El oportunismo, siempre al servicio fiel de la oligarquía, vuelve a mostrar su esencia traidora y decadente
La lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo” Lenin
A
modo de carta a los reyes magos, las cúpulas oportunistas de CCOO y UGT
emitieron el pasado 26 de diciembre otra nueva propuesta de “diálogo” a
sus jefes oligarcas, dirigiendo tal misiva al gobierno de Rajoy y a la
organización patronal CEOE. Con esta nueva carta, se acumulan las
peticiones del sindicalismo a sueldo del estado de los capitalistas para
mendigar un “pacto” con sus patrones. Es consustancial al oportunismo
el axioma inmutable de “pactar por pactar” con los propietarios del
régimen, siempre en detrimento de las grandes masas trabajadoras a las
que, cínicamente, dicen “representar”. Desde los Pactos de Toledo hasta
hoy, su proceder no ha variado demasiado, importando poco el contexto en
el que se desenvolvieran tales infames pactos. El mérito, reconocido
por sus mentores del IBEX-35, ha sido notorio: adormecimiento,
enajenación, atomización, y desmovilización del proletariado, siempre a
cambio de jugosos privilegios ofrecidos por un sistema atroz al que
defienden con vehemencia mercenaria. De aquellos lodos estos barros. El
oportunismo es parido por el excedente de beneficios de los capitalistas
que sobornan y corrompen a elementos de la clase obrera a cambio de
prebendas. Los señores Toxo o Méndez, signatarios de esta nueva ofensa a
la clase obrera, no representan más que una caricatura grotesca de los
Bernstein de ayer.
Basta leer este ‘nuevo’
documento, oportunista y traidor, para corroborar la bancarrota de unas
centrales sindicales empeñadas, también en este crucial momento
histórico, en desmovilizar y engañar a la clase obrera a través de una
concertación y un pactismo que ya ni sus jefes patronales desean, dado
el eficaz papel desempeñado a favor de los intereses de la burguesía por
parte de CCOO-UGT durante las últimas décadas y su actual descrédito
popular, que los ha colocado en el papel de colaboradores necesarios en
el sistemático ataque criminal que sufre el conjunto del pueblo
trabajador. Ante la profunda crisis que subyace en la base económica del
régimen capitalista, y que pone de manifiesto la senilidad de un modo
de producción agotado, el oportunismo sigue mostrando con orgullo
suicida sus repugnantes esencias, su miserable rol histórico; no han
sido, no son y no pueden ser otra cosa que el quintacolumnismo burgués
en el interior del movimiento obrero. Tal proceder, que hace de la
traición un arte, halla su reflejo, aún de forma inmadura, en la
conciencia de amplios sectores de las masas laboriosas, que hoy sufren
en sus carnes la brutalidad de un régimen inhumano que siempre cuenta
con la certificación de este oportunismo mendaz a sueldo del Estado
capitalista.
CCOO
y UGT, como evidencian sus patéticas súplicas de “diálogo social”,
marchan directos a la barbarie de la mano de sus civilizados patrones,
mientras se empeñan en arrastrar a la clase obrera hacia el abismo. No
cabe duda de que su acelerado proceso de putrefacción, que corre
paralelo al devenir de su adorado modo de producción, debe representar
un impulso determinante para que los comunistas volvamos a tomar la
vanguardia del movimiento obrero, a través de la interrelación
sistemática de nuestra teoría y práctica revolucionaria, única y
demoledora arma para la destrucción total del oportunismo y, por ende,
del capitalismo imperialista y su criminal clase dominante.
Los
señores Toxo y Méndez, representantes sindicales de la oligarquía
española, solicitan a su Gobierno y patronal, precisamente en un momento
histórico en que la voladura de los derechos más elementales de los
trabajadores se suceden diariamente, la “iniciación de un proceso de diálogo social y de concertación”, porque al parecer es lo más urgente que “necesita España para salir de la crisis”. Pero no contentos con arrogarse la milagrosa “solución”
de la crisis de la mano de sus únicos responsables, estableciendo como
marco resolutivo un cómodo despacho de la CEOE, rematan afirmando que es
necesario la “creación de un nuevo marco europeo, con un nuevo calendario para el cumplimiento de los objetivos de déficit que impone Bruselas”.
Como dijo Lenin, es absurdo luchar contra el imperialismo, si al mismo
tiempo no se lucha contra ese cáncer oportunista que intenta maniatar y
paralizar al movimiento obrero.
En
síntesis, esta carta de las dirigencias de CCOO y UGT que rezuma un
lenguaje tecnocrático propio del mismísimo BCE, nos dice a la “ciudadanía española”
(el oportunismo, por supuesto, ni habla de clases sociales y mucho
menos de relaciones de producción), que basta con solicitar y pactar
amablemente con la oligarquía estas “mágicas recetas”, para que
nuestra desdicha existencial toque a su fin. Eso sí, todo enmarcado
siempre en el mantenimiento de las relaciones de producción
capitalistas, la consagración de la propiedad privada sobre los medios
de producción, la compra-venta de la fuerza de trabajo y la integración
en las organizaciones imperialistas supranacionales (UE).
Estas
son las claves del acuerdo que las traicioneras cúpulas de CCOO y UGT
consideran que necesita el estado español – siguiendo a rajatabla la
consigna expresada por el Jefe del Estado puesto a dedo por Franco en su
discurso navideño de la necesidad de ‘grandes pactos’ que siempre
salvaguardan los intereses de la burguesía y condenan a las masas
trabajadoras a la miseria:
-Una “inversión productiva” de los monopolios en la base económica del régimen y un “cambio de modelo productivo”. En pleno dominio del capital financiero y en plena etapa imperialista, solicitan inversión en capital productivo “no rentable”, que obviamente iría en detrimento de la orgía de ganancias del capital financiero.
-“Más tiempo”
a la UE, pues consideran muy necesario que para pagar un déficit, que
el proletariado no ha generado (en más de un 80% deriva de grandes
empresas y la banca), se “marque un nuevo calendario” para “estabilizar”, precisamente, a los mayores expoliadores del Reino; la usurera banca privada.
-Mantener lo que ellos llaman el “Estado del bienestar”. Como si ese “Estado”
hubiera caído de una mesa negociadora y bastara con desearlo y pactarlo
para que éste se mantuviera solo. Para ellos, la contradicción
capital-trabajo no existe, mucho menos la aterradora lucha de clases. Al
fin y al cabo; ¿qué importa el objetivo? ¡el movimiento ( la
negociación) lo es todo! nos diría el padre del oportunismo revisionista
Bernstein, padre espiritual de CCOO y UGT.
-La
retirada de la Contrarreforma Laboral, pero para implementar el infame
II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, ya firmado por
ellos en enero de 2012. Es decir, parar un torpedo a la línea de
flotación de la clase obrera por estribor, para implementar otro a
babor, este ya “consensuado”. Cambiar todo para no cambiar nada; otra premisa fundamental del oportunismo.
-Un “sistema fiscal justo” para una “equitativa redistribución de la riqueza”.
Pedir tal cosa a la oligarquía financiera dominante – cuyas señas de
identidad son el parasitismo y el robo - bordea la ciencia ficción, sino
supiéramos que se están riendo de nosotros.
-La “recuperación de los mecanismos democráticos”, que resumen de una forma muy peculiar; bastaría con “recuperar el diálogo social”. Es decir, que si las traidoras cúpulas de UGT y CCOO “negocian”
con sus amos burgueses, sometiendo colectivamente al conjunto del
proletariado y clases populares a voluntad de los explotadores,
estaríamos ante un “Estado democrático”. De ahí los más de 30 años de “democracia”, actualización del modelo JONS de la “democracia” franquista.
Estos
incorregibles oportunistas no sólo le dicen a la clase trabajadora que
ellos, formando coro junto a Rajoy, Rosell y Botín, y bajo la muy
europea y estridente melodía del capital monopolista (IBEX-35), nos “sacarán”
de este barrizal de explotación, miseria y hambre, sino que además,
todo ello se hará bajo el gansterismo imperialista de la CE, el BCE y el
FMI (UE), que actuarán como hasta ahora, como disciplinados directores
de orquesta. Esta es su “salida social de la crisis”. Un recital
que seguiría generando abundantes beneficios a la oligarquía y
consolidando una verdadera tragedia para las masas laboriosas. El
oportunismo sabe perfectamente que este modo de producción (que no
“modelo productivo”), ya nada puede ofrecer a la clase trabajadora, de
ahí que se desviva por pedir a sus amos un “diálogo” que eternice
el engaño y la desmovilización de un movimiento obrero que anda a la
deriva, en parte a causa del accionar -larvado durante décadas- de estos
traidores al servicio del capital monopolista.
Ante
la metástasis imperialista que se extiende sin pausa por la base y
superestructura del régimen, el oportunismo insiste en ofrecer tiritas y
morfina, esta vez en forma de carta preñada de frases vacuas que sólo
pretende suavizar la brutalidad de una realidad que se le impone al
proletariado a golpe de EREs, ampliación del tiempo de trabajo,
reducciones salariales, temporalidad, salarios de miseria, paro,
desahucios, suicidios etc. El oportunismo, que ya certificó estas
medidas brutales en el perverso II Acuerdo para el Empleo y la
Negociación Colectiva (legalización de la esclavitud asalariada), en su
desesperada carrera hacia el abismo, quiere seguir haciendo ver a los
trabajadores que con sus “aportes negociadores”, algún día indeterminado se podrá volver a aquél fraudulento “capitalismo de rostro humano” dónde tan cómodos se encontraban ellos, mientras el pueblo trabajador cavaba su tumba en el cenagal del capital financiero.
Saben
bien que en el actual contexto imperialista, la oligarquía europea no
puede ya dar marcha atrás, y que la lucha de clases se agudizará
irremediablemente. Es por eso que lo único que piden a la criminal
Troika es “un nuevo calendario”, tiempo para seguir manteniendo
un statu quo insostenible, tiempo para seguir arañando días a su vil
existencia. Ante el panorama atroz que ofrece este podrido Reino del
capital, éstos oportunistas siguen proclamando su fe inquebrantable a un
modo de producción que consideran eterno e inmutable. Es el sucio papel
que la burguesía les encomendó, a cambio de recibir suculentas
inyecciones de capital para asegurar su existencia como caballo de Troya
de la oligarquía en el movimiento obrero. Cuando la oligarquía
financiera domina sin impedimentos los ámbitos económico, político e
ideológico, cuando el movimiento obrero y las clases populares se
arrastran golpeadas y humilladas ante la orfandad de una organización
que una sus luchas y eleve su conciencia de clase, no sorprende que el
oportunismo dominante entre las cúpulas sindicales insista
enfermizamente en pactar con los gestores de la dictadura burguesa. ¡Son
precisamente CCOO y UGT los que más han colaborado para que tal
situación haya podido establecerse a lo largo y ancho del Estado
español, por eso piden ansiosos y desesperados su mordida! Más aún
cuando detectan cómo el desprecio del pueblo trabajador hacia su
proceder se intensifica año tras año.
Decía Lenin, en “Nuestro programa”, que;
“Y
ahora preguntamos: ¿qué aportaron de nuevo a esta teoría aquellos
bulliciosos "renovadores", que tanto ruido han levantado en nuestros
días, agrupándose en torno al socialista alemán Bernstein? Absolutamente
nada: no impulsaron ni un paso la ciencia que nos legaron, con la
indicación de desarrollarla, Marx y Engels; no enseñaron al proletariado
ningún nuevo método de lucha; no hicieron más que replegarse,
recogiendo fragmentos de teorías atrasadas y predicando al proletariado,
en lugar de la doctrina de la lucha, la de las concesiones a los
enemigos más encarnizados del proletariado, a los gobiernos y partidos
burgueses, que no se cansan de inventar nuevos métodos de persecución
contra los socialistas. (…)”
Como
suele ocurrir con Lenin, no parecen palabras escritas en 1899, sino en
pleno 2012. Hoy contemplamos con claridad meridiana cómo oligarcas y
oportunistas sólo conforman dos caras de la misma moneda; la del
imperialismo dominante. Si los primeros pretenden enviar al proletariado
y clases populares al siglo XIX, sin anestesia y por la vía de los
hechos consumados (como estamos viendo día a día), los segundos sólo
aciertan a solicitar “negociación, pacto y algo de tiempo” para que tal majestuosa entrada en ese mismo siglo XIX, no sea tan “dolorosa”. No se oponen a los “recortes”, sólo piden una aplicación “diferente”, no se oponen a la “austeridad” sino que piden combinarla con el “crecimiento”,
no se oponen a las políticas criminales de la UE, sólo le piden más
tiempo para aplicarlas. Son enemigos declarados del proletariado y las
masas laboriosas, y así hay que tratarlos.
Las
contradicciones irresolubles del sistema capitalista, así como la nueva
configuración de los bloques imperialistas existentes, en franca
colisión con las potencias imperialistas emergentes, coadyuvan a que el
imperialismo clásico arremeta con dureza contra el conjunto de
trabajadores de los países occidentales. No hay ni puede haber vuelta
atrás, no hay ni puede haber conciliación o pacto con los enemigos del
pueblo, cuando la realidad que vivimos es la de una brutal guerra de
clases desencadenada en las usinas de la oligarquía europea, ansiosa por
retrasar su salida del gran teatro de la historia a base de legalizar
la esclavitud asalariada e incrementar sus guerras de rapiña.
Es
una necesidad histórica impostergable que el movimiento obrero se
muestre capaz de organizarse y fundirse bajo un mismo programa de
acción, capaz de poner los primeros ladrillos de la construcción de un
poder popular independiente y antagónico al que nos domina y explota,
capaz de desatar un amplio y masivo movimiento socio-político desde la
base económica de este sistema caduco. En definitiva, el movimiento
obrero debe caminar y caminará hacia las gloriosas banderas de la unidad
y la solidaridad de clase. Pero para todo ello, se hace imprescindible
purgar sin piedad a los elementos oportunistas infiltrados por la clase
dominante. Sólo así podremos levantar y consolidar el Frente Único del
Pueblo en todos los territorios del Estado, como férrea organización
opuesta radicalmente a este régimen criminal, poniendo los cimientos de
un nuevo poder democrático proletario. Organización y lucha, o espera
pasiva a que la barbarie capitalista cotidiana que ya recorre nuestros
centros de trabajo y barrios se intensifique día a día.
La
clase obrera debe tomar conciencia de que el único camino hacia su
emancipación discurre por un proceso revolucionario que halle su meta en
el establecimiento de la dictadura del proletariado, en la instauración
del único régimen decoroso para el conjunto de la humanidad: el
socialismo. Sólo entonces podremos hablar del inicio de la civilización
humana.
Y
para que tal objetivo pueda ser llevado a cabo es indispensable que el
Partido propague su política de masas, sin prisas pero sin pausas. Sólo
un poderoso Ejército proletario, organizado y consciente de sus tareas
históricas impostergables, dirigido audazmente por su vanguardia
proletaria, podrá derribar el aberrante estado actual de cosas.
El
oportunismo, en sus diferentes esferas, debe formar parte del pasado.
La carta a los reyes magos de las dirigencias de CCOO y UGT sólo pone de
manifiesto que estos secuaces de la oligarquía tienen la misma fecha de
caducidad que el senil modo de producción capitalista que defienden.
¡SIN TREGUA AL OPORTUNISMO!
¡POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO!
¡SOCIALISMO O BARBARIE!
Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español (PCOE)
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