viernes, 4 de enero de 2013

A propósito del Sr. Llamazares, su democracia y sus elecciones libres



Durante todos estos últimos años, la burguesía, su gobierno y el parlamento, se han empeñado en infundir con ahínco, utilizando todos los medios posibles, que la crisis y sus graves efectos entre los trabajadores, no tiene nada que ver con el sistema capitalista y sí con la ideología del gobierno de turno, es decir: el neoliberalismo o la socialdemocracia.

En este sentido, no existen diferencias entre la derecha y la izquierda parlamentaria. El Comité Central del PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE) ha denunciado una y otra vez el engaño, propagando entre los trabajadores y las clases populares, que la crisis es producida por las contradicciones del modo de producción burgués y en su consecuencia, no es por culpa de tal o cual líder, de tal o cual partido, de tal o cual ideología, sino que deriva de causas intrínsecas del sistema, independientemente de los gestores. Y nuestra alternativa desde el comienzo ha sido muy clara: para erradicar las crisis, cada vez más duraderas y más graves, es imprescindible un cambio de estructuras económicas que liquide el poder económico y político de los monopolios y la gran burguesía, por tanto, en nuestra opinión no habrá salida desde la perspectiva de los trabajadores si no es a través del socialismo.

Las luchas que se desarrollan en todo el estado español por la conservación del puesto de trabajo, por romper la consigna patronal-gobierno de no discutir los convenios; contra los desahucios; contra la política agraria que empobrecen a los pequeños campesinos en favor de los terratenientes y de la comercialización de los monopolios especuladores; la resistencia de los funcionarios públicos a las privatizaciones y las huelgas y manifestaciones estudiantiles etcétera, no se enmarcan en la lucha de clases todavía. Nuestra clase obrera aún no ha adquirido la conciencia de clase para dirigir un proceso revolucionario. Pero, qué duda cabe, todos estos combates que movilizan diariamente a decenas de miles de trabajadores, podrían haber sido el inicio de una modificación sustancial en su pensamiento y en sus objetivos.

A tal efecto, el PCOE lanzó la consigna de constituir asambleas de comités y delegados de empresas, ni mucho menos para unir a la clase obrera sindicalmente, esa es la misión de los sindicatos, sino políticamente, en torno a las cuales se deberían aglutinar en un FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO las clases y capas populares explotadas por el Capital Monopolista.

Nuestra táctica de masas no fue el producto de la locura, ni es fruto de un acto de prestidigitación, ningún ilusionista se la ha sacado de la manga, pues los trabajadores la han estado llevando a la práctica, de forma incipiente, en miles de lugares de nuestro país: comités intercentros, comités del mismo gremio, reuniones de comités para las huelgas generales... Pero desde que el Partido lanzó la consigna, hemos encontrado todo tipo de obstáculos por parte de los sindicatos (CC.OO y UGT), que han llegado a la expulsión de afiliados que estaban de acuerdo con las citadas Asambleas; mas no sólo han sido los sindicatos, también partidos que se reclaman de la izquierda revolucionaria, anticapitalistas, en aras de una supuesta conservación de sus parcelitas de poder, han puesto sus zancadillas, sin presentar ninguna otra alternativa; aunque, es importante reconocer, por su ascendencia en estos momentos en la política española, que los afiliados de IU han incidido en determinados lugares con mayor fuerza en obturar cualquier vía que se propusiera por medio de las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores.

Tenemos, pues, que en la práctica la burguesía está saliendo airosa en sus tropelías contra el pueblo trabajador. Pero no basta con la práctica, no es suficiente que los partidos impongan la supremacía del capital en el plano político; también es necesario socavar el proceso de concienciación de la clase obrera desde el ámbito de la ideología para que no aprenda de los fallos y de los fracasos y ¿qué mejor organización puede cumplimentar ese cometido que IU?

IU aprovechando el desprestigio del bipartidismo (PSOE-PP), radicalizó su verbo; aunque nunca su programa pequeño-burgués. Pero éste no llega al pueblo; en cambio, su discurso “diferente”: “Rebelión Democrática”, “Referendum” etc. suena en los oídos de las víctimas a un cambio de su suerte adversa. La traición es irritante, porque el único cambio que pretende IU es el de gobierno, y a lo sumo de bandera, pero no del sistema explotador.

Como lo demuestra la historia de la coalición, los líderes de IU se deben a su madre ideológica, la burguesía, y cada vez que lanzan una consigna supuestamente “revolucionaria”, para embaucar a los trabajadores, inmediatamente informan a su progenitora de cuál es su verdadero objetivo. En estos momentos cruciales, después de su X Asamblea Federal uno de sus líderes, Gaspar Llamazares, le ha dicho al gran capital que no tiene nada que temer y lo ha hecho del modo que los líderes de IU y del PCE suelen hacerlo, cargando las tintas contra Cuba, como antes lo hicieran contra la URSS, para confirmar su posición “democrática” y de su negación al socialismo: “Me gustaría que hubiera elecciones libres y democráticas pluralistas, en todo el mundo, también en Cuba”, señaló el dirigente de IU Gaspar Llamazares. Luego ha añadido que han defendido más que nadie, desde siempre, la democracia. Como era de esperar la prensa y radio más reaccionaria del país, así como de la gusanera cubana, se han hecho eco de sus manifestaciones.

Cuánta traición esconden estas palabras a la historia del Movimiento Comunista y Obrero Mundial, repleta de mártires. Es evidente que, IU y PCE, estiman como el culmen de la democracia la sociedad burguesa. Y lo hacen cuando el paro va camino de los seis millones de trabajadores en todo el Estado Español; cuando el umbral de la pobreza lo han superado doce millones de personas; cuando los que tienen la suerte de estar trabajando ven como día a día pierden gran parte de sus salarios; cuando las leyes antiobreras son más reaccionarias y han reducido a la nada los derechos de los trabajadores; cuando hay comunistas y nacionalistas en las cárceles, cuando se privatiza la Sanidad, cuando... ¿Es ésta la democracia de la que nos habla Llamazares? por supuesto que sí. ¿Acaso no estamos hablando de España? ¿Qué hacen él y su grupo?

Estamos acostumbrados al doble juego de los líderes de IU y PCE, para quienes la Constitución española tiene suficientes resquicios en donde introducir otra política. Según ellos utilizándola a favor de los trabajadores, se puede cambiar el sistema. El PCE, especialmente, olvida que fue uno de los culpables de que ello no sea así. Dicho partido intervino en la redacción de la Constitución actual y pidió el voto afirmativo. ¿Acaso no se sacraliza en el artículo 38 de dicha Constitución la Economía de Mercado (capitalismo)? ¿No es verdad que el PCE aceptó la bandera española, el himno fascista y la monarquía y todas las atribuciones militares del Rey? Pero ahora, la búsqueda de la República Burguesa, es la única oportunidad que tienen los traidores para hablar de cambio sin cambiar nada.

Pero ¿Dónde está el gobierno del pueblo, que define a la democracia? IU-PCE como los demás partidos mayoritarios del arco parlamentario, les deben su presencia, al dinero de los bancos; préstamos electorales que en demasiadas ocasiones son condonados, por las entidades financieras ¿Por qué? Porque la democracia de la que habla el Sr. Llamazares es el poder de los bancos y de los monopolios y estos conceden gracias especiales a sus servidores y lacayos. Y esa es la clase de democracia que quiere IU-PCE, la de los pactos con la socialdemocracia y la derecha, para mantener la situación actual: Extremadura, País Vasco, Cataluña, Asturias y Andalucía son pruebas fehacientes de que dicha coalición no sólo no va atentar contra el poder establecido sino, por el contrario, está sirviendo de vehículo para la ejecución de las políticas del PP o las facilita.

En una época de crisis tan dura como la presente para el capitalismo europeo, Llamazares apunta con el dedo delator a Cuba sin dar una sola explicación que justifique sacar a relucir el nombre de uno los pocos países que existe en el mundo que no depende del imperialismo y que tiene la valentía de exponer su política económica a su pueblo, y al mundo entero, para que la discuta, para que participe en ella. Pero en Cuba, según los dirigentes de IU-PCE, no hay democracia; en cambio, la hay en España, donde un partido puede proponer unas medidas durante su campaña electoral y luego engañar al pueblo, como lo está haciendo el PP, como lo hizo PSOE y como en Andalucia llevan a término IU-PSOE. Democracia para el Sr. Llamazares es la de España, en la que un diputado no puede ser impugnado hasta pasado cuatro años; sin embargo, en Cuba no hay democracia, cuando los diputados tienen que rendir cuentas a sus votantes y pueden ser sustituidos por otros sin necesidad de que cumplan su mandato. También PCE-IU defienden nuestra democracia por su justicia, porque en ella un rico puede sortear el fisco, llevándose el dinero a los paraísos fiscales, mientras el pueblo pasa hambre, se suicida por perder su casa, se quema a lo bonzo porque no tienen que llevar de comer a sus casas y soporta en masas enfermedades nerviosas. Pero Cuba no es democrática y no importa el bloqueo criminal al que está sometida la isla, que les hace pasar penurias. Por supuesto, democracia es la española que persigue a los comunistas, caso de nuestro secretario político en Las Islas Baleares, a nuestra Federación de Jóvenes comunistas de Cazorla y Alcalá de Henares, Arenas, Otegi, y tantos otros. Democracia es también masacrar a los pueblos, en nombre de las libertades, pero no es democracia la que hay en Cuba, porque se dedica a prestar servicios sanitarios y educativos a los pueblos que lo necesitan.

Efectivamente IU, al aceptar los fundamentos de la UE, está amparando órganos económicos supranacionales dirigidos por los tecnócratas al servicio del imperialismo europeo, que han hurtado a los países miembros sus márgenes nacionales y que es capaz de poner y quitar gobiernos, como recientemente ha ocurrido en Italia. Esta es la democracia del Sr. Llamazares, la que quiere extender a todas las naciones del mundo.

En definitiva, de nuevo la contradicción nos coloca a cada cual en su lugar: por un lado, un pueblo pequeño como Cuba, sin empuñar las armas, sólo con la cultura, la sanidad y la diplomacia acapara la atención del mundo progresista y revolucionario; por el contrario, la “democracia” del Sr. Llamazares, que tiene armamentos para acabar diez veces con la humanidad y que emplea las guerras para seguir subsistiendo como “democracia libre”: la democracia que infunde pánico entre los seres humanos y tiene necesidad del crimen y la explotación para mantenerse en pie.


COMITÉ CENTRAL DEL

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

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