sus razonamientos; aunque, cuando lo hacen maniobran con sus consabidas habilidades de excelentes retóricos.

    El exégeta religioso y el teólogo, al tratar de establecer criterios objetivos en sus enseñanzas evagélicas, desmienten determinados pasajes que a la vista de los más fanáticos resultan ya exagerados y por lo tanto, díficiles de tragar. La maniobra consiste en negar aquello que es impresentable, para dar mayor énfasis y en su consecuencia visos de realidad, a las cuestiones que a ellos les interesan que queden grabadas en la mente de sus seguidores. De esta manera, nadie puede discutir su objetividad. El error que han cometido siempre sin reparar en su alcance, porque ¡cada maestrillo, tiene su librillo! es el de no haberse puesto de acuerdo en cuales son las enseñanzas teológicas y los episodios históricos que convienen que prevalezcan como verdades indiscutibles y cuáles son las que no merecen la pena luchar por ellas, El resultado es que uno a uno los versículos de los Evangelios, son cuestionados por quiénes han sido revestidos por disposición divina de la gracia de poseer la verdad cristiana. En virtud de su densa literatura religiosa, se puede asegurar, que los teólogos son los negadores mas “creíbles” de la existencia de Cristo.

    Manuel Gongora

    ResponderEliminar